Radiante, distendida y de muy buen humor, Moria Casán disfruta de sus primeras vacaciones en serio en años. Instalada en el nuevo Alive Health Spa Resort de cinco estrellas, se tomó unos días para prepararse para un 2018 con mucho trabajo. De paso, dio una vuelta por la playa uruguaya “Chihuahua”, donde recargó energías bañándose desnuda en el mar mientras el sol se escondía en el horizonte.
La mujer que a los ocho años decidió no tener más celos, luego de hamacarse tres horas en el campo de sus abuelos, que a los doce le pidió a su padre que le pusiera una barra y un espejo en el garaje de su casa para enseñar danzas, y que, desde ese momento, nunca más le pidió plata a nadie, habló con NOTICIAS de política, Mirtha, Tinelli y Susana. Además, criticó a las feministas agresivas y reveló situaciones insólitas, como el día que fue al cementerio a visitar la tumba de sus padres y encontró su nombre en la lápida.
Noticias: ¿Cómo está Moria hoy?
Moria Casán: Hoy es, primero, momentismo absoluto. Es creativa, cada vez más, porque es muy sabia. Siempre fui un alma vieja en un cuerpo joven. Aunque no me gusta usar la palabra viejo porque lamentablemente en países como el nuestro que involucionan con respecto a la vejez, esa palabra está ligada a lo decrépito, al jubilado que hace cola para cobrar una miseria, que es verdad, y a cosas espantosas. Soy muy oriental en eso, soy entre agnóstica y atea y creo absolutamente en el universo. Me siento absolutamente atemporal. Lo único que no elegí es nacer. No sé si nací porque mi papá y mi mamá ese día no se cuidaron o por qué. Todo lo demás, bueno, malo, regular, lo elegí. La edad es ajena a mí. Siento que tengo muchas vidas vividas además del plano diario: casada, soltera, viuda, divorciada, amante, familias ensambladas, marido alcohólico, otro drogón, otro golpeador. Surfeo y buceo, pero siempre me elijo yo. Entonces, Moria, hoy, y hablo de mí en tercera persona porque me lo preguntaste así y no porque esté loca, es muy plena y muy “wau”. Recién estoy adolescente. Está muy virgen la niña que tengo adentro, con toda una vida vivida, mucha sabiduría y muy creativa.
Noticias: ¿Siente que esa elección constante es clave para reinventarse?
Casán: Totalmente. Soy como mamushkas. Sobre todo con la conchudez de las mujeres que tienen ahí (se señala la vagina) el centro del universo. Lo usan demasiado para tener de rehén a maridos y a chicos. No soy una feminista, sería una feminista no agresiva. Siempre luché por mi libertad, que no la negocio. No soy una marquetinera de lo diferente, pero sí fui a lo diferente. Hace 20 años hice “Playa Franka”, cuando todos me decían que estaba loca o que era una degenerada. Y fue un éxito. Todo tiene que ver con una construcción. Y yo me construyo todo el tiempo.
Noticias: Es muy crítica del feminismo actual.
Casán: El feminismo se farandulizó. Una cosa es llevar la voz de las féminas, el empoderamiento femenino. Pero hoy se pasan de rosca. Si un tipo les dice: “que buena que estás”, lo mandan a la concha de la lora. ¿Qué te pasa chabona? Hay mucha desubicadita. Puedo entender a la mujer pero no entiendo la histeria, y hay mucha histérica con cosa guardada. Todo lo que entra tiene que salir. Sino escupilo, mamita, vomitalo. Hay un ir para atrás, hay un vintage rencoroso. Creo en la “vaginocracia”. Pero tener el poder de la procreación no te hace más que el hombre. Me gusta la mujer al lado de un hombre, ni delante ni atrás. No creo en el hombre títere.
Noticias: ¿Qué es lo que más le cuesta a Moria?
Casán: Me cuesta mucho pedir perdón. Perdón no le pido a nadie, disculpas sí, porque no soy Dios. No negocio mi libertad, cuando pasa eso hacés lo que querés y siempre estás, aunque sea, un cuarto de segundo delante de los demás. Ojo, no me creo ni mejor ni peor, sino diferente.
Noticias: ¿Cómo está con su hija, Sofía Gala?
Casán: Divina y súper orgullosa de ella.
Noticias: ¿Ve algo suyo en ella?
