El dólar batió ayer un nuevo récord: $ 43,67. Y eso que el Banco Central no para de restringir la base monetaria, con lo que la tasa de interés subió del 44% al 67% en dos meses. ¿Por qué? Uno podría pensar que sin la suba de la tasa, el dólar estaría peor. De hecho, hace pocos días el ministro de Hacienda, el optimista Nicolás Dujovne, recordaba que el dólar estaba a 42 pesos, el mismo nivel que había alcanzado en la última crisis cambiaria de septiembre pasado. El problema es que ahora se consolida en 43, empuja hacia 44 y si se mantiene en estas alturas terminará repercutiendo en algunos precios de productos y servicios.
"El dólar sube porque la suba de tasa no compensa las variaciones diarias", analiza Emmanuel Álvarez Agis, socio de la consultora PxQ y ex viceministro de Economía K. "Sube 1% en un día y si anualizás eso, te da infinito. No hay tasa que puedas poner cuando tenés esas subas diarias. Para eso se usan las reservas", cita una de las herramientas que el FMI restringió a cuando el dólar pase el extremo superior de la zona de no intervención, que ahora está fijado en $ 50,81. De hecho, en el campo grandes y medianos productores se muestran reticentes a liquidar la actual cosecha hasta que la moneda norteamericana salte a 50.
Santiago Llull, operador de Futuro Bursátil, atribuye la pólvora mojada de la tasa a que "sigue la desconfianza de la gente, que necesita cubrirse". Según él, es la economía en recesión la que despierta incertidumbre.
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Alejandro Bianchi, gerente de InvertirOnline, atribuye la demanda de dólares a la falta de sofisticación del inversor medio argentino, que elige entre la moneda norteamericana y el plazo fijo: "El dólar sube porque los argentinos no invierten en bolsa y hacen plazos fijos. Si se hubieran instruido un poco, invertirían en títulos donde las decisiones de política monetaria ajustan más rápido y el Banco Central no estaría preocupado porque están rotos los mecanismos de transmisión y el spread (diferencia de tasa) de las Leliq (Letras de Liquidez que sólo pueden suscribir los bancos) contra el plazo fijo a más del 20%, y porque no puede convencer a la gente de quedarse en pesos".
"La herramienta de subir la tasa se agota", comenta Miguel Boggiano, CEO de Carta Financiera. "Las tasas actuales del plazo fijo te dan un 3,5% mensual, y eso es lo que te hace el dólar en dos días de suba fuerte. Entonces la gente dice: ¿para qué me voy a quedar en pesos? Más después de cinco o seis meses en que estuvo parado el dólar. Porque tarde o temprano se mueve y entonces la gente se pasa al dólar, es lo que termina pasando", agrega Boggiano.
El economista de un banco extranjero, que prefiere mantener el anonimato, atribuye la demanda de divisas a la incertidumbre política. Pero, según él, no se trata sólo de la consolidación de Cristina Fernández de Kirchner y la debilidad de Mauricio Macri en las encuestas sino que "todo es un gran desconcierto". Su colega Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos, también habla de "incertidumbre política". Como casi todo en la vida, la explicación reside en una suma de factores.
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