Patricia “Colo” Cubría explota cuando le preguntan por Fernando Espinoza, su rival en La Matanza, y por los llamados barones del Conurbano. “¡Dejémonos de joder con los barones del Conurbano! ¡Ni barones ni nada!”, protesta. Y remata a su contrincante en las próximas elecciones internas: “Realmente no hay quien pueda negar que Fernando ya fue”.
Cubría es la pareja de Emilio Pérsico, el líder del Movimiento Evita, la mayor organización piquetera del país, y está lanzando su candidatura en tierra de Espinoza con un partido recién salido del horno y llamado Los Comunes. Quiere sentarse en el sillón de la intendencia que hoy ocupa un histórico peronista de la Provincia que gobierna La Matanza desde el 2005 –con un interregno de su ahijada política Verónica Magario- y que va por otro mandato más.
Cubría cuida su léxico en los reportajes, salvo cuando, como ahora con NOTICIAS, la pregunta es sobre la gestión de Espinoza. Entonces ella repite conceptos como “desgaste total”, “abandono”, “situación insoportable”, “falta de conducción”, “falta de respuesta”, “mala gestión”, “años de malos tratos”, “Estado ausente”… Y se presenta a sí misma como la renovación. “Hay que oxigenar al peronismo que tiene que seguir haciendo su recambio generacional e ir adecuándose al siglo XXI”, dice la diputada provincial del Frente de Todos, que en 2023 concluye su segundo mandato representando a San Fernando.
Si es por una gestión generacional, tiene razón en que ella es más joven. Tiene 41 años, veinticinco menos que Pérsico (66), su amor y jefe político con quien está en pareja desde hace 15 años y tienen un hijo que acaba de cumplir los diez, al que llamaron Néstor, en honor a Néstor Kirchner.
Para ella, lo que aquí se juega es la interna contra los viejos barones, que, PASO mediante, demostraría el poder territorial que asegura tener el Evita. “Estamos lanzando una herramienta electoral y política. La dirigencia se ha ido encerrando en su zona de confort, en sus privilegios, y lamentablemente se ha ido desconectando de los problemas cotidianos”, marca Cubría.
En el barro
El poder pasa por el territorio. El Evita, junto a Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa, tiene presencia en todos los rincones del distrito, sobre todo donde no llega ni el agua y ellos la llevan. El Evita cuenta con dos polos donde tienen talleres de oficios, huertas, escuelas para adultos, colonia de vacaciones, talleres de violencia.
“Pobreza, basura e inseguridad”, así describen muchos de los vecinos a La Matanza, con San Petersburgo y Puerta de Hierro, dos de las villas más peligrosas de la provincia, capitaneadas por bandas de narcotráfico. Tiene la mayor cantidad de asentamientos precarios del Conurbano, donde no llega ningún servicio, y registran los peores índices de desarrollo humano.
Cubría plantea la visión del Evita. Desde el territorio, con la presencia activa para dar solución a las necesidades concretas de los más humildes, se construye comunidad, una familia ampliada a partir de lazos solidarios, “que son mucho más que relaciones laborales o sindicales, porque uno piensa en el bien común, en los demás. Esto se hace a partir de estar ahí, con presencia en los problemas reales y concretos de millones de familias que estaban invisibilizadas, discriminadas y estigmatizadas. Como lo somos nosotros”, sostiene.
Y redobla la apuesta: “A veces somos invisibles para los medios hegemónicos, pero acá no. Por eso estamos tan bien posicionados hoy. Todo eso fue madurando y creció hasta llegar a este punto, que se sigue multiplicando. No paran de acercarse sectores empresarios, industriales, organizaciones locales, vecinales, el sector académico, las iglesias”.
Claroscuros
En cuanto a la interna partidaria, la posición de Los Comunes es clara. Quieren ir a las PASO contra Espinoza, y sin embargo justifican que Axel Kicillof, el gobernador, no se someta a esa misma instancia para su cargo. Cubría acepta la reelección de Kiciloff sin internas porque considera que está muy bien posicionado. “Está el pragmatismo de ganar y si está en excelentes condiciones, por qué vamos a evitarlo”, justifica.
¿Son un instrumento de La Cámpora para disputarle el territorio a Espinoza, como sugieren los encuentros que hubo entre Pérsico y Máximo Kirchner? Ella lo niega. “También por eso armamos el partido de Los Comunes, porque no somos militantes de Cristina ni de Alberto ni de nadie. Tenemos esa independencia que tiene que ver con que representamos a un sector que tiene otras necesidades, que no les interesa la pelea, que no les resuelve problemas, que la está pasando muy mal a partir de esa pelea”, asegura. Si ganan, los movimientos sociales peronistas, encarnados en espacios como el de Pérsico y señora, serán protagonistas de lo que viene. Por ahora es solo una apuesta
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