En Portugal hubo un ajuste mayor al del 2001 en Argentina pero sin estallido. La paciencia social se debió a factores idiosincráticos: mansedumbre y emigración. La posterior recuperación se debió a factores externos: exportaciones-turismo. Por último el costo del equilibrio fiscal se traslada a las próximas generaciones. En suma, ¿es un caso de éxito? Si. ¿Puede durar? Así no.
Primero y fundamental, la Unión Europea tendría que resolver la inconsistencia entre unificación monetaria (europea) y descentralización fiscal (nacional). Segundo, Portugal tendría que aumentar la tasa de inversión, pero los inversores tradicionales están en retracción. Las expectativas están puestas sobre la creciente inversión china que, como sabemos, no es gratis.
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Respecto a su aplicación en Argentina, no se me ocurre mayor desatino. Y hay que tener en cuenta cuáles fueron los hechos que dieron lugar al desenlace Portugués: 1) En 2011, el gobierno de centroderecha implementó el ajuste recomendado por la Troika (FMI-UE-BCE). Los salarios públicos bajaron entre 20% y 25% y el desempleo pasó de 8% en 2008 a 18% en 2013;
2) La recuperación económica se debió a factores externos: aumento de las exportaciones y boom del turismo, debido sobre todo a las consecuencias negativas de la Primavera Árabe (2010-2013);
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3) Una vez que la economía está en recuperación, el nuevo gobierno comienza a aflojar el ajuste hasta que en 2018 se recuperan los salarios hasta el nivel de 2011 y se reduce el desempleo al 7%. El equilibrio fiscal se mantuvo y el déficit bajó. Pero Portugal se está comiendo el stock de inversión logrado antes de la crisis.
por Andrés Malamud
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