2018 fue el año en el que el trap como género definitivamente se asentó en el país. No fue casual: el adiós definitivo de El Quinto Escalón (una competencia de freestyle que se hacía en Parque Rivadavia y de donde surgieron varias de las voces hoy famosas) fue la chispa inicial. Hubo más oyentes y también un mayor reconocimiento a los artistas. Entre todos los grupos y cantantes de esta época podemos mencionar a Modo Diablo, el primero en llenar un Luna Park y tocar internacionalmente.
¿Y qué era Modo Diablo? Digamos que una especie de monstruo de tres cabezas (mejor dicho: de tres corazones, tres cerebros y tres voces) integrado por Duki (Mauro Ezequiel Lombardo), Neo Pistea (Sebastian Chinellato) e Ysy A (Alejo Nahuel Acosta, fundador del Quinto Escalón). Tres artistas cuya amistad se forjó en gran medida puertas adentro de la casa de Antezana 247. También mucha música fue ideada o hasta directamente grabada en ese lugar. Ese domicilio no solo es una dirección. Es, también, el primer disco de estudio de Ysy A.
Este álbum supuso un antes y un después dentro del género. La intro del mismo, llamada Bienvenida, es un audio donde Alejo (Ysy A) dice que se acaban de mudar a una casa, un caserón, en Caballito. Antezana 247 sería entonces el hogar de Modo diablo por ocho meses, y muchas historias, anécdotas y canciones surgieron dentro de ella. Y, si los Beatles tuvieron un Abbey Road, el estudio donde empezó el trap argentino tuvo a este espacio.
Justamente por eso, cuando en marzo de este año el youtuber Boffe publicó en Twitter una captura de pantalla de una casa en venta en Mercado Libre y los fanáticos se dieron cuenta de que era Antezana 247, la Mansión del Trap, las redes se pusieron al rojo vivo. Para muchos, fue casi como ver a la casa de Charly García (la mítica esquina de Santa Fe y Bulnes) en peligro de extinción.
No me arrepiento de este amor (al trap)
Razones para ser así de famosa a la casa de Caballito le sobran. Hay demasiada historia y música en sus paredes, porque además de un polo creativo fue el lugar de muchas fiestas que organizaba el propio Modo Diablo para recaudar dinero. Esas celebraciones por lo general eran con invitación y duraban muchas horas, con ruidos tremendos hacían enojar a los vecinos. Ese fue un asunto tan recurrente que incluso en uno de los temas del álbum de Ysy A se alude a los vecinos y a la policía, quienes miraban y no podían creer las cosas que pasaban dentro de la casa.
¿Otro momento que inmortalizó a Antezana 247? La canción de Duki llamada Rockstar, que no sólo se hace referencia a la casa sino que el video que la acompaña fue grabado enteramente en ella. Para muchas personas, ésas fueron las primeras y hasta únicas imágenes que han visto del lugar en donde nació el trap nacional. Un solo dato: al día de hoy, la canción tiene 98 millones de visitas y en el pasado mes de junio, se sacó la segunda versión del tema, sin tomas dentro de la casa y con la colaboración del artista portorriqueño Jhay Cortez.
Definitivamente, la casa posee una mística y una historia que muchos fanáticos de estos artistas temen perder. Circuló incluso la versión de que la casa sería demolida, cosa que finalmente no ocurrió. Pero como el miedo permanece, a principios de años se creó una cuenta en IG llamada @antezana247_patrimonio cultural para hacer visible una demanda que no para de crecer: declarar a Antezana 247 patrimonio, con el objetivo de preservarla y hacer un espacio cultural. La cuenta tiene más de 7.200 seguidores y cada día son más los interesados en apoyar y aportar su granito de arena a la causa.
Generalmente cada quince días se hacen juntadas en la plaza Benito Nazar, al lado de la casa, donde hay música en vivo, batallas de freestyle y actividades similares unidas detrás del mismo objetivo.
A(trap)ados en las dudas
La Legislatura porteña, por su parte, no ha dicho nada al respecto del estado de la petición. Sin embargo, muchas son las propiedades que -desparramadas por toda la ciudad- han sido reconocidas y protegidas por haber sido el hogar de músicos, actrices, escritores o gente del espectáculo. Por ejemplo, la casona ubicada en Jean Jaures al 733, donde residió Carlos Gardel y hoy funciona como un museo que lo recuerda y homenajea. Sin ser museo pero sí lugar de peregrinación rockera, la casa de Charly Garcia en Coronel Diaz al 1903 está llena de pintadas y homenajes, al igual que la casa en la que vivió y murió Luca Prodan. Ninguna de estas ha sido reconocida como sitios de interés por la Ciudad y es precisamente por esto que el debate sobre lo que sucederá con Antezana sigue abierto. Incluso para sus dueños.
En efecto, Alejandro y su familia -actuales dueños de la mansión del trap y quienes vivieron en la casa toda la vida, hasta que decidieron alquilarla a Modo Diablo- siguen sin saber qué sucederá. El hombre ya dio varias entrevistas contando cómo es vivir en un lugar tan cargado de energía. Reconoció que apoya el movimiento que se ha creado y cree que la propiedad - que es realmente enorme- tranquilamente podría ser una radio o un centro cultural.
Mientras tanto, la casa sigue cerrada y a la espera. Muchos dicen que fue por los excesos de sustancias y por las peleas constantes con los vecinos y otros creen que ya su música había generado suficiente dinero para irse y vivir cada uno por su lado. Cualquiera sea la explicación real, lo cierto es que en Antezana 247 ya no viven Duki, Ysy A ni Neo Pistea. Pero algo de ellos quedó ahí para siempre. En sus paredes, en su atmósfera. Algo de la libertad de los inicios, cuando todo estaba por hacerse. Cuando faltaba la plata y sobraba el talento, los tres esperaban una oportunidad. Los fanáticos lo saben y todo lo que están haciendo tiene que ver con eso. Con resucitar un sueño del que también se sienten protagonistas.
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