La fiebre “Despacito” hizo que Luis Fonsi no sólo se convirtiera en uno de los cantantes más cotizados del momento rompiendo toda clase de récords, sino que también colocó a la música latina en el centro de la escena mundial. “Despacito” se volvió así un fenómeno que no entiende de fronteras ni idiomas y que no para de crecer y facturar.
Al contrario de lo que Fonsi pide una y otra vez en la canción el ascenso de su obra fue una explosión. De hecho, en menos de cien días, el videoclip ya había sido visto por más de mil millones de personas en Youtube y actualmente roza los mil setecientos millones. La versión que grabó Justin Bieber -Remix- fue vista por más de 27 millones de personas sólo el primer día online.
En la plataforma de streaming Spotify, el éxito también fue rotundo y “Despacito” se convirtió en el tema preferido y más escuchado por los oyentes, llegando a facturar alrededor de 8 millones de dólares sólo en este soporte. Fonsi, pasó de tener dos millones de oyentes mensuales a 22 millones, convirtiéndose en uno de los 30 artistas más escuchados de todo Spotify a nivel global.
En el camino al éxito global, además, rompió un récord que parecía inalcanzable: es la primera vez, en más de dos décadas, que un tema latino se convierte en el más escuchado del mundo, igualando la proeza que logró en 1996 “La Macarena”. Fonsi pasó de ser así un cantante melódico más de la escena latina a convertirse en la punta de lanza del boom del reggaeton comercial en todo el mundo. “Sólo quería crear una canción entretenida con ‘sabor’ latino y que hiciera bailar a la gente. Uno trata de hacer la mejor canción posible, pero nunca se imagina que esto va a pasar”, reconoce Fonsi.
Hoy, su pegadiza creación es cantada en cualquier rincón del planeta y hasta un cura cordobés se animó a reversionarla e incluirla en su misa. Incluso, el tenista Novak Djokovic se animó a menar al ritmo del tema del año. Las traducciones llegan a más de diez idiomas, incluido el japonés y el guaraní.
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