La vitivinicultura en la Argentina venía mal con el anterior gobierno y le fue peor en el primer año del nuevo. Ahora intenta recuperarse. La provincia de Mendoza apuesta a ella, pero a más también y por eso organizó el pasado 3 de marzo un foro de inversiones.
Las tecnologías de la información y la comunicación, las llamadas TIC, es decir, la exportación de software y servicios informáticos; la energía y la agroindustria fueron los tres sectores con potencial inversor que identificó en el encuentro el ministro de Economía, Infraestructura y Energía de Mendoza, Enrique Vaquié. Es el mismo que su correligionario radical y coterráneo Ernesto Sanz promueve ahora como vicepresidente del Banco Nación, en lugar del periodista y economista Enrique Szewach. Este último era hombre de Carlos Melconian, que dejó la jefatura del mayor banco del país en diciembre pasado y fue reemplazado por otro radical, Javier González Fraga.
En el rubro TIC, una empresa española, Everis, evalúa sumarse al polo tecnológico mendocino, que ya agrupa a otras 15 compañías. En el de energía, se prevé la construcción de cinco centrales eléctricas, un gasoducto, un parque de eólica y otros seis de solar, además de una fábrica de celdas fotovoltaicas. Además, al sur de Mendoza reside una porción de la formación de hidrocarburos no convencionales Vaca Muerta, que se despliega sobre todo en Neuquén. Por último está la agroindustria, con un proyecto de planta de papas congeladas de la firma norteamericana Simplot, pero también con las bodegas, según admitió Vaquié.
El entonces ministro de Economía mendocino habló además de la minería, que está restringida por ley en la provincia por la prohibición del uso de cianuro y otras sustancias contaminantes que se utilizan para separar los metales. “Generamos un ámbito institucional, como el que existe en la vitivinicultura. Fueron 500 horas de debate y discusión sensata. No se pueden tomar decisiones sin un consenso social. Ya no estamos en un debate callejero sobre si o no a la minería sino en un camino”, dijo Vaquié. Sin embargo, al día siguiente en el carrusel de la Fiesta de la Vendimia desfiló una larga marcha de manifestantes contra la minería y a favor del resguardo del agua, bien escaso en Mendoza. Incluso en el mundo bodeguero hay temor por la eventual polución. “Hay zonas donde habría que evitar la minería”, opina Alberto Arizu, presidente de la entidad promotora del vino argentino en el exterior, Wines of Argentina, y director de la bodega Luigi Bosca.
Vino
La industria del vino sufrió en 2016 una caída del consumo interno del 8,3% y del volumen exportado, del 2,9%. El nuevo año arrancó sin brotes verdes: el mercado local bajó 13,4% y las ventas externas, 13,8%. Pero en la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), que aglutina a toda la cadena de producción, la presidenta saliente, Hilda Wilhelm de Vaieretti, arremetió en el desayuno de la Fiesta de la Vendimia contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y elogió al de Mauricio Macri: “Recuerdo cuando desde el Estado se denostaba a la actividad. Hoy hay un fortalecimiento del diálogo público-privado. En 2014 se tomaron malas medidas macroeconómicas y sectoriales que generaron la mayor crisis de la vitivinicultura en 25 años, pobreza estructural y pérdida de hectáreas productivas, daños que no podrían ser reparados”.
Wilhelm abogó por reducir la “participación desmesurada del eslabón comercial” en la cadena sectorial y repitió el reclamo que comparten otros sectores económicos y sociales: el de poda de impuestos.
La ahora ex presidenta de Coviar pidió que la Argentina firme tratados de libre comercio, como lo hizo su vecino y competidor en vinos, Chile. En el mismo acto, el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, apoyó la idea, pero advirtió que hay sectores manufactureros que se resisten y que deben buscarse consensos, por ejemplo, para un acuerdo Mercosur-Unión Europea. Wilhelm continuó con su lista de pedidos: más reintegros a la exportación, fondos para combatir plagas, abolición de la ley porteña que prohíbe la publicidad de vinos en vía pública y una norma nacional que, al igual que en otros países preocupados por la obesidad, obligue al reemplazo de jarabe de maíz de alta fructuosa por jugos naturales para endulzar bebidas no alcohólicas, idea a la que se oponen las grandes fabricantes de gaseosas y azucareras y las provincias cañeras como Tucumán. Buryaile destacó que dispone de recursos antiplagas y también criticó al pasar la prohibición que impulsó el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta.
El nuevo líder de Coviar, Ángel Leotta, fue más conceptual. “Sin estabilidad económica e inflación baja no hay ni la más mínima posibilidad para que una economía regional pueda seguir existiendo”, reclamó. Claro que ya no estaba allí para escucharlo el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que sólo asistió al foro de inversiones. Tampoco estaba el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Quien se mostró, al menos en el discurso público, más ortodoxo que el PRO fue el gobernador radical de Mendoza, Alfredo Cornejo, en el desayuno de Coviar. Abogó por “salir de la demagogia, un gobierno dispuesto a pagar costos, con políticas fiscales sanas y de mercado, que reme a contracorriente de la política populista que quiere que el Estado todo lo pague y no premie el esfuerzo individual”. Habló de que los países salen adelante “con su élite” y “no corriendo detrás de las encuestas y la opinión pública”. Así es el ideario de Cornejo para atraer inversiones a su provincia. Habrá que ver si lo logra.
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