A principios de mayo, Felipe Solá removió al embajador argentino en Italia, Tomás Ferrari, que había sido designado por Mauricio Macri a comienzos de 2016. Ferrari siguió en funciones hasta fines de mayo, trabajando en la repatriación de los argentinos.
Desde entonces Felipe Solá mantiene vacante una embajada que es importante para la Argentina por los vínculos históricos y económicos con ese país. Y políticamente por la sintonía que Alberto Fernández tiene con el premier Giuseppe Conte.
El canciller argentino sí definió -a fines de abril- a la embajadora frente al Vaticano, donde el presidente se inclinó por María Fernanda Silva, que ya había sido la segunda de la embajada en el Vaticano cuando la conducía Eduardo Valdés, durante la presidencia de Cristina Kirchner.
Las versiones indicaban Roma sería el destino para el ex vicegobernador de Daniel Scioli, y ex director de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), Gabriel Mariotto. Pero desde el Gobierno rápidamente salieron a negarlo
Finalmente ese lugar será ocupado por quien fuera candidato de Cristina Kirchner para reemplazar a Eugenio Raúl Zaffaroni en la Corte Suprema, Roberto Carlés. Discípulo del mismo Zaffaroni, y cercano al Papa Francisco, anunció en junio que se ponía al frente de la Fundación Laudato si', inspirada en la encíclica publicada por Bergoglio en 2015.
Carlés trabaja desde hace varios años con el pontífice en cuestiones vinculadas a los derechos humanos, y es Secretario de la Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología. Detractor de Sergio Berni e impulsor de la reforma de la Justicia, es un activo tuitero, no siempre diplomático.
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