Hay algo de rock que no se le despega de la piel. Y no es por esa barba tupida que lo identifica, ni por la eterna gorra en su cabeza. Tampoco es el “total black” casi uniformado que lleva casi como cábala, ni por las All Star en sus pies, que ya son su marca registrada. Ni siquiera es ese LP de Spinetta que asegura escuchar día por medio. Tras la fachada de ese hombre extra temporal que aparenta reposado, casi con impronta de sumo sacerdote, irradia una mística de previa de recital. Hay algo de ese trance electrizante que se da cuando se está frente a leyendas, a seres estelares y a momentos únicos, esos que él logró capturar e inmortalizar para la eternidad gracias a su ojo agudo y a su lente exquisita. Sucede que, a lo largo de sus cuarenta años de carrera, la mirada de Gabriel Rocca transformó la memoria visual y afectiva de los argentinos, al retratar a los personajes más importantes de la cultura popular del país. Desde Charly García, Gustavo Cerati y Luis Alberto Spinetta hasta Diego Maradona, Moria Casán, Susana Giménez, Valeria Mazza y Ricardo Darín, la lista de íconos nacionales captados por su cámara es tan extensa como estelar y sus producciones tan creativas como únicas. Imágenes que forman parte del archivo sensorial de todos los argentinos. El destino lo convirtió en ese fotógrafo que con “esos momentos robados” a la intimidad y al recuerdo, fue parte de la resistencia cultural de los ’70, reinventó la forma de ver la moda en los ’90 y que cuando se apagaban las luces siempre estuvo comprometido con su entorno, como lo hizo cuando decidió inmortalizar a los personajes más destacados en el contexto de la pandemia de coronavirus. Nunca pensó en revolucionar nada, pero lo hizo, como lo demostró en sus muestras retrospectivas: Rocca en la Usina, Rocca & Roll y Rocca Box, donde encontró su lugar destacado en la historia del arte popular. Hoy, cuando sus tiempos y sus visiones son otras, pero con la misma pasión que lo desvela cuando el clic de su cámara resuena en su cabeza, Rocca puso en pausa los flashes y el brillo glam, para meterse de lleno junto a su hijo Salvador (29), director de filmación, en una nueva aventura fotográfica. Su nuevo legado inmemorial se llama “Hola Argentina”, un viaje sin escalas recorriendo los lugares más recónditos y buscando rescatar con su lente, el espíritu de las voces, quizás anónimas y los colores de nuestra tierra en una suerte de guía de ruta que sirve de inspiración para viajeros ávidos de los secretos que se guardan más allá de la escenografía espectacular. Nuevamente, como él dice, “la fotografía es como un instante que nos envuelve y nos transporta a ese mundo de los recuerdos y las emociones fuertes”.
Noticias: ¿Qué soñaba ser?
Gabriel Rocca: Me gustaba mucho la música. Tocaba el piano. Estuve dos años en el conservatorio, pero la fotografía me atrapó justo en ese momento.
Noticias: ¿Cómo se dio cuenta que podía crear a través de la fotografía?
Rocca: Eran momentos complejos de la historia argentina y la música era una forma de expresar todo lo que estaba pasando. En esa época había recitales donde había tribus de gente que se reunía e interpretaba a través del rock lo que pasaba en la sociedad. En 1979 fui al festival Prima Rock en Ezeiza con una cámara como espectador, y de puro caradura terminé arriba del escenario sacando fotos. Ese día debutó Virus y también estaban Nito Mestre y Spinetta. Para ser fotógrafo en recitales o en situaciones sociales tenés que ser muy arriesgado, porque es poner el cuerpo. Esas fotos, las lleve a la redacción de la única revista de rock que había y que yo leía, que era “Pelo”. A la semana me preguntaron si quería trabajar, y otra vez de puro caradura, acepté. Tenía 17 años, estudiaba en el conservatorio y trabajaba con mi viejo. Empecé con un vértigo absoluto porque yo era el único fotógrafo. Los músicos querían salir en la revista “Pelo”, tener su tapa, así que me adoptaron naturalmente.
Noticias: Y de repente comenzaron sus famosos retratos...
Rocca: Dejé de registrar lo que sucedía y empecé a hacerme retratista con los músicos dejándose llevar por mis ideas. Ahí surge la foto de Charly tomando la comunión, la de Prodan vestido de bebé, y muchas más. Fue mi diferencia cuando sentí que estaba maduro. Se podía crear con la fotografía. A la vez, sin quererlo logré hacer un registro visual único y cercano de ese momento de la música y de todos sus personajes.
Noticias: También fueron momentos muy especiales, el regreso a la democracia, Malvinas, ¿cómo los vivió detrás de la lente?
Rocca: Yo iba al Julio Argentino Roca, y la mitad de mi curso estaba en Malvinas. Era muy fuerte. El rock siempre fue muy comprometido con las causas, y entonces se hizo el Festival Solidario por Malvinas, que terminó siendo un robo porque nada de lo que se juntó les llegó a los soldados. El rock fue testigo de algo tremendo, porque la dictadura lo tenía en la mira. Por eso yo les doy tanto valor a los músicos de rock, que con la poesía de sus letras contaban la realidad de lo que estaba pasando. El relato del rock, aparte de lo musical, es un relato social muy fuerte.
