Viene una vez por mes a Buenos Aires, se aloja en un hotel del centro porteño y sale a caminar como uno más. Difícil advertir que ese hombre diminuto que mide 1,60 y tiene 59 años es dueño de una fortuna de miles de millones de dólares que se expande a lo largo de todo el planeta. El magnate mexicano David Martínez Guzmán cultiva el misterio como pocos: no le gustan las fotos ni las noticias que lo tienen como protagonista y sólo se reúne con personas influyentes.
Famoso por haber participado en la reestructuración de deudas de empresas y gobiernos en países emergentes o del tercer mundo, Martínez reparte su tiempo entre Nueva York, Londres y México. En ningún lado se deja ver: medios de su país, Estados Unidos y España coinciden en definirlo desde hace más de una década como un “inversor fantasma”, rodeado de enigmas.
Con el cuádruple play en el horizonte, Martínez se convirtió el mes pasado en el empresario de telecomunicaciones más grande de la Argentina macrista. Se quedó con Telecom Argentina por menos de mil millones de dólares –una cifra que los especialistas en medios consideran por lo menos exigua- y mantuvo al mismo tiempo el 40 % de las acciones de Cablevisión S.A., el rentable emprendimiento que comparte con el Grupo Clarín.
Doble agente. En enero último, días después de la asunción de Mauricio Macri como presidente, Martínez voló a Buenos Aires para reunirse con el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner.
Se habían conocido unos meses antes, durante la campaña electoral de 2015, cuando el creador de Fintech Advisory protagonizó un raid en el que se encontró, uno por uno, con los tres candidatos que tenían alguna chance de ganar las elecciones, Macri, Daniel Scioli y Sergio Massa. Con un trato cordial, Martínez le pidió lo mismo a los tres: la aprobación de la oferta que su grupo inversor había hecho en 2013 para quedarse con la mayor parte del paquete accionario de Telecom Argentina: U$S 960 millones por el 68 % de las acciones de Sofora, propietaria del 100 % de las acciones de Nortel Inversora, la dueña del 54 % de la empresa líder de telefonía de Argentina.
El triunfo de Macri en los comicios gatilló la segunda reunión a solas con el empresario que es socio de Clarín en Cablevisión. Martínez le dijo al presidente algo que repite en público y en privado (“Argentina es hoy el país más atractivo de la región para invertir”) y se fue tranquilo: consiguió en dos encuentros lo que no había logrado en los dos años y medio anteriores con el gobierno de Cristina Kirchner. El 3 de marzo pasado, el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) rubricó la aprobación de la compra de Telecom sin obligarlo a desprenderse de sus acciones en Cablevisión.
Pese a que el multimillonario nacido en Monterrey se había diferenciado en los últimos 5 años de la estrategia intransigente del holding que lidera Héctor Magnetto, debió aguardar a la caída del kirchnerismo para obtener la firma que necesitaba.
¿Por qué? Hombres que conocen bien a Martínez esgrimen dos razones distintas pero convergentes: 1) el kirchnerismo aprobó muy pocas operaciones de compra venta de empresas; 2) el kirchnerismo no iba a darle el negocio más preciado al socio de su –principal- enemigo mediático.
Ahora que se terminó un ciclo de 12 años, el dueño de Fintech dice haberse reunido sólo dos veces con Néstor Kirchner. Entre los empresarios ligados al gobierno que se fue lo definían con dos palabras letales para sus aspiraciones: “doble agente”.
Camas separadas. El mismo día que se aprobó la operación por Telecom, el ente que creó Cambiemos para sepultar al AFSCA de los tiempos kirchneristas convalidó la compra del 100 % de Nextel por Clarín en U$S 178 millones. Con esas dos decisiones, el Estado formalizó la divisoria de bienes en el matrimonio de Martínez y Magnetto: comenzaron a competir en el mercado de Internet y a caminar por vías separadas hacia el cuádruple play, la convergencia de la TV por cable, Internet por banda ancha y telefonía fija y móvil. Heredero de una familia acaudalada de Monterrey, de Martínez se sabe que inició su formación en la ultraconservadora congregación de los Legionarios de Cristo y desembarcó temprano en Citigroup después de haber cursado un máster en Harvard. Definido como un águila para los negocios, no es posible descartar, de ninguna manera, que su grupo inversor y Clarín se asocien en 2018, cuando lo autoriza el decreto desregulador N 267 que firmó Macri a fines de 2015. El DNU del presidente dice en su artículo 10 que los concesionaros del servicio básico telefónico –Telecom y Telefónica- no pueden prestar servicios de TV por cable como mínimo hasta 2018. Sin embargo, tampoco está claro que, llegado ese momento, los dos gigantes de su rubro reconcilien sus estrategias de negocios.
