★★★ Siempre es bienvenido encontrar una obra de autor nacional en la cartelera comercial. Más cuando se trata de un clásico escrito por el prestigioso escritor, autor, cuentista, guionista de cine y dramaturgo argentino Julio Mauricio (1919 – 1991). Profundo conocedor del espíritu humano, era además un notable dialoguista como lo demostró en más de diez piezas teatrales. Entre ellas se encuentran “La valija”, en la que se basó la película homónima, dirigida por Enrique Carreras, protagonizada por Luis Sandrini y Malvina Pastorino. Corría 1971 y se trataba, ni más ni menos, de la relación de un matrimonio que decide divorciarse, desgastado por los años de convivencia.
En 1982, en los estertores de la última dictadura militar, estrenó “El enganche”, otra valiosa muestra de los vínculos que pueden generarse entre diferentes personas, con actuaciones de Mirta Busnelli y Rudy Chernicoff. Vendrían luego otras versiones con Leonor Manso y Carlos Carella, dirigida por Héctor Tealdi, Linda Peretz y Ulises Dumont, guiados por Manso y varias más con distintos actores y actrices.
La historia es la de dos perdedores: Diego Federico Rivero, Insaurralde por parte de madre (Arnaldo André) y Carmen Acosta (Miriam Lanzoni). Él es vendedor de una inmobiliaria y ella limpia casas de forma esporádica, pero, como no llega a pagar la pensión en la que vive con lo poco que gana, debe ejercer el “oficio más antiguo del mundo”; eufemismo habitual para definir la prostitución.
Se conocen en la parada de un colectivo y se trasladan a la habitación de un hotel por horas con la intención de tener sexo, aunque el deseo no se concretará. Obligados al encierro, por una requisa policial, desnudarán sus almas y conoceremos las historias de vida. Siendo niña, ella sufrió el abandono de su madre. Él es un solterón que llegó a los 73 años, no logra concretar transacciones y frustrado, sólo busca una noche de efímera compañía. En poco más de una hora aparecen temas como religión, devoción a la Virgen, soledad, la opresión del poder y el temor al futuro, entre otros. Siempre con un dejo de humor mezclado con melancolía, es una radiografía exacta de la idiosincrasia porteña.
Como director, el popular actor Osvaldo Laport, aprovecha el escenario casi despojado para resaltar la soledad de los personajes y maneja con corrección a estas criaturas desamparadas. André y Lanzoni, aportan la presencia y los matices exactos de estos seres indefensos ante la alienación de la vida cotidiana.
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