Casán: Más del padre. Mío tiene que es bravísima y el orgullo. Tiene mucho orgullo y orgullo de su madre, pero no se cuelga de mí. Le proponen 4.000 notas y tapas de revista y dice que no. Pero hace notas para revistas alternativas que, incluso, las reparten gratis. Está haciendo una carrera sola de puta madre.
Noticias: Sofía tuvo problemas con las drogas, como le pasó a usted.
Casán: Mi hija estuvo comprometida con drogas y en esa época la sobrevolé, pero la deje vivir su vida. No la invadí porque sabía que en algún momento iba a elegir y así fue.
Noticias: ¿No la acosó para que pudiera tener la libertad de darse cuenta sola de que la droga era un problema?
Casán: Absolutamente. El día que nació Dante, mi segundo nieto, el tipo de narcóticos le entregó una medalla porque se cumplía un año de que Sofía estaba limpia. Dante trajo limpieza y ella recobró su autoestima. Es un trabajo diario de voluntad y autoestima de ella. Y yo a su lado, acompañándola. Nunca le digo lo que tiene que hacer. Si le prohíbo, igual lo va a hacer.
Noticias: ¿Siempre fue así de liberal la relación madre e hija?
Casán: Sí. Nunca fui a un acto de mi hija en el colegio porque terminaba de trabajar a las cuatro de la mañana y no tenía ganas de ir a las nueve a ver como canta la piba el Aurora. Me chupa un huevo eso. Siempre decía que cuando hicieran un acto en horario normal, iba. Un día lo hicieron a las dos de la tarde y fui. El primer día que Sofía fue al jardín, me levanté para vestirla con la niñera y la vi irse, divina. Fue la única que entró y no lloró. Años más tarde, la que lloró fui yo.
Noticias: ¿Por qué?
Casán: Cuando era chica, a Sofía le hicieron un test y dio que tenía coeficiente intelectual alto. Cuando es así, la tenés que mandar a un colegio especial. La saqué de donde estaba y la llevé a ese colegio. La dejé en la puerta, me quedé en el coche y me agarró un ataque de llanto. Al día siguiente, fui al colegio y me encontré con un chico de 4 o 5 años vestido de traje que me dijo: “Usted es Moria Casán”. Era como un monstruo, un grande en el cuerpo de un chico. Y siguió: “Leo diarios, leo La Nación, distingo sujeto de predicado”. Dije: “¡Ah!” e inmediatamente la saqué de ahí (risas).
Noticias: ¿Qué cosas son las que más le molestan?
Casán: La gente por cholulismo es capaz de hacer cualquier cosa. Mis padres estaban en el cementerio de La Chacarita y los pasé al Jardín de Paz. El trámite me lo hizo una pareja amiga que no voy a nombrar. Al tiempo, visito la tumba de mis padres y cuando llego, en vez de estar los nombres de mi padre y madre, en la lápida decía “Moria Casán”. “Me morí”, dije. Fui corriendo a comprar otra parcela al lado de la capilla. Los nombres de mis viejos chiquititos y el mío enorme. Era como una cartelera de teatro (carcajadas). Muy fuerte.
Noticias: ¿Está enamorada?
Casán: Súper enamorada de mí misma. A ningún chabón le doy el rótulo de nada.
Noticias: ¿Cómo ve a la Argentina hoy?
Casán: El problema es que al Gobierno no se lo votó a favor de Mauricio Macri, sino en contra del kirchnerismo. Que votes algo en contra no está bueno porque es el descarte y está mal de base. Después de doce años de desgaste, con toda la corruptela armada y desarmada, ganó apenas por un par de puntos. El problema es que el argentino tiene la mirada en contra del otro. Un americano te ve con un auto nuevo y te dice: “que bien”; son comunismo con amor porque es todo leasing, nunca nada es tuyo. Acá te miran y dicen: “mirá el coche que se compró ese hijo de puta, seguro anda en algo raro, en droga”. Por ejemplo, la señora Mirtha Legrand dijo: “Daría mi vida para que el kirchnerismo no vuelva más”. Es una señora que genera opinión, un prócer televisivo. Por qué no dijo: “Daría mi vida para que gane Macri”, siempre está el “no” adelante en el ADN argentino. Me parece que el país está expectante. El error de los K fue dar mucha libertad y eso al argentino le da miedito. La inclusión, el matrimonio igualitario, dicen que les gusta pero les rompe bien las pelotas porque si hay alguien que es careta es el argentino.