Martínez y Magnetto se respetan y tienen un trato cordial, pero están lejos de concederle al otro su “confianza”, esa palabra que Macri considera la clave del país que viene. Martínez y el CEO de Clarín se reúnen 3 o 4 veces por año, por lo general en Buenos Aires. Sin embargo, los pasos que dan son los de un matrimonio por conveniencia que duerme en camas separadas. La última vez que se vieron fue en el mismo mes de enero en el que Martínez se estacionó en Capital Federal más de la cuenta.
Mientras Magnetto se enfrascaba por Telecom en la disputa más dura que le haya tocado con el matrimonio Kirchner, Martínez ya hacía cálculos. Al lado del mexicano, admiten que tenían en la mira a la compañía por lo menos desde 2005, el año bisagra en el que la compañía salió de su default, el mayor del sector privado. Un año después, Fintech se asoció con Clarín en Cablevisión. El final de la película está a la vista. Con su estrategia de no confrontación y sus movimientos sigilosos, Martínez le robó a Magnetto la chica que más le gustaba. Si actúan de común acuerdo y se trata de un plan maquiavélico para quedarse con todo, habrá que verlo. Hoy no parece.
Fintech comenzó a diferenciarse de Clarín durante la pelea la ley de medios audiovisuales, cuando presentó en el fallido 7 D de 2012 un plan de adecuación sin consultar al comando de la calle Tacuarí. Un año después, sorprendió con su jugada más ambiciosa y presentó su oferta por Telecom. ¿Era un nuevo intento del Grupo por quedarse con la compañía o una traición de Martínez?. “Clarín no podía comprar la empresa por cuestiones políticas y por cuestiones legales”, afirma un hombre que conoce al detalle los planes del magnate mexicano para la Argentina.
En setiembre de 2015, un mes antes de las elecciones presidenciales, Clarín respondió a la jugada de Martínez con un movimiento que incrementó la tensión entre los socios como nunca antes. Decidió adquirir Nextel, la cuarta operadora de telefonía móvil del país, con una participación del 3 % y 2 millones de clientes en el mercado. Según Fintech, el Grupo cerró la operación por su cuenta y la impuso de manera sorpresiva en la reunión de directorio de Cablevisión. Martínez -que estaba en Buenos Aires en esos días- se enfureció con su socio. El correlato fue el voto de los 4 directores de Fintech en Cablevisión que se opusieron a la compra de Nextel con un diagnóstico letal: “es una empresa con tecnología obsoleta, sin espectro y que todos los días pierde clientes”. El rechazo del “inversor fantasma” no se debía sólo a que Clarín pagó la compra de Nextel con dividendos de la compañía –y lo obligó a contribuir a desgano- sino a que puso en riesgo la aprobación de la compra de Telecom por parte de Fintech. Si la legislación vigente entonces impedía la adquisición de una compañía telefónica por parte de un cableoperador, todavía más la compra de dos empresas. “Sabíamos que eso iba a ser ruido en el regulador”, dejaron trascender desde Fintech. La extinta ATFIC rechazó las dos operaciones pero el macrismo la aprobó en tiempo récord.
Dos años de transición. Martínez designó como presidente de Telecom a Mariano Ibáñez, ex CEO de Cablevisión. Contra lo que podría suponerse, se trata de un ejecutivo que poco tiene que ver con Clarín. Fue el gerente general de Cablevisión hasta que el Grupo tomó el control de la compañía y lo reemplazó por Carlos Moltini. Desde entonces, pasó a ser un director más, pero en representación de Fintech. Martínez lo envió al DF para que se haga cargo de la conducción de la mexicana Cablecom y lo repatrió ahora. Ibáñez estuvo esta semana en la reunión de Macri con los empresarios más importantes de la Argentina en la residencia de Olivos. Es uno de los dos hombres claves de Fintech en Argentina junto con el ex JP Morgan Sebastián Sánchez Sarmiento. Martínez promete invertir 35 mil millones de pesos en los próximos años. “El objetivo es la construcción de una red fija para distribuir conectividad y contenidos. Ahorita Telecom no puede proporcionar video, pero va a poder más adelante y es el sector que en la industria de telecomunicaciones va a tener más rentabilidad. Estamos trabajando para hacer una plataforma a para ofrecer video on demand”, le dijo Martínez a Ariel Cohen en el Diario Perfil.
Fintech y Clarín competirán hasta 2018 en Internet (Fibertel vs Arnet) y en telefonía móvil (Nextel vs Personal). Recién entonces, se sabrá si son capaces de recrear su matrimonio. En un artículo sobre el tema, el investigador en política de medios Gustavo Fontanals apuntó un dato no menor: “una evenual fusión convertiría a Clarín en socio minoritario”. Sería un escenario inédito, probablemente beneficioso para todos si existiera la palabra clave de la que habla el presidente: “confianza”.
por Diego Genoud
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