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MEDIOS | 15-09-2016 11:56

La respuesta de un alumno del "profesor indignado"

Tras la viralización de un texto viejo que criticaba las actitudes de los alumnos del siglo XXI, Tomás Gaeta hizo llegar a NOTICIAS la réplica que escribió en su momento a quien fue su docente.

El martes 13 de septiembre fue publicada en un portal argentino una nota que mostraba la carta de Leonardo Haberkorn, un periodista y docente uruguayo que contaba por qué abandonaba la docencia supuestamente indignado con el accionar de sus alumnos, a quienes acusó de no leer al autor que al profesor le gusta, aburrirse con una película que a el profesor le apasiona, y "faltarle el respeto" al utilizar redes sociales y el celular. Lo insólito del hecho fue que la carta tenía más de un año, un dato al que no prestó atención nadie de los que estuvieron involucrados en la cadena de publicación.

Luego de que la página de NOTICIAS publicara una columna de opinión sobre el ejercicio docente, el periodismo y la actual forma de consumo de información, periodistas, docentes de distintas carreras y personas dedicadas a diferentes rubros dieron su visión particular de las cosas, a favor y en contra, como corresponde. El debate se dio en las redes sociales, también como corresponde para los tiempos que corren.

Entre los que criticaron a los alumnos, dijeron de todo: que eran irrespetuosos, que no tenían preparación, que eran burros y probablemente fueran zombies lobotomizados por el celular. Desde la otra orilla del Río de la Plata, finalmente, apareció uno de los afectados, un miembro de "la otra parte" de la misma noticia. Tomás Gaeta es uruguayo y fue parte de esa clase que "provocó" que el cuerpo docente de la universidad ORT perdiera a uno de sus miembros. Días después de que su profesor hiciera pública su catarsis –recordemos: en 2015– Gaeta publicó en su blog que, desde el título, plantea una contraposición a la visión de Haberkorn.

Aquí, la carta completa:

El Desinformante

Con los recientes episodios que tuvieron a Leonardo Haberkorn como protagonista, escribo esta nota con el único fin de informar y mostrar el punto de vista del otro protagonista que no tuvo la chance de poder expresarse: yo , estudiante.

Quiero dejar en claro lo mucho que disfruté el curso que nos dio. A propósito de eso , el curso se llama “Introducción al Periodismo”, y como lo dice el nombre, éste pretende introducir al estudiante del ciclo básico de comunicación en el apasionante mundo del periodismo. Es decir, el estudiante tiene que comprender lo básico de la redacción del género periodístico. ¿Éste fue un detalle que olvidó mencionar? No lo creo. Demás está decir que tuve buenas calificaciones y que incluso lo llegué a citar como un referente en otros trabajos para otras materias. Así que, como verán, no tengo ningún tipo de rencor hacia él por haber tergiversado los hechos que desacreditaron mi calidad de estudiante y la de mis compañeros.

Pero mostró lo que es con esa nota, solo que muchos no se dieron cuenta. Todos aquellos seguidores del periodista, que se lanzaron a opinar y a insultarnos, que escribieron largos comentarios en Facebook o en el blog, hicieron mal. ¿Por qué? Porque les faltan elementos.

Admito antes de que sigan leyendo que en las últimas clases no estuve cien por ciento concentrado. Aun así no me siento responsable por la drástica decisión del docente en renunciar. No soy ese estudiante desinteresado en su curso que está endemoniado por las redes sociales. Ni tampoco soy comparable al protagonista de La naranja mecánica como dice él. En lo absoluto.

En primer lugar, hay que ver qué concepto de cultura Haberkorn tiene, o mejor dicho, qué espera de un estudiante de segundo semestre de la licenciatura de comunicación.

Nos califica de “desinformados” por no haber leído a Mario Vargas Llosa. Si, la verdad es que solo leí parte del ensayo “La civilización del espectáculo” para un trabajo de redacción, pero no me considero un inculto por eso. Ni considero que la mayoría de mis compañeros sean incultos.

Leí a García Márquez, a Paco Espínola, a Hemingway, a Luis Sepúlveda y a muchos más. Pero no escribí este texto para presumir. Además, no soy ninguna excepción. Mis compañeros también leen. Ese “bache que los muchachos arrastran”, como se puede leer en su segunda nota de aclaración, no nos atañe en lo absoluto. Y si ese bache existe como tal, entonces creo que es su deber hacer lo que estaba haciendo (con éxito), motivándonos a conocer el periodismo y su importancia en una sociedad democrática como la nuestra.

En segundo lugar, la decisión que Haberkorn tomó no fue la de un docente responsable y renombrado, sino la de un profesor frustrado que no supo cómo manejar los problemas que todos los docentes de secundaria y de universidad tienen: el uso de los celulares dentro del salón de clase.

No, no leí a Vargas Llosa. Leí a García Márquez, a Paco Espínola,

a Hemingway, a Luis Sepúlveda y a muchos más”.

Él no planteó sus inquietudes a la Universidad para intentar solucionar el problema del que tanto habló en su blog. Anunció que iba a dejar el cargo y al día siguiente escribió su artículo.

Todos sabemos que Leonardo es un excelente periodista y un escritor con una gran trayectoria. Eso está claro y no se discute. Parece sin embargo que la sed por escribir algo novedoso en su blog y ser parte de la agenda mediática fue más grande que uno de los mayores principios del periodismo: poner a la fuente en su contexto. Por ejemplo: el caso de una compañera de clase que fue citada por Haberkorn por haber traído una noticia que afirmaba que los quioscos vendían diarios y revistas. En primer lugar, la noticia no decía eso : lo sé porque la leí. En segundo lugar, el docente no mencionó que esa tarea fue para la primera clase, instancia en la cual nunca explicó el método para redactar la noticia.

Perdón, pero no me creo eso que me dijo hace unos días : "no pensé que iba a salir en tantos lados". Alguien como él sabe lo que los medios quieren en su agenda y que casi nadie lee la segunda nota de aclaración que escribió. El daño ya está hecho.

Recuerdo varios debates interesante en clase. Lo más curioso es que cuando surgieron algunas dudas sobre temas de actualidad, tales como el conflicto en Siria, el docente se mostró gentil y nos subió materiales al grupo que tenemos en Facebook con el fin de informarnos y alimentar nuestro espíritu crítico. Pero a la hora de escribir en su blog, puso que nadie supo explicar el conflicto en Siria. Entendí luego que se refería a su otro grupo, lo cual me hizo enojar aun más. Es decir: el docente tomó los "peores casos" de cada clase para armar su texto.

El docente tomó los 'peores casos'

de cada clase para armar su texto”.

El curso de Introducción al periodismo me enseñó muchas cosas. Pero nunca pensé aprender tanto luego de que éste terminara. Comprendí que Haberkorn quiere lo mismo que todos los docentes quieren de nosotros: convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos y aspirar siempre a la excelencia. Quizás no encontró los medios para hacernos ver esto. Pero ahora lo comprendo. Capaz no entendió que la docencia, como todo, es un proceso, y como tal, exige paciencia y perseverancia de ambas partes.

El mismo profesor que nos incitó a rebelarnos contra lo injusto fue la misma persona que me llevó a escribir esto. Así que gracias, Leo.

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