Fantasea con asistir a su propio velatorio, saber qué rating tuvo en ese último espectáculo y pispear si los asistentes lloran a moco partido. “Supongo que habré tenido muchos hijos que me van a heredar. Hay muchos que pueden decir que aprendieron disciplina o el sentido del teatro con Pepe. Esos son mi continuación. Sólo así no voy a estar muerto”. Pepe Cibrián Campoy está vivo y lo demuestra en cada función de “Lord”, la obra que escribió, codirige con Valeria Ambrosio y protagoniza junto a Georgina Barbarossa.
Cuando él le dio forma a ese texto teatral que camina por la cornisa del buen vivir y del mejor morir, nunca imaginó que le estaba creciendo un cáncer de próstata. Un diagnóstico y operación temprana neutralizaron al intruso y le dieron la convicción de que es un elegido y de que sus muertos lo acompañan y apañan. Así se lo hacen sentir algunas situaciones. Como haberle regalado a Barbarossa ropa de su madre y que ella tuviera puesto uno de esos vestidos justo cuando se sacaron una foto con Santiago Rosso, el autor y director musical de la obra, quien a su vez se había cruzado con la Campoy en su primer concierto y había retratado ese momento. En aquella foto, la madre de Pepe tenía puesto el mismo vestido que el que años después estaba usando Georgina. También cuenta lo premonitorio de su libreto: cuando le dijeron que tenía cáncer, le rogó a Dios: “Lo único que te pido es que me dejes estrenar Lord”. Y tuvo su segunda chance. Increíblemente, el personaje de Lady Parca, que encarna Barbarossa, le dice al final de la obra: “Hablé con mi amo y te da otra oportunidad”. “¡Todo lo que escribí, es todo lo que me ha pasado después! ¿Cómo es posible? Es muy llamativo, ¿verdad?”.
Noticias: ¿Cómo le impactó recibir el diagnóstico?
Pepe Cibrián Campoy: Lo que me vino a la mente fue que era un privilegiado… Sentía que iba a salir adelante. Si esto me pasaba hace 40 años, hubiera sido distinto. A los seis días, me operé. Y sé que soy un privilegiado porque hay muchísima gente que va a unos hospitales en los que hay unos médicos bárbaros pero que tienen que esperar un año, y al año ya no están.
Antes de tener una reserva ecológica en su casa, de coleccionar cuadros y viajar trayendo valijas de regalos para sus amigos o llevándoselos a ellos en el avión, sorteó limitaciones materiales. Como cuando hizo “De aquí no me voy”, la primera obra en la que trabajó con Georgina en el ´81, y pedía un menú para compartir entre tres y se llevaba el pan y la manteca para desayunar al día siguiente. O cuando sus padres estuvieron años sin que los llamaran de la televisión y vivían de gira por el país. “Fuimos a hacer una temporada a Bariloche y no nos iba a ver nadie. Todos los días mi abuela nos esperaba con arroz abanda, el arroz español de la gente pobre, que lleva ajo, tomate y papa. Tenía sabor a paella, exquisito. Y nos divertíamos como locos, fue muy mágico”.
El hartazgo que gritó a los cuatro vientos en su última carta pública, es un rayo que lo atraviesa de vez en cuando. A los veintipico, entró a la oficina del mítico productor teatral Carlos Petit vociferando: “¡Estoy harto, estoy harto de fracasar!”. Él lo miró fijo y le dijo: “No, Pepito, vos nunca fracasaste, porque para fracasar primero hay que tener éxito”.
Noticias: Debe haber sido arduo dejar atrás a “Pepito” y llegar a ser “Pepe”, ¿no?
Pepe Cibrián Campoy: Sí, y los primeros que me empujaron a ser fueron mis padres, ellos deseaban que los superara. Y yo sé que los superé, no en calidad sino en fantasías. Daría no sé qué porque mi madre estuviera viendo mi parque o por los consejos que me daba mi padre, que cuando le dije que era homosexual me dijo: “No importa porque se es hombre en la vida y no en la cama”. Yo tenía 18 años y lo hice con temor, porque él era tan quijotesco, tan hispano.
De niño quería estudiar para ser Papa y siempre hacía de faraón cuando jugaba con otros. Eran las primeras experiencias en las que se daba cuenta de que podía dirigir el carro.
Noticias: ¿Cómo se lleva con el poder que tiene?
Cibrián Campoy: Perfectamente bien, porque el teatro es vertical. Entonces ese poder es el poder hacer y contener. Pepe es difícil por eso, porque es disciplinado. Hay que ser inteligente, buena persona, no hace falta mucho talento, hace falta mucho trabajo.
Noticias: En usted, ¿cuál es la dosis de trabajo y cuál la de talento?
Cibrián Campoy: En todo soy bárbaro (se ríe).
Noticias: ¿Cuándo se descubrió con esa luz?
Cibrián Campoy: Yo sabía que iba a triunfar, lo sabía. Y que lo iba a hacer en mi país. Cuando estábamos con Ángel (Mahler), él decía que Las Vegas, que New York, y yo le decía: “Déjate de joder. Nos van a hacer mierda, yo no quiero ir a dar prueba, yo quiero ir con mi gente”. Qué me importa triunfar en Broadway, no me importa nada.
Noticias: ¿Qué es lo que sí le importa hoy, con 68 años y después del cáncer?
