Algún funcionario del Ministerio de Hacienda, que dirige Alfonso Prat-Gay, se apuró el 2 de septiembre en difundir a los medios que por primera vez en el año en agosto habían crecido los despachos de cemento, un 6,7% interanual. Ese mismo día la Asociación de Concesionarios informó que también el mes pasado se había interrumpido la caída de ventas de motos de los primeros siete meses de 2016, con una suba del 13,5%. Tres dias después, los fabricantes locales de autos contaron que en agosto la exportación, que venía cayendo al 32% hasta julio, bajó 19,7% en agosto porque la crisis en Brasil estaría tocando fondo después de la polémica destitución de Dilma Rousseff de la presidencia del gigante sudamericano.
¿Habrá comenzado el segundo semestre prometido por el Gobierno de Mauricio Macri? Aquellos datos parecieron brotes verdes que señalan el inicio de una tibia recuperación, o al menos la señal de que se ha tocado fondo y de que no se puede estar peor. En la consultora de Miguel Bein, ex asesor de la campaña presidencial de Daniel Scioli, percibieron los datos de cementos, motos y autos como señales de confirmación de sus pronósticos de inicio de reactivación. Bein es de los más pesimistas en su cálculo de contracción para 2016 (-2%), según el relevamiento de la firma FocusEconomics, pero es el más optimista en la previsión de crecimiento para 2017 (+5%). “En agosto pudiste haber tenido un cambio de tendencia”, valora la directora ejecutiva del Estudio Bein, Marina Dal Poggetto. Eso sí, advierte de que aún resultan pocos indicadores positivos y solo de un mes. Además señala que la mejora del cemento se compara contra un mal agosto de 2015. “Pero con los aumentos salariales que se pactaron en cuotas van a tener una moderación de la pérdida salarial en los próximos meses, la inflación tiende a bajar, Brasil toca piso, la política fiscal será expansiva por el aumento a un tercio de los jubilados y porque hay obras públicas licitándose y comenzarán. Vemos una recuperación, pero no sé si sostenible… La política económica va a apuntar a las elecciones legislativas de 2017 y eso cambia la agenda de reducción del déficit fiscal. ¿El Gobierno va a sostener un conflicto con los maestros el año próximo a riesgo de pasar días sin clases?”, analiza Dal Poggetto.
“Los números de agosto empiezan a cambiar de signo, pero no cantemos victoria”, opina un economista que asesoró a Macri en la campaña, Nicolás Dujovne. A los cuatro días del dato del cemento se supo que el índice Construya, de venta de materiales de la construcción, siguió en barranca en agosto (-13,6%) y que la escrituración de inmuebles en la ciudad de Buenos Aires cayó ese mes por primera vez en 2016 (-12,8%).
Pozos negros entre brotes verdes
Tanto Dujovne como su colega Federico Muñoz destacan que la encuesta de indicadores laborales del Ministerio de Trabajo registró en julio un cambio de tendencia en el nivel de empleo, con un aumento marginal de 0,1% respecto de junio, o que la producción industrial sin factores estacionales mejoró entre ambos meses, más allá de que se derrumba respecto de 2015. “En las motos influyeron los descuentos agresivos de precios y el efecto del aguinaldo y las paritarias… Es cierto que todavía son pocos indicadores, pero, salvo que tengas un shock externo, no veo factores que afectarán negativamente a la economía. La pregunta es el ritmo de recuperación, cuánto optimismo vuelve”, añade Dujovne. Algunos colegas suyos prevén un moderado crecimiento del 2,5% en 2017, como los de los bancos Goldman Sachs y UBS o los de la consultora fundada por Martín Lousteau, LCG (2,5%), mientras que Orlando Ferreres prevé un 1,6% y el alemán Kiel Institute anticipa 0%, es decir, estancamiento.
