Friday 29 de March, 2024

POLíTICA | 22-10-2017 13:06

Muerte y resurrección de la democracia

Una vez más, los argentinos llegamos a las urnas sin un objetivo concreto y definido: vamos más a opinar que a elegir.

Ya en las PASO se había dado el fenómeno de que votar era más bien participar de una millonaria encuesta estatal sobre la vigencia política de Cristina Kirchner, aunque formalmente se tratara de unas primarias legislativas por distrito en todo el país, no sólo bonaerense.

Es cierto que institucionalmente está en juego una nueva composición parlamentaria, y el futuro equilibrio de poder en provincias y municipios. Sin embargo, al igual que en las PASO, aunque por factores diversos, nos encontramos otra vez ante un comicio que no dejará instrucciones precisas de administración a nuestros representantes, como se supone que debería ser el sistema democrático. Otra vez nos olvidamos de las plataformas de campaña, de la lista de proyectos puntuales que los legisladores deberían poner en marcha al asumir sus (¿nuestras?) bancas.

Solo quedará la sensación numérica de una encuesta que ahora incluye -además de la supervivencia o no de la ex Presidenta-, la postura de los ciudadanos ante el trágico desenlace del caso de la desaparición de Santiago Maldonado.

Aparentemente empoderados por las redes sociales y por el rating minuto a minuto, los votantes del siglo XXI son una máquina de dar pareceres en los temas “calientes” de la agenda político-mediática. Las cuestiones de la gestión estratégica del Estado, los temas de largo plazo, quedaron en el pasado, como un residuo vintage de la vieja era de los partidos políticos, esa especie en vía rápida de extinción.

Queda por ver si tanta opinión al alcance de un click no termina volviendo rápidamente obsoleto el ritual de las urnas. Y en eso tienen tanta responsabilidad los que están de un lado y del otro de la grieta, sin olvidar la complicidad impotente de los que se ponen en el incierto medio.

Ya es hora de preguntarse si la nueva democracia de figurones no es tan ineficaz como la que está en crisis, la de partidos. ¿Cuál será la democracia del nuevo siglo, que recupere el sentido auténtico del “mandato popular”? Comencemos a responderlo hoy, sin prisa pero sin pausa ni distracciones.

por Silvio Santamarina*

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