Noticias: ¿Cómo ve que los funcionarios del Gobierno vacacionen en Punta del Este?
Casán: Me parece bien que hagan lo que hicieron siempre. No tenés que ir a Chapadmalal porque sos Presidente, si nunca fuiste. No hay que dejar nunca de ser uno.
Noticias: Con Susana Giménez suelen tener varias idas y venidas, ¿cómo están ahora?
Casán: Yo tengo idas y vueltas. Ella nunca dice nada porque nunca se mete en nada. Es la hollywoodense de cabotaje más grande que tenemos. Voy al programa y cuando me presenta lee mi nombre, cuando nos conocemos desde hace muchos años. Le digo barbaridades y le encanta. Ahora estamos bien. Susana tuvo la suerte de hacer su carrera en el 1 a 1 y se hizo millonaria. Tiene que tener a Carlos Menem en la mesita de luz y darle un besito cada mañana. Tenemos buenos recuerdos de las películas que hicimos.
Noticias: ¿Con Marcelo Tinelli?
Casán: Marcelo es el televisor y la televisión. Tiene una impronta impresionante, conoce más que nadie el ADN de nuestro país y lo que quiere el público. Querés sushi, te da sushi; querés milanesa con papas fritas, te da eso. Mezcla y se adapta, no tiene rebeldía con el gusto popular.
Noticias: ¿Cómo viene el 2018 laboral?
Casán: En el “Bailando”, porque si bien este año fue particular, se solucionaron algunas cosas. Además voy a hacer mi propio programa diario con mujeres y un programa más semanal con erotismo, donde va a haber una especie de reality o elección de las Drag Queens. Ambos en canal de aire. Para mediados de año, película, y ahora arrancamos con “Moria en el Astros”, en un Astros remodelado. Abro la obra con algo que descoloca. Se van a sorprender con la apertura que preparé y que no se espera de mí.
Noticias: ¿Qué fue lo más loco que le pasó?
Casán: Viví una historia con un psicópata americano.
Noticias: ¿Cómo fue?
Casán: Fue en Nueva York con un argentino que fue vicepresidente del Banco Nación en la época menemista. Un día estaba en el programa de Mariano Grondona y me dice Laura Ubfal que tenía un amigo que se moría por mí y le dije que le diera el teléfono de mi casa. Empezó a llamar y se hizo amigo de la mucama y de mi hija y empezó a manejar mi casa virtualmente. Me llamaba al celular y me decía donde estaba yo en ese momento. Eso empezó a conquistarme porque si hay algo que me gusta es que me acosen. Un día me tomo vacaciones y me voy a Nueva York con dos amigos. Él me fue a buscar al aeropuerto, desayunamos, paseamos y etc. Vivimos una pasión única. Era el hombre de mi vida. Vuelvo a la Argentina, él viene y vivimos un amor fuerte hasta que se fue. Después de la muerte de mi madre, decido ir a Nueva York. Le aviso y me dice que no estaba ahí pero que fuera a su departamento. Me había dicho que vivía en Forest Hills (una ciudad rica), pero encontré un departamento medio pelo en Queens. Entré al edificio y me recibió uno con acento cubano: “Oye, tú eres la que trabaja en las gatitas de Porcel”. Voy al departamento y tenía las paredes con plásticos verdes, un cuchillo en la mesa –de adorno– y libros de guerra. En la heladera había agua y pilas, nada más. En un placard tenía colgados como diez camisas blancas iguales y diez trajes negros iguales. Mi amigo abre otro placard y caen un montón de revistas mías de años. Era como una película de terror. Igual me encapriché y me quedé. A la noche siguiente, yo salí y me llamó porque ya estaba en el departamento. Cuando llegué, otra que violencia de género. El tipo empezó a darme trompadas. Me sentí tan humillada que me quedé. Cocinaba y limpiaba. Quería trabajar en los pisos de mucama. Había enloquecido. Fueron no más de tres días que estuve así flasheada hasta que llamé a mis amigos y me sacaron de ahí. Me siguió y psicopateó durante un tiempo hasta que le dije: “Nunca más me vas a ver” y nunca más me vio. Volví a elegirme a mí misma y a mi corazón, que es lo único que aún me queda virgen.
Pablo Berisso
(Desde Punta del Este)
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