En la etapa final del juicio por la ruta del dinero K, por primera vez los objetivos de Lázaro Báez y de su ex mujer, Norma Calismonte, se alinearon: es que la gran preocupación ahora es su hijo Martín, el único de los 26 imputados de la causa que quedó tras las rejas.
Por ese motivo, la familia entró en una tregua. Un pacto silencioso de no agresión, al menos hasta que termine el juicio, para que “no se mezclen las cosas”, según argumentan sus abogados para explicar por qué nadie emite opinión. No quieren que el combate por repartirse el jugoso botín del empresario K desenfoque la atención del joven Báez que quedó detenido en Ezeiza, en el mismo pabellón donde su papá pasó cuatro años y medio.
Pero no todo es paz. Ante la imposibilidad de discutir con Lázaro, su ex mujer le apuntó a la actual pareja del dueño de Austral Construcciones. Y mientras tanto, los abogados de ambas partes se miden para no quedar en desventaja ante el objetivo final de agarrar una buena porción de la torta que quedó por fuera del embargo judicial.
La familia Báez entró en proceso de Guerra Fría. La tensión está latente, aunque la tristeza por la actualidad de su hijo Martín los haya ubicado momentáneamente en la misma vereda. Y sentados en un polvorín, esperan la sentencia del juicio.
La tregua. Lázaro llevaba minutos afuera de la cárcel de Ezeiza cuando su otro hijo, Leandro, le dio la advertencia por televisión: “Estoy contento de que hayan liberado a mi papá. Espero que ahora pueda ver la realidad de lo que estamos viviendo y tenga tiempo de sentarse con los abogados para lograr lo mismo con mi hermano Martín”, lo sentenció a través de una entrevista telefónica con TN.
Las batallas por los bienes del clan Báez dejó a Lázaro y Martín en un rincón y a Norma junto a sus otros tres hijos (Luciana, Melina y Leandro) en el otro. Por eso, la advertencia del hijo varón menor a su padre por tevé era todo un mensaje: no habrá agresiones, si los abogados del empresario se ponen a trabajar en la liberación del único detenido de la ruta del dinero K.
Para colmo, a diferencia de sus hermanos, las acusaciones que pesan sobre Martín no son menores: la fiscalía y las querellas de la Oficina Anticorrupción, la Unidad de Información Financiera y la AFIP pidieron condenas de entre 8 y 9 años de prisión.
Norma Calismonte prometió postergar una demanda que ya tienen escrita hasta después de la condena, hecho que podría llegar entre noviembre y diciembre. Fue parte de su ofrenda de paz para no distraer a los abogados de Lázaro y que el único objetivo sea Martín.
La ex esposa le reclamará al entorno de Báez que explique qué están haciendo con los bienes que quedaron por fuera del millonario embargo judicial que pesa sobre el ex empresario K. Según una investigación que hizo principalmente su hijo Leandro, está convencida de que administran estaciones de servicios y propiedades en la Patagonia, en Buenos Aires y en otras seis jurisdicciones. Quieren saber por qué no reciben nada de los millones que mes a mes se siguen recaudando alrededor del dueño de Austral.
A pesar de que están separados desde 2015, Lázaro y Norma nunca avanzaron en la división de bienes. Con más de 1400 propiedades embargadas, al otrora poderoso empresario no le queda más que esperar las sentencias judiciales para saber qué podrá retener de su capital. Por eso Calismonte no se adelantó: esperará que Comodoro Py se expida y luego hará su movimiento.
Cambio de objetivo. El pacto de no agresión en la familia no implica que haya mejorado la relación. De hecho, un nuevo foco de incendio empezó a aparecer en la familia Báez: la nueva pareja de Lázaro ya tiene un rol protagónico y eso molesta. “Date cuenta quién te está sacando la plata”, fue el mensaje que Calismonte le hizo llegar a su ex marido en referencia a la actual pareja.
Es que sus abogados creen tener acreditado que la familia de Claudia Insaurralde estaría administrando un complejo de 13 cabañas en el sur, sobre la ruta 40, a través de un usufructo firmado por Lázaro. Por eso remitieron una carta documento para que informen cuánto dinero obtienen de dicho negocio. No obtuvieron respuesta todavía.
Insaurralde, quien conoció a Lázaro en la cárcel, es además la encargada de asistirlo en tiempos de prisión domiciliaria. Era quien lo estaba esperando en la casa del country Ayres del Pilar, el día que los vecinos del barrio privado no lo dejaron ingresar. “Es triste que no haya podido acceder a su casa. Yo lo esperaba con algo liviano para comer”, contó en esa oportunidad. Habría revancha. Báez fue trasladado luego a un domicilio secreto de la Provincia de Buenos Aires y otra vez su pareja estaba para esperarlo.
Daño colateral. Mientras la angustia por la situación de Martín generó un pacto impensado entre Lázaro y Norma, los abogados de ambas partes continúan su propia e incesante guerra. Los representantes legales que rodean a la familia Báez merecen un capítulo propio en la novela del ex empresario K, que cambió siete veces de asesores en estos años de detención.
Calismonte y sus hijos acusan a Elizabeth Gasaro y Juan Villanueva (actuales abogados de Lázaro) de ser parte de este entorno que administra millones de pesos mensuales y cuyos frutos no se sabe dónde irían a parar. "Lázaro decidió tener un grupo de abogados que a mí no me gusta", sentenció Leandro.
Del lado del ex jefe del clan no contestan los requerimientos que le hace el estudio de abogados de Roberto Herrera y Alejandro Baldini, que representan a Melina, Luciana y Leandro en el juicio por la ruta del dinero K y a Calismonte en lo referido a la división de la sociedad conyugal.
No han sido momentos tranquilos para los asesores legales. Baldini denunció un extraño robo en su camioneta, a finales de agosto: le llevaron los alegatos de los hijos de Báez que estaba preparando para el juicio. No tardó en tildarlo de “mensaje mafioso”, aunque no señaló a ningún responsable.
Tampoco la pasó bien Leandro. Una semana después de aquel suceso, un hombre disparó dos veces contra su casa de Río Gallegos, durante la madrugada, según se puede ver en cámaras de seguridad. Uno de ellos traspasó un vidrio de la vivienda, aunque adentro no había nadie. “Ya no sabemos qué pensar”, le dijo Herrera a NOTICIAS.
Antes de que termine el año, habría sentencia en el juicio por la ruta del dinero K. Por ahora, el único que transita detenido la etapa de alegatos es Martín y eso angustia a sus padres. Norma lo visitó por última vez en febrero, para su cumpleaños. De ahí en más, por la pandemia, no pudo regresar. Lázaro tuvo una doble despedida: se fue, pero volvió al pabellón a pasar una noche más luego de no poder ingresar a Ayres del Pilar. Durante un año y medio durmieron en celdas contiguas, lejos de la opulencia de otros tiempos. Ahora su hijo quedó solo en Ezeiza.
La única que lo visita semanalmente es su esposa, que es la encargada de llevar tranquilidad y darle las noticias familiares.
Ahora los Báez intentan dejar de lado sus diferencias y luchar juntos por liberar a Martín. Temen que, en definitiva, quede como el único detenido de la corrupción K.
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