Sunday 24 de November, 2024

OPINIóN | 11-02-2019 16:37

El Papa Francisco y los puentes en Venezuela

Maduro pidió la intervención papal. Guaidó aceptó con condiciones. Mediación caliente.

En estos momentos los ojos del mundo se centran en Cúcuta, Colombia. El focal fronterizo que fue bloqueado por el gobierno de Nicolás Maduro para impedir el ingreso de la ayuda humanitaria que solicitara Juan Guaidó a la comunidad internacional. La Cruz Roja Internacional, el Comité Internacional de Rescate, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y el Programa Mundial de Alimentos están ya en la frontera con Venezuela. Esperan el permiso y las garantías para ingresar, mientras muchos dudan además su la ayuda llegará a los necesitados o será bloqueada por los leales a Maduro, o si será confiscada.

Guaidó. La pulseada deja a Guaidó como la cara de la esperanza de millones de personas dentro y fuera de Venezuela, haciendo lo que el sentido común y humano demanda. Y tiene la espalda de apoyos internacionales para no ceder en la contienda política con Maduro: al reconocimiento de 47 países sumó recientemente el apoyo de 22 de los 28 países de la Unión Europea. Y la decidida posición de los Estados Unidos y las acciones de la administración Trump lo resguardan de un mando venezolano que teme las represalias: respecto de la ayuda humanitaria el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo prometió que “pasará sí o sí”, dando a entender que todas las opciones están abiertas, incluso el uso de la fuerza.

(Leer también: La ayuda humanitaria es el caballo de Troya de Guaidó)

Los apoyos a Maduro son escasos. Con el 85% de la población en contra, le es leal un núcleo cada vez más reducido de las fuerzas armadas y de seguridad, los paramilitares barriales denominados colectivos, y los efectivos cubanos de inteligencia y acción, que llevan adelante una feroz intimidación y represión a los opositores. Desde el punto de vista internacional son pocos los países que lo reconocen. Y tienen intereses particulares, sean de índole ideológica, estratégica o económica. China, Rusia y Cuba destacan ahí, mientras que la posición dialoguista del Vaticano, del Secretario General de la ONU, así como de México y Uruguay, como mínimo, son materia de discusión.

Sobre todo porque el contexto social es devastador. Los últimos datos ya han sido mostrados tantas veces que a esta altura defender al régimen de Maduro parece una actitud sin moral ni racionalidad: se estima que el número de venezolanos mal alimentados alcanza los 3,7 millones y que ya han emigrado 3 millones.

(Leer también: Crisis en Venezuela: la hipocresía global)

Socios. El apoyo de Rusia y China se basa en razones estratégicas y económicas. Ambas potencias buscan mayor penetración en América Latina. Además, Rusia es el principal proveedor de armamento y ahora está interviniendo directamente en los negocios petroleros, con el 49,9% de participación en CITGO, la empresa petrolera venezolana. China, por su parte, es el mayor acreedor del régimen y, ante la ausencia de capacidad de pago de Venezuela, está tomando el control de activos físicos de la industria petrolera. Sin embargo, es posible que el apoyo de ambas no pase de lo declaratorio, en tanto y en cuanto sus intereses económicos directos sean preservados.

A nivel regional no sorprende la retórica de los países y movimientos con afinidad ideológica como Bolivia, Cuba o Nicaragua y partidos del Foro de San Pablo. El caso más llamativo es quizás el de Uruguay, que si bien tiene un gobierno con tintes socialistas está lejos de estos ejemplos. Detrás de ello se vislumbran negocios familiares que dejan mal parado al presidente Tabaré Vázquez, obligado por estos días a tomar posiciones más claras en la disputa: Maduro intenta mover aproximadamente 1200 millones de dólares de una cuenta en Uruguay, por lo que Guaidó ha pedido expresamente al gobierno uruguayo que no lo permita. Este pedido va en línea con la iniciativa aprobada por la Asamblea Nacional solicitando a 46 países que no le permitan al régimen disponer de los recursos de Venezuela en sus territorios. El Banco de Inglaterra ha sentado un gran precedente al respecto, reteniendo 1.200 millones de dólares en oro.

Francisco. Maduro se encuentra ante un juego de suma cero. Ante las circunstancias, le ha pedido al Papa Francisco -a quien ya se acusa de favorecer por acción u omisión a regímenes populistas-, que actúe de mediador para abrir un canal de negociación con Guaidó.

La respuesta del Grupo de Lima fue tajante y dejó al Papa en off side: no puede haber canal de mediación ni negociación, ya que Maduro está usurpando el poder y ha manipulado distintos medios para perpetuarse en él. El momento de la negociación llegará solo cuando las partes, incluido el Vaticano, reconozcan a Guaidó como presidente.

Pero Guaidó fue inteligente y no descartó la intervención papal, al que le marcó condiciones y veedores: "Hago un llamamiento a todos aquellos que pueden ayudarnos, como el Santo Padre, y todas las diplomacias, a que puedan colaborar para el fin de la usurpación, para un gobierno de transición y que lleve a elecciones verdaderamente libres", dijo en una entrevista con el canal de televisión italiano Sky24. El Vaticano insistió en un comunicado que el pontífice “se reserva la posibilidad de verificar la voluntad del gobierno de Venezuela y de la oposición para determinar si existen las condiciones para una posible mediación”. El Papa Francisco teme ser otra vez un instrumento de Maduro para ganar tiempo y duda que el venezolano llame a nuevas elecciones presidenciales: ofreció la posibilidad de adelantar las elecciones legislativas, lo que es un claro intento para ganar más tiempo y representantes a su favor. Las vías se achican para Maduro y su cúpula.

* Experta en seguridad internacional. Preside la Fundación de No Proliferación para la Seguridad Global (NPSGlobal).

por Irma Argüello

Galería de imágenes

Comentarios