Hay un antes y un después del 2005 en mi vida”, afirma Felipe Noble. “¿Porque nos pusimos de novios?”, pregunta Vanesa, la esposa. “No, porque compré el Bora”, afirma él entre carcajadas. Un chiste que tiene mucho de realidad porque ese auto, de casi 13 años, es ideal para él.
“Este –señala su auto – es de la cuarta generación y reunía lindo interior, mecánica buena y confiable, lindas líneas y lindo diseño”, se justifica Felipe. Hasta su madre, en vida, le pidió que lo cambiara. Pero él no quiere hacerlo.
“Podrá comprar mil autos, pero el Bora siempre va a tener su lugar en el garaje”, asegura uno de sus custodios. Cuando nació su segundo hijo entendió que tenía que comprar una camioneta. Lo hizo, pero sigue moviéndose en su coche con llantas de aleación, vidrios negros y un calco atrás que dice “Bora Club”.
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