Las malas noticias para Provincias Unidas comenzaron a llegar la semana previa a la elección. Las encuestas, que durante un tiempo les marcaban a los gobernadores que en sus territorios podían llegar a terciar entre La Libertad Avanza y Fuerza Patria, empezaron a mostrarles que, otra vez, no había lugar para una tercera vía.
“El famoso voto útil”, explicaron los asesores. “El voto miedo”, lo rebautizaron los gobernadores. El elector que, por temor a quedar afuera de la polarización o para evitar un lunes negro en la economía, cambió de opinión en los últimos días.
El resultado fue contundente: Provincias Unidas perdió en cinco de las seis provincias fundantes. Sólo Gustavo Valdés pudo darle un triunfo en Corrientes. La coalición apenas cosechó el 6,95% de los votos a nivel nacional. Y lejos de los 20 legisladores que creían iban a poner, consiguieron 7 bancas de Diputados y 1 del Senado. No fue un debut auspicioso, aunque igual se consolidaron como tercera fuerza y como árbitros de la grieta entre el peronismo y Milei.
Reflexiones.
La semana siguiente a la elección, los gobernadores se dedicaron a analizar por qué no habían logrado el objetivo inicial. “Uno podía prever la ola, pero no este tsunami”, le dice uno de los armadores del espacio a NOTICIAS. Nadie leyó la fantástica performance electoral del oficialismo nacional.
Hubo autocrítica. Se reprocharon las falencias a la hora de ejecutar la estrategia que habían diseñado: la falta de tiempo para instalar la marca (poco más de dos meses); la inversión (veinte veces menor a lo que necesitaban, según los armadores); y la falta de una conducción centralizada. “Nada de eso pasó. Se cumplieron los objetivos a medias. No anduvo el armado tipo cooperativa”, dice uno de los papers que circuló entre los gobernadores. El trabajo concluye: “Una marca nueva requiere más tiempo y más recursos”.
Por lo bajo, empezaron los señalamientos. Uno de los apuntados fue Florencio Randazzo, que en Buenos Aires cosechó apenas 2,44% de los votos. Quedó atrás de los libertarios y el peronismo, pero también de la izquierda y de Propuesta Federal. Quinto.
En las elecciones bonarenses de septiembre, Somos, el partido de Randazzo, había obtenido el doble de votos. Un 5,25% del padrón. Si el ex ministro retenía ese porcentaje del electorado, Provincias Unidas hubiese alcanzado al menos uno de sus objetivos: llegar a los dos dígitos (los 10 puntos) a nivel nacional. “Lo de Buenos Aires fue malo: casi no hubo campaña”, protestó uno de los fundadores.
Horizonte. Con el correr de los días, los gobernadores fueron dejando atrás la autocrítica y envalentonándose con lo que pueda venir. “Dimos el primer paso. Y fuimos la tercera fuerza nacional”, arengó uno. Y completó: “Vamos a ser clave en el Congreso. Al Gobierno no le sirve ser la primera minoría. Necesita mayoría simple”.
Todavía confían en que se sumarán al espacio algunos gobernadores que jugaron su propia carta en la elección para asegurar el resultado. Creen que con el paso del tiempo, y las alianzas que puedan realizar en el Congreso, van a llegar a un piso de veinte legisladores propios. “Provincias Unidas va a ser el fiel de la balanza”, se entusiasman.
El miércoles 29, los seis gobernadores se reencontraron en un Zoom para decidir si irían a la reunión convocada por Javier Milei para el jueves 30 y coordinar una estrategia unificada. Ahora como bloque, buscarán no volver a sentirse usados como les sucedió en el Pacto de Mayo.
Tener que participar del encuentro con el Presidente no les resultaba cómodo tras la aplastante derrota electoral, pero no tuvieron margen para tomar otra decisión: “Venimos reclamando diálogo, sería contradictorio no ir”, señalaron.
Lejos del debut esperado, los gobernadores de Provincias Unidas tendrán que hacer un esfuerzo para que la coalición no se diluya. Aseguran que el objetivo de poner un presidenciable competitivo en 2027 sigue intacto. El interrogante es el mismo: si hay lugar para una tercera vía. Por ahora, las experiencias electorales parecen indicarles que no.
Guillermo Seita, el cerebro que empuja a Provincias Unidas
Guillermo Seita lo intentó otra vez. Obsesionado con la creación de una tercera vía que escape a la polarización del momento, el experimentado consultor trabajó durante los últimos dos meses con los gobernadores de Provincias Unidas. El resultado, otra vez, no fue el esperado: según sus cálculos, conseguirían 10 por de los votos y veinte legisladores. Pero cosecharon el 6,95% y sólo siete diputados y un senador. Pero el asesor político sigue confiado en que la coalición federal va a tomar fuerza en el Congreso. “Va a llevar tiempo imponer la marca”, sostiene. El objetivo es a largo plazo: cree que logrará imponer un candidato competitivo a presidente en 2027.














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