Dólar récord otra vez. La pregunta de todos es por qué. El contexto internacional es una primera respuesta. Las nuevas dificultades que encuentra Turquía para hacer frente a su deuda está arrastrando a las economías emergentes.
Pero eso no es todo. La Argentina sigue frágil y tiene su propia dinámica. Lo frágil se debe a que aún los fundamentos de nuestra economía son malos, la deuda a producto es alta, tenemos pocas reservas en términos relativos a otros países y una tasa de inflación que asusta a los inversores porque da muestras de inestabilidad.
Además, subyace la incertidumbre electoral. Ya hay signos de desconfianza acerca de la continuidad del Gobierno actual y muchos prefieren tomar cobertura ante la posibilidad de un candidato anti sistema.
Mientras tanto, lo que sucede en el dólar y en la política monetaria en general básicamente se verá en tres lados.
En primer lugar, en el índice de precios. Muchos de los bienes de la canasta de consumo de nuestro país son transables y el aumento del tipo de cambio impacta directamente. El deterioro de las economías domésticas y su endeudamiento es casi seguro que se acentuarán. Y el objetivo de bajar la pobreza quedará todavía más lejano.
En segundo lugar, la incidencia del dólar pega directo en los subsidios. El Tesoro otorga subsidios por energía que, si bien no están en dólares, se paga en pesos un diferencial entre un precio de compra y uno de venta que sí lo están, por lo que es esperable que se complique esa línea de gasto.
En tercer lugar, la política monetaria nos obliga a convivir con una tasa de interés elevada por un tiempo largo. Ello frena el crédito productivo, a tasas imposibles, y el consumo.
El Banco Central, por su parte, perdió el foco. La política de control de base monetaria se convirtió en una política de fijación de tasas sobre la base de un sobrecumplimiento del objetivo. Esto dificultó la comunicación y hoy nuevamente vemos que la tasa de interés es insuficiente para calmar al mercado.
El BCRA debería haber guiado las expectativas con su cumplimiento del objetivo original (mantener la base monetaria) y no haber puesto en el centro de la escena al dólar. En términos de poder de fuego ahora tiene solo a la tasa de interés y ampliar (poco) la posición de futuros.
La economía necesita una referencia para fijar precios, que no esté ligada al tipo de cambio. Ahí la política económica en su conjunto podría hacer mucho.
*Economista y líder del partido APPS.
por Matías Tombolini
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