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POLíTICA | 28-10-2020 14:22

Peleas en el Gobierno tras el fracaso de la “marcha virtual” del 17 de octubre

Héctor Daer vs. Hugo Moyano. La crisis terminal de la CGT y la preocupación por el faltazo de Cristina Kirchner.

Lo que ocurrió luego del 17 de octubre de 1945 con la que entonces era la “guardia sindical” es una historia que los peronistas, y en especial los gremialistas, prefieren no recordar tanto. Es que Cipriano Reyes y Luis Gay, los sindicalistas que armaron el Partido Laborista con el cual Perón llegó al poder, cayeron rápidamente en desgracia luego de que el General alcanzó la presidencia y los marginó del movimiento. 75 años después los popes del movimiento obrero vuelven a estar en la cuerda floja, aunque Alberto Fernández no es Perón y esta vez parecería que ellos solos se están cavando su propio pozo. A ninguno de los que participó en el acto en la CGT se le escapa: este último sábado 17 no sólo se cayó una página web.

Dominó

El colapso del sitio virtual “75octubres”, que había sido anunciado con toda la pompa por la CGT y una parte del oficialismo, estuvo al borde de convertirse en un papelón para la historia. Hay que hacer el ejercicio de ponerse en el lugar de, por ejemplo, Máximo Kirchner o “Wado” de Pedro: en plena crisis económica y sanitaria, el jefe del bloque de Diputados y el ministro de Interior se habían hecho un tiempo en las últimas dos semanas para monitorear tres reuniones de la mesa de trabajo que organizaba la página y que supervisaba Javier Grosman, uno de los cerebros culturales del kirchnerismo.

Pero el sitio no llegó a estar ni un solo minuto en funciones. No solo podría haberse convertido en un blooper nacional, sino que también podría haber escalado hasta hacer rodar -en términos políticos- alguna cabeza. Y ahí el principal apuntado es Héctor Daer, el histórico amigo de Alberto que hoy conduce una CGT fracturada. El líder de Sanidad apostaba al acto virtual para relanzar su figura, que venía siendo cuestionada por el kirchnerismo -Máximo le había dedicado un duro discurso en Diputados-, y por sectores del sindicalismo, como el ala K que comanda Hugo Yasky o los gremios ligados a Camioneros. Tras el traspié, Daer quedó en la cuerda floja, e incluso el otro cosecretario general de la CGT, Carlos Acuña, que en los papeles responde a Luis Barrionuevo, se mostró en otro acto, el que organizaron Guillermo Moreno y Eduardo Duhalde. Como si fuera poco, luego del blooper virtual hizo trascender su enojo con Daer por haber dejado parte de la organización del evento a La Cámpora, sector históricamente recelado por el sindicalismo tradicional.

Porque conoce todos estos entretelones es que Moyano festejó el “Día de la Lealtad” a todo trapo. A pesar de que está por cumplir 77 años y casi toda la cuarentena la pasó aislado junto a su mujer, el camionero mantiene el olfato intacto. Y se sabe el gran ganador de la jornada del 17, aunque sus detractores -el sindicalismo que se le resiste y una parte del oficialismo que intentó evitar la marcha por razones sanitarias- asegure que la “verdadera movilización” fue la que arrancó luego del acto de Fernández en la CGT. “¿Viste? Le salvamos las papas a todo el Gobierno”, festejaba uno de los cerebros de la movilización que encabezó Camioneros y que había recibido, antes del sábado, algunas críticas. Pero el gremialista tiene para la política el mismo apetito que un experimentado delantero frente el arco rival: luego de convertir este gol, el sindicalista va por otro objetivo, que es recuperar el control de la Central Obrera. Para ese plan Moyano quiere terminar de darle forma a una dinastía e impulsar a su hijo Pablo. Hasta entrado el año 2021, sin embargo, tiene mandato Daer. Ya vendrán nuevos rounds.

Patria Grande, festejo grande

El camionero no fue el único que anduvo con un fin de semana movido. Luego de un 17 de octubre que él mismo sintió como un espaldarazo que necesitaba, el domingo fue un día mezclado de emociones para el Presidente. Toda la jornada estuvo siguiendo desde su celular, desde la Quinta de Olivos, los boca de urna sobre las elecciones en Bolivia que le hacían llegar sus colaboradores.

Para Alberto lo que se jugaba ahí no era solo el futuro de un país vecino -que es importante para Argentina a nivel comercial en sectores como el gas-, sino que era una apuesta casi personal: el mandatario había tenido largas discusiones con gente de su riñón que le desaconsejaban darle asilo a Evo Morales, cuando Argentina estaba por entrar en la recta final del acuerdo con los acreedores y ya se empezaba a asomar el fantasma del FMI, y temían que el exilio en Argentina del ex presidente pudiera caer mal en el Norte. La victoria del MAS fue también un triunfo para Alberto, que luego recibió a Morales en Olivos para una cena junto a Eduardo Valdés y Yasky. El Presidente, que sueña en un futuro lejano ser una figura de consulta latinoamericana, incluso se entusiasmó con que en Ecuador y Chile, que tienen elecciones presidenciales el año que viene, se repitan victorias de los partidos “progresistas” y alineados con el Frente de Todos. Podría reeditar así -en lo que es un viejo sueño de Fernández- un continente con gobiernos en sintonía, como el que le tocó a Néstor Kirchner cuando fue presidente.

Sin embargo, hubo algo que enturbió lo que podría haber sido una semana redonda para Alberto: la inesperada ausencia de CFK en el acto del 17. Fue llamativo, porque el propio Presidente le había pedido directamente que vaya, algo que también había hecho Daer, y que muchos esperaban para dar una necesitada señal de unidad. Las explicaciones del faltazo varían según a quién se le pregunte: había sido un mal día para Florencia K y la madre fue a acompañarla, a la vicepresidenta no le gustó jamás el mundo del PJ y la CGT (cuya sede no pisa desde 2008), o que sencillamente no le apeteció. Como se notó en el único comentario que hizo ella sobre el aniversario -una foto de Néstor-: la lealtad para Cristina empieza por la lealtad hacia ella y su marido.

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Juan Luis González

Juan Luis González

Periodista de política.

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