Cibrián Campoy: Mi angustia existencial, que además es lógica a mi edad, es que se me pasa el tiempo. Deseo ver crecer a mis plantas, a mis actores, a mis perros, y sé que no lo voy a poder ver y sin embargo planto palmeras jóvenes y digo: “Joder, para que yo las vea, voy a tener que tener 74”. Y bueno, sí, llegaré, qué sé yo, pero no las voy a dejar de plantar. Y no me voy a bajar del escenario.
Noticias: Ir a conquistar al actor implicó el riesgo de poner en cuestión los logros anteriores. ¿Tuvo miedo de dar un paso en falso?
Cibrián Campoy: No, nada, te juro que no. Yo había visto la obra “Priscilla” en New York, me había gustado mucho el personaje y, cuando me enteré de que se iba a hacer en Buenos Aires, me encontré con el productor y le dije que me encantaría hacerlo. En “Priscilla”, no me importaba si iba a ganar. Como no me importó en “Drácula” y recuperamos la inversión en sólo una semana. Yo lo que trato de inculcarles a los jóvenes, y que creo que es algo que se va perdiendo, es la real pasión. En los teatros alternativos hay, pero cuando es un teatro comercial, hay algo que parecería que les cambia. Cuando yo en “Drácula” veía esa platea llena, pensaba: “Esto no es para siempre, son 40 funciones”.
Noticias: El poder debe radicar en saber que todo termina algún día, ¿cierto?
Cibrián Campoy: Totalmente, es que todo el tiempo morimos y está muy bien. Cuando yo a veces digo que me quiero suicidar, no es que me quiero quitar la vida. Yo me quiero suicidar de la manía de que me aplaudan tanto, suicidarte de cosas que vos sentís que son una carga, quitarse cosas.
Noticias: ¿No tener hijos fue doloroso para usted?
Cibrián Campoy: Es lo único que he querido y no pude tener. Cuando ya grande, un juez me llamó para ofrecerme la posibilidad, lloré mucho, hablé con Santiago y le dije que ya no podía, no tengo fuerza para eso. Podría haberlo tenido antes con una mujer, pero yo pensaba solo en trabajar y trabajar. Cuando a los 23 años me casé con Ana María Cores, lo primero que le pedí fue tener un hijo y ella me dijo que no, muy coherentemente, ella tenía 20 y yo, 23.
Noticias: ¿Por qué se casó con ella si a los 18 le había dicho a su padre que usted era gay?
Cibrián Campoy: Ella estaba en una obra mía y me pareció tan bella, me enamoré de su talento, de su sentido del humor, de lo mágica que es. No sé cómo hubiese sido mi vida aun estando con ella, duró poco, un año y pico, pero me enamoré.
Noticias: ¿Y cómo se enamoró de Santiago, su marido?
Cibrián Campoy: Por internet porque yo soy tímido, aunque te parezca mentira, y no soy de ir a lugares gay, no me atrae porque no me gustan los guetos. Entonces usaba internet para ver si podía conocer a alguien, con un pseudónimo. Siempre te preguntaban: “¿Cuántos años tenés, cómo es tu pi…”. Pero con él nos pasamos los correos, nos escribimos, lo llamé por teléfono, me atendió, se río y me encantó su risa. Quedamos en encontrarnos en Corrientes y Esmeralda, cerca de donde él trabajaba. Fuimos a almorzar. Y al segundo día lo llevé a un cumpleaños de mi madre.
Noticias: Hace 16 años que están juntos y le lleva 25. ¿Ahora nota más la diferencia de edad?
Cibrián Campoy: No, nada, al contrario, creo que él es más viejo que yo (se ríe). Yo sé que me voy a morir con él al lado y deseo que así sea. Lo hablamos todo el tiempo, yo le pido que tenga una pareja y que sea muy feliz porque lo que nos hemos dado, no se lo va a poder dar nadie.
Noticias: Pasando a lo que fue su matrimonio artístico, ¿cómo le pegó la separación con Mahler?
Cibrián Campoy: Fue elegida porque yo hace mucho tiempo que le planteaba a Ángel que el musical ese que habíamos hecho ya había terminado, que teníamos que hacer otro tipo de musical. No pasó, entonces decidí separarme y eso me dio mucha confianza en el futuro.
Noticias: Mahler está a cargo del Ministerio de cultura de CABA.
Cibrián Campoy: Sí, yo nunca hubiese aceptado un cargo público porque te lleva un tiempo que yo quiero dedicar al teatro. Yo no soy político, soy un hombre político porque opino, porque hablo, porque me enfrento, porque me expongo. Voté a Macri, a Cristina y a Menem. Nunca hemos tenido estadistas, ahora están pensando en las Legislativas. Somos un pueblo muy particular, lo amo pero reconozco que somos complicados. Y no soy optimista en eso, creo que al mundo lo manejan las corporaciones. Creo que va a haber un mundo robotizado para algunos y que los demás estaremos peleando por recuperar cosas, como poder dar un beso.
Noticias: El mundo de lo sensible.
Cibrián Campoy: Claro, eso no te lo da todavía la computadora. Como el teatro, que es el aquí y ahora, tenés que ir a verlo. Entonces quizás en algún momento el teatro sea prohibido, porque habla, porque opina, porque da pensamientos.
por Valeria García Testa
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