El 9 de noviembre se cumplen 30 años del momento en que, una vez más, la historia contemporánea dio un vuelco.
El disparador fue si se quiere trivial: una conferencia de prensa en la que un funcionario debía dar un anuncio importante pero gradual. Importante porque la República Democrática de Alemania ponía fin a la prohibición de viajar sin trámite al otro lado de Berlín y gradual porque el decreto especificaba que la medida entraba en vigor más adelante.
El funcionario, que no había leído previamente el texto que estaba informando, fue sorprendido por la pregunta de un periodista: “¿Cuándo?”. Embatatado respondió: “¡Enseguida!”, lo que fue interpretado como la apertura inmediata de las barreras fronterizas que habían separado a Berlín desde 1961, año de la construcción del muro.
La noticia tuvo un impacto mundial extraordinario ya que Berlín y su Muro eran el símbolo de la Guerra Fría, es decir, del enfrentamiento ideológico y en todos los campos de dos potencias que pretendían alcanzar la hegemonía global: el capitalismo promovido desde Occidente con el liderazgo de Estados Unidos y el comunismo, representado por la Unión Soviética.
Desde entonces el orden internacional quedó drásticamente alterado. En 1991, con la caída de la URSS, EEUU quedó como la única potencia mundial y el modelo capitalista de libre mercado pareció imponerse en todo el planeta. No obstante, con la emergencia de China y la recuperación de Rusia está claro que la metamorfosis aún no ha terminado.
Periodista, autora de “Todo lo que necesitás saber sobre la Guerra Fría” (Paidós).
por Telma Luzzani
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