El impacto de los medios de comunicación social en la sociedad ha llevado a los científicos a investigar si su efecto es positivo o negativo. Los hallazgos son mixtos, mostrando beneficios y desventajas en el uso de sitios de redes sociales. La investigación reciente ha demostrado que el uso de sitios de redes sociales, a saber, Facebook, puede aumentar los niveles de estrés de la gente, producir ansiedad y afectar negativamente el sentido de autoestima de una persona.
Tomarse un tiempo. Si una persona quiere sentirse más feliz tal vez sea hora de que se tome unas vacaciones de Facebook. Es lo que sugiere una investigación realizada por la universidad de Copenhague, en Dinamarca. “La mayoría de las personas usa Facebook diariamente, pero pocos son conscientes de las consecuencias. Nuestro estudio demuestra que el uso excesivo de esta red social afecta a nuestro bienestar de manera negativa”, resume el psicólogo Morten Tromholt en el paper que presentó al respecto.
Para llegar a dichas conclusiones el danés hizo un experimento del que participaron 1.095 personas. La mitad del grupo de los voluntarios fue elegida de manera aleatoria, y se les pidió que dejaran de usar Facebook durante una semana.
¿Consecuencia? Esas personas presentaron niveles más altos de satisfacción con su vida y mayor intensidad en sus emociones positivas, que quienes habían continuado entrando a la red social diariamente.
“Comparado el grupo de tratamiento (la gente que se había alejado del mundo virtual) con el grupo de control (aquellos que habían seguido inmersos en la digitalidad de las redes sociales) pudimos verificar que tomarse unas vacaciones de Facebook tiene efectos positivos en dos aspectos básicos del bienestar: la satisfacción con la propia vida aumenta, mientras que las emociones se vuelven más positivas”, asegura Tromholt.
En una escala de 1 a 10, el nivel de satisfacción con la vida de quienes siguieron participando de Facebook sin interrupciones, subiendo apenas 0,08 puntos, pasando de 7,67 a 7,75 hacia el final del estudio. Entre los desconectados, el aumento fue de 0,56 puntos, saltando de 7,56 puntos a 8,12.
En el último día del experimento, los especialistas pidieron a los voluntarios que explicaran cuáles eran sus sentimientos, teniendo en cuenta que el estudio llegaba a su fin. Los participantes que se mantuvieron al margen de Facebook relataron, en un 88%, que se sentían felices, y en un 84% dijeron que sentían “que tenían una vida”. Entre los conectados a tiempo completo, tanto la felicidad como la vivencia de sus propias metas y actividades en la vida real eran menores en casi diez puntos.
Cuando llegó el momento de analizar sentimientos negativos, como tristeza o preocupación, los resultados siguieron la tendencia. Entre los integrantes que permanecieron en Facebook, un 34% dijeron estar tristes y un 25%, que se sentían solos. Esos porcentuales se correspondieron en un 22% y un 16% respectivamente, en el caso de quienes entraban diariamente a ver sus posteos y el éxito de los mismos en la red social.
Otro detalle: quienes se suelen tomar “vacaciones cibernéticas” tuvieron al final de las mismas menos dificultades para concentrarse, intensificaron su vida social y tuvieron una menor sensación de estar desperdiciando su tiempo, siempre comparados con quienes no cortan nunca su presencia en Facebook.
“Además –explica Tromholt-, comprobamos que los efectos de ausentarse son significativamente mayores entre los usuarios frecuentes de Facebook, los usuarios pasivos (es decir, quienes tienden a postear muy poco en la red) y aquellos que tienen la tendencia de intervenir más en los posteos ajenos”.
Me gusta, no me gusta. Los sitios de medios sociales proporcionan lugares donde la gente puede crear la cara que quieren que el mundo vea. La creación de un perfil permite a una persona decidir exactamente qué imagen presentar a los demás. Para algunas personas, esto puede llevar a una casi obsesión. Esto podría reflejar la autoestima de una persona, según un estudio.
Este estudio examinó la asociación entre la autoestima de una persona y cuánto tiempo dedicó a mantener su perfil, específicamente qué acciones realizaron para crear su personalidad en línea. Aquellos con menor autoestima se preocupaban más por lo que otros habían publicado en Facebook y eran más propensos a eliminar ciertos puestos para asegurar que su perfil seguía siendo un reflejo de la imagen que querían retratar. Incluso podrían recurrir a Facebook y otros sitios de redes para asegurarse de que no hay comentarios negativos o fotos poco halagüeñas. Por el contrario, aquellos con alta autoestima pasan tiempo creando su propio perfil, añadiendo imágenes e información sobre sí mismos para mostrar al mundo su personalidad definitiva.
Así las cosas, lo cierto es que muchas personas sienten que reciben un impulso de energía y optimismo cuando abren su página de Facebook y comprueban que el posteo de un comentario o una foto reciben muchos “me gusta”. Otras, en cambio, no sienten nada en particular; la retroalimentación virtual no les toca las fibras más íntimas. De acuerdo con diversos estudios que tratan de develar qué efectos provocan las redes sociales en sus usuarios, esto de no sentirse afectado por likes o críticas es algo positivo.
En uno de los experimentos participaron 250 usuarios de Facebook de todo Estados Unidos. Los investigadores analizaron cuál era el nivel de autoestima de cada individuo y también qué sensación de tener un propósito en la vida percibían; por otro lado, tomaron en cuenta cuánto placer experimentaban al recibir comentarios sobre las fotos posteadas en la red social, y les preguntaron a los participantes cuántos likes solían recibir al subir las imágenes.
Los usuarios que informaron tener un promedio de me gusta más alto, también eran los que tenían una autoestima más firme. Pero el detalle es que quienes atesoraban un sentido de propósito a futuro más alto no experimentaban cambios en su autoestima, tuvieran cinco o doscientos likes.
Vida real. 'En resumen, quienes reciben más likes aumenta la autoestima entre quienes tienen un sentido de futuro, de propósito en su vida, realmente bajo”, describe Anthony Borrow, autor principal del estudio, psicólogo y experto en desarrollo humano.
Este estudio se complementó con otro hecho entre estudiantes de la universidad de Cornell, y ambos se publicaron en el Journal of Experimental Social Psychology. En este caso se les pidió que se sacaran una selfie y la publicaran en Facebook. Luego, cada uno de los participantes del estudio tuvo que dejar constancia de cuántos likes había recibido cada selfie y qué clase de comentarios habían suscitado.
Una gran cantidad de likes, otra vez, reforzó la autoestima, pero esto se notó particularmente entre quienes no tenían una vida real demasiado presente. “Entre más fuerte la sensación de tener decidido cuál es el camino futuro que uno quiere tomar en su vida, cúan fuerte siente que sostiene las riendas de su cotidianeidad, menor la influencia de las opiniones de los demás en las redes sociales”, resume Borrow.
“La realidad es que es lindo recibir cumplidos y concentrar mucho interés en las redes sociales. Pero cuando eso empieza a decidir el nivel y la fortaleza de nuestra autoestima ya no es tan bueno- resume Burrow-. Porque está comprobado que muchas personas caen en depresión aquellos días en que no reciben atención en las redes, y el estar pendiente de lo que opinan otros, muchas veces desconocidos, es malo para el bienestar psicológico y hasta físico de cada persona. Si esa sensación se extiende en el tiempo no es saludable ni adaptativa”.
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