"Decir que Bolsonaro se parece a Trump, y que es un outsider de la política que llega con el voto de los indignados contra el sistema es una trampa”, marca Pablo Gentili, Secretario Ejecutivo de CLACSO. “El presidente tiene casi treinta años como diputado y sus tres hijos mayores también son parlamentarios”, sigue. “En lo que sí se parece a Trump es en su nepotismo, también su esposa y sus ex tienen o tuvieron participación en su equipo y partido, y lejos de venir a combatir la corrupción, se han enriquecido con el Estado”, se enoja Gentili.
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Los Bolsonaro -hasta sus ex Cristina usó su apellido en la campaña- marchan juntos. Flavio, el mayor (37 años), vocero de la familia tras el ataque a su padre, irá al Senado tras cuatro mandatos consecutivos como diputado (en 2016 intentó ser alcalde de Río de Janeiro). Carlos, el segundo de los hermanos, se convirtió en 2000 en el concejal más joven de Río (con 17 años, al derrotar a su madre, Rogéria, la primera mujer de Bolsonaro). Eduardo, diputado federal, es ex policía y tiene discurso pro armas. "Es el Pitbull de la familia Bolsonaro”, lo perfila la revista brasilera Istoé. “Todos tienen cargos públicos y viven de la política”, remarca Ricardo Ismael, profesor de Ciencia Política en la PUC de Río de Janeiro. “Desde que Bolsonaro dejó el ejército con rango de Capitán, porque ya en ese entonces la fuerza no lo veía con buenos ojos, el clan se dedica a la política”, pormenoriza Gentili. En ese lapso el patrimonio de Jair creció un 168%, el de Flavio un 55%, y el de Eduardo un 432%. “Ellos son los abanderados, pero las mujeres también tienen su espacio”, abre Ismael.
Primera dama. Michelle de Paula Firmo Reinaldo, la primera dama brasilera, es su tercera esposa. Tiene 38 años, 25 menos que el presidente, a quien conoció en el Congreso de Brasilia en 2007. Trabajaba como secretaria, se convirtió en su asesora, empezaron a salir, y seis meses después se casaron por civil envueltos en la polémica: el diputado le había triplicado el sueldo. El caso de nepotismo le costó el empleo a Michelle, que desde entonces prefirió mantener un perfil bajo. “Es discreta y no le gusta estar frente a las cámaras”, explican desde Veja.
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El semanario político brasilero la emparenta en estilo con la primera dama estadounidense, Melania Trump: “A Michelle le gusta el lujo y la ropa de marca que compra en tiendas premium. Todos los días asiste al gimnasio más caro de Río y es habitué de restaurantes fashion. Sin embargo, también insinúa tener un costado social”.
Dos años después de casada con Bolsonaro, Michelle quedó embarazada y le dio al ahora presidente su primera hija. “Fue una relación rápida, nos conocimos, salimos y nos casamos en cinco meses”, resume ella, que conoció al ahora presidente en medio del divorcio de su segunda esposa. La pareja se dio el “sí”, ante el mediático y ultraconservador pastor Silas Malafaia (otro aliado del presidente). Y en la fiesta no sonó ni samba ni reggaeton, por expreso deseo de la “recatada” novia, que también pidió a la wedding planner “nada de tonos rojos” (el color icónico del Partido de los Trabajadores de Lula).
La pareja se mudó al departamento de Brasilia del entonces diputado (su ex Ana Cristina se había quedado con el de Tijuca en Río de Janeiro). Y a los dos años Bolsonaro, que ya tenía cuatro hijos de dos matrimonios anteriores (y no quería otro, según dicen: hasta había presumido de haberse hecho una vasectomía) agrandó la familia. Laura, su única hija mujer que hoy tiene ocho años, habría sido fruto de una terapia de fertilización. “Fue una prueba de amor”, sentenció Michelle -que tiene una hija de un matrimonio anterior- en su única entrevista televisiva para RecordTv.
Paso al frente. “Tengo cinco hijos. Cuatro fueron hombres, en la quinta tuve un momento de fragilidad y vino una mujer”, había declarado el presidente fiel a su discurso machista durante la campaña. Pero para Michelle apenas se trató de un chiste: “Ama a su hija, se divierten mucho juntos, juegan al fútbol”. En la entrevista grabada en la mansión frente a la playa en Barra de Tijuca que hoy comparte con el presidente electo, y emitida post triunfo en el programa “Domingo espectacular”, la primera dama desmintió el perfil violento y machista del ahora presidente. “Es romántico a puertas cerradas. Cuida muy bien de nuestra familia. Los fines de semana, el sábado y el domingo son sagrados. Y nos los dedica enteros a nosotros. Nos hace el desayuno, ese es su gesto de amor”, desnudó en el mano a mano en el que negó el perfil fascista de Bolsonaro: “Los ataques nos duelen , traté de blindarme para no sufrir. Jair no es racista ni homofóbico... mi primo es gay. Ya van a ver que no es así”. Y marcó por contraste que los violentos son los que se le oponen, en referencia al ataque que sufrió el candidato de ultraderecha durante la campaña, por el cual debió ser hospitalizado.