Noticias: Y de golpe apareció la moda
Rocca: Y de golpe llegó Luis Miguel ... ¡y el rock se fue! (risas) Yo tenía 22 años cuando me quedé viviendo en Brasil después de Rock in Rio, y cuando empecé a ver las primeras revistas de moda me volaron la cabeza.
Noticias: Hoy su mirada es un viaje por la Argentina
Rocca: Hace mucho tiempo que recorro el país haciendo campañas y series de televisión, y no paro de maravillarme con lo que veo. Por eso siempre estaba en mi cabeza la idea de hacer algo para el turismo. No quería hacer una guía dura y básica, sino entrar desde el sentimiento, desde la experiencia, del conocer a las personas más allá de los lugares. Era un emprendimiento ambicioso de encarar en soledad, y con la gente de Fehgra (Federación hotelera y gastronómica argentina) encontré el socio perfecto, porque me ofrecía todos los lugares que quería mostrar.
Noticias: Hace un tiempo tuvo un problema en la vista muy complicado.
Rocca: Año 2013 en Nueva York, estaba con mi hijo Santo (25), que ahora es actor, viendo “Rock of Ages”. En plena obra, de repente se me cayó la cortina. Un desprendimiento de retina en mi “ojo bueno”, con el que saco fotos. No vi más. Valeria Mazza y Carla Rodríguez me conectaron con un oftalmólogo argentino Fabio Bartucci que me dijo que tenía que volver a Buenos Aires. Viajé acostado por la presión y acá me esperaba una ambulancia en Ezeiza. Me operaron. Veía sombras y mientras entrenaba mi ojo sano y le preguntaba a la gente si las fotos que hacía estaban fuera de foco. Fueron tres años de sombras.
Noticias: ¿Se había imaginado una vida lejos de la cámara?
Rocca: No tenía miedo, porque soy bastante valiente frente a la adversidad, pero no quería quedarme ciego. No me gustaba nada esa situación cuando toda mi vida fue tan visual. Así que empecé a bajar un cambio, a “ver” la vida de otra manera. Justo conocí a Gaby Piccoli que es terapeuta cuántica y me empezó a tratar. Desde hace diez años que es mi pareja y con ella aprendí que había otras energías más sanas. También me distancié de mucha gente que era nociva. En los ochenta, había como decía Charly, demasiado ego. Nadaba en una pecera con muchos tiburones. Por eso busqué alejarme de esas luces.
Noticias: Hablando de anónimos, usted hizo un programa que se llamó “Fantasías” que era con gente común que se desnudaban frente a su lente, ¿cómo lo consiguió?
Rocca: Tengo una anécdota sobre este tema con Graciela Borges, que para mí es una de las mujeres más bellas de la Argentina. En los ochenta le hice una fotografía desnuda con unas joyas para la revista Metrópoli. Al principio costó un poco, pero después quedó divina. En el tiempo me tocó hacer otras campañas con ella, y siempre me decía: “Me voy desnudando…” ¡y no hacía falta porque era una campaña de anteojos! El cuerpo humano es una maravilla, y la belleza bien interpretada va más allá de ese cuerpo. Cuando uno tiene conciencia de esa belleza que posee, la ropa es sólo una máscara. En “Fantasías” lo que se veía a través de ese cuerpo fotografiado era la belleza interior.
Noticias: Hablando de este desnudar el interior, en muchas culturas ancestrales está este temor a las fotos, porque existe la idea que les “roba el alma”.
Rocca: Soy un retratista, y mi meta es llegar al alma a través de los ojos. A la gente le gusta mucho la intensidad del retrato, la proximidad de la mirada. En ese sentido, le doy la razón a esa leyenda que se les atribuye a los pueblos originarios, que decía que las fotos robaban el alma. Pero creo que no le quitas el alma, sino que se la pedís prestada por un rato. La foto va más allá de lo pictórico. Registra una vivencia, un sentimiento. Es tu vida en ese instante. El sentimiento que sale más allá de esa imagen. La fotografía es tomar prestada el alma para la eternidad.
Noticias: Con la emoción que emana de esas viejas fotos, ¿cómo le cuadra el cambio y el ritual de esa foto en papel a la era digital de la foto rápida y filtrada del celular?
Rocca: Justo estoy haciendo una serie que se trata de una caja que contiene diez fotos copiadas en papel fotográfico. La persona que abre la caja y toma las fotos, no puede no emocionarse. Porque hay algo con lo táctil del papel, con el olor y la visión de esa foto que es irremplazable. Hoy la foto la tenes en tu celular y no la ves nunca. El papel es único. Esas fotos en papel permanecen siempre. Quiero fotografiar mi Argentina, inmortalizar sus rincones, su gente y que dure para siempre.
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