“Hoy estamos empezando a tocar piso, no a rebotar”, advierte otro de los más pesimistas sobre la caída de 2016 (-2%), Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica. “En los próximos meses habrá señales de recuperación y otras de recesión. El crecimiento de 2017 quizá sea con sabor a poco. El proceso de inversión llegará cuando la sociedad argentina defina qué Estado y mercado quiere”, prevé Castiñeira, que disertará en el Foro de Inversión y Negocios que organiza del 12 al 15 de septiembre el Gobierno de Macri en el Centro Cultural Kirchner y al que ha invitado a los CEO mundiales de Siemens, Coca-Cola, la química Dow y el grupo publicitario WPP. Al día siguiente se celebrá la audiencia pública por el aminorado tarifazo del gas.
Tarifazo
El ministro de Energía, Juan José Aranguren, ha prometido un alza promedio del 203%, pero sigue sin definir qué ocurrirá con el Plan Gas, el subsidio que premia a las petroleras que aumentan la producción y que vence en 2017. En la campaña electoral, un experto de Cambiemos había propuesto una suba del 200%, pero economistas como Guillermo Dietrich y Eduardo Levy Yeyati, le dijeron que no habría margen mediático ni judicial para tanto, según el libro ‘Cambiamos’, del ahora funcionario Hernán Iglesias Illa. También allí se cuenta que el asesor de imagen Jaime Durán Barba había dicho que un aumento del 300% o 400% provocaría un piquete de las señoras de Recoleta, pero que Aranguren propuso una suba de ese tenor. Finalmente, Macri quiso aplicar un incremento mayor, pero debió recular. Esta vez el tarifazo se definió entre Aranguren, Prat-Gay, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, su vicejefe Gustavo Lopetegui, pero también el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. “Lo rodean a Juanjo para encontrar una salida gradual, progresiva y con el menor costo político posible”, explican en el ala política de Cambiemos.
Realidad social
Pese a ocupar su despacho como director por la oposición en el Banco Provincia de Buenos Aires, Daniel Arroyo recorre los barrios pobres y advierte que en las casas se ven más hombres parados en las puertas de sus casas. También le preocupa que esté cayendo 7% el consumo de leche en lo que va del año. “Va a haber un amesetamiento de la economía, por la baja de la inflación, porque ya tuviste un planchazo fuerte, con inflación de los alimentos, despidos y menos changas, y porque habrá cierta reactivación de la obra pública, pero que no va a cambiar la situación social. En el mejor de los casos vendrá inversión en bancos y agro, pero eso no te resuelve el problema de empleo. Para eso necesitás hacer infraestructura básica en núcleos urbanos porque el joven desempleado del Gran Buenos Aires no va a irse a vivir al interior a hacer las obras de rutas y energía que planea el Gobierno”, advierte Arroyo, politólogo del Frente Renovador.
¿Pero qué piensa hacer el Gobierno para crear empleo? Los datos de la ciudad de Buenos Aires demuestran que la desocupación subió del 8,6% en el segundo trimestre de 2015 al 10,5 en el mismo periodo de 2016. "Para tener demanda laboral, necesitás una buena macroeconomía y eso puede llevar dos años", se pone realista un alto funcionario del Ministerio de Trabajo, que conduce Jorge Triaca. "La otra pata clave es la política de producción. Ambas son el 90% de lo que podés hacer. El resto es la capacitación, la oferta laboral y las reglas del mercado de trabajo", añade el funcionario. El Ministerio de Trabajo está rediseñando sus cursos y promueve proyectos de leyes que encuentran escollos en el Congreso, como la del primer empleo, las prácticas formativas y el entrenamiento para el trabajo.
El Estado, mientras, sigue ajustando su plantel: se dejan de renovar contratos o se jubila a empleados que seguían en funciones pese a su edad. Por ejemplo, la Dirección Nacional de Vialidad ofreció jubilarse con un adicional de 18 sueldos a más de 700 funcionarios, aceptaron 600 y así la dotación se redujo el 10%.
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