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“El ataque fue durísimo pero recibimos las oraciones de muchas personas. Y eso nos fortaleció. Jair salvó su vida gracias a ellos. El señor nos dio un milagro, fue una victoria de él”, marcó fiel a fe evangélica (Bolsonaro es católico). “Tengo certeza que él va a pacificar a Brasil. Dios le va a dar sabiduría. Jair va a demostrar que es un Messias”, cerró jugando con el segundo nombre de Bolsonaro. Y prometió que tendrá un perfil más alto de ahora en más: “Soy sensible y tengo ganas de ayudar a los que menos tienen, a los que sufren, quiero hacer la diferencia”.
Ex conflictos. Como sucedió en la campaña presidencial de Donald Trump, los escándalos con ex mujeres tuvieron un lugar central en el caso del “ultra” brasileño. La revista Veja publicó la denuncia de Ana Cristina Siqueira Valle, su segunda esposa, quien lo había acusado de violencia y hurto: 30.000 dólares y más de 800 mil reales (600 mil reales en joyas y 200 mil en dinero en efectivo) de una caja fuerte que ella mantenía en el Banco do Brasil el 26 de octubre de 2007. Siqueira Valle, abogada y ex jefa de gabinete del entonces diputado, también acusaba en el informe revelado por el semanario político brasilero a Bolsonaro de “ocultar millones de reales en patrimonio personal en la rendición de cuentas a la Justicia Electoral en 2006, cuando fue candidato a diputado federal”. Y la conflictiva separación de Jair Bolsonaro y su ex mujer incluyó la disputa por la custodia del hijo de la pareja Renan, cuarto hijo del presidente, que ahora tiene 19 años. El expediente judicial de casi 500 páginas obtenido por la revista Veja y revelado hace un mes, hablaba de “comportamiento explosivo” y “desmedida agresividad” del hoy presidente de Brasil.
El diario Folha de Sao Paulo había refrendado a partir de un telegrama de la Cancillería brasileña registrado en 2011 y que Valle había informado a las autoridades brasileñas en Noruega que abandonó el país sudamericano porque había sufrido amenazas de muerte por parte del padre de su hijo. "La señora Ana Cristina Siqueira Valle dijo haber dejado Brasil hace dos años (en 2009) por haber sido amenazada de muerte por el padre del menor (Bolsonaro). Adujo que tal acusación podía motivar la petición de asilo político en este país (Noruega)", se lee en el telegrama del Ministerio de Relaciones Exteriores al que tuvo acceso Folha. Según el periódico, Valle había viajado al país europeo con el hijo de ambos sin el consentimiento de Bolsonaro (se instaló en un pueblito en Halden, cerca de la frontera con Suecia).
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Fieles defensoras. Pero Ana Cristina negó lo publicado a los pocos días y dijo sentirse “indignada”. “Jair es un buen padre y fue un buen marido, y es un excelente ex marido”, marcó la abogada que ahora espera jurar como diputada por Podemos (nada que ver con el partido de Pablo Iglesias), la agrupación del futbolista Romario, que aspiraba a ser gobernador del estado de Río de Janeiro (perdió con el ex juez Wilson Witzel, candidato por el PSC que contó con el apoyo de Bolsonaro).
Refrendando el estilo machista sugirió estar celosa y despechada , y haber actuado en medio del enojo en la disputa por la tenencia de su hijo. “Espero que crean, esos medios sucios solo quieren denigrar su imagen porque está en primer lugar en las encuestas”, cerró Valle.
Esa misma semana, Rogéria Nantes Braga, su primera esposa (su relación de pareja más larga: estuvieron 16 años juntos) y madre de sus hijos Flavio, Carlos y Eduardo, también saldría a defenderlo, desmintiendo a Folha y Veja. “Jair nunca fue un hombre violento, nunca nos levantó un dedo ni a mi ni a nuestros pequeños, siempre fue amoroso. Tenemos una óptima relación hasta hoy. Toda esa injusticia que le están haciendo no está bien. Estaremos juntos siempre”, dijo Rogéria -que hoy realiza trabajos sociales en el hospital Albert Einstein- antes de quebrarse y ponerse a llorar. De pasado político activo y ladera de su marido en sus primeros años como político, Rogéria habría sido apartada -según los medios brasileños- en su momento de la carrera electoral (iba a ser candidata a diputada) por Bolsonaro para cederle el lugar a su hijo Carlos, en su primer elección para al Congreso. Hoy formaría parte de algún ministerio.
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