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EMPRESAS | 03-04-2019 12:14

El litio cambia al noroeste, entre inversiones y alerta ambiental

En los principales proyectos, en Jujuy y Catamarca, se desembolsaron US$ 1.000 millones. La Argentina, tercer productor mundial.

El litio, conocido como el oro blanco, puede atraer inversiones extranjeras para las economías del noroeste argentino (NOA). Instalar una planta con capacidad para producir 20.000 toneladas al año en la Pun, requiere de US$ 400 millones, 250 puestos de trabajos directos y más de mil indirectos. El litio es indispensable para las baterías de celulares, tabletas, computadoras portátiles y autos eléctricos. La demanda de estos vehículos en pocos años obligará a un salto en la producción.

El crecimiento del litio genera una enorme cantidad de empleos ya que las empresas tienen en un 90% mano de obra local”, asegura Mariano Lamothe, subsecretario de Desarrollo Minero. También destaca la calidad de los salarios. Según la Secretaría de Empleo, el año pasado en la actividad minera no tradicional el ingreso promedio mensual fue de $102.953.

En 2018, la Argentina fue el destino principal de las inversiones de litio en todo el mundo, delante de Australia y Estados Unidos. Actores del sector privado y del público coinciden en que se debe a las diferencias que existen en los códigos mineros entre los países del llamado Triangulo del Litio. En Bolivia los yacimientos mineros están nacionalizados y en Chile el Estado concentra la producción.

“Somos más atractivos porque tenemos un código minero más flexible y además le habilitamos la participación al capital privado”, opina Carlos Oehler, presidente de Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (JEMSE). De 2015 a la fecha, el presupuesto exploratorio y en operaciones de litio aumentó más del 900% en la Argentina.

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La Secretaría de Minería prevé para 2023 la capacidad máxima de producción por provincia: primera Salta, con 38% (110.000 toneladas al año); segunda Catamarca, con 34% (100.000), y tercera Jujuy, con 28% (80.000). Si bien ha crecido, el litio aún es un mercado chico. Pero la tonelada de litio pasó de costar US$ 4.000 a 14.000 en cuatro años por el desequilibrio que habrá en un futuro cercano, cuando la oferta se vea superada por la demanda.

Los ojos del mundo están puestos en Sudamérica por dos motivos. Uno, porque la Argentina, Chile y Bolivia concentran más del 75% de las reservas. El país tiene reservas por 100 años contando solamente los salares que se conocen hasta el momento y tienen posibilidades de ser explotados. La otra razón: los procesos de extracción son más baratos y ecológicos que en otros lugares. El litio puede encontrarse en la roca mineral o en una solución muy concentrada (denominada salmuera) que está debajo de los salares en la Puna. En el primer caso, el procedimiento de extracción es el de la minería convencional. Esto implica un proceso caro y extremadamente sucio. Australia, mayor productor del mundo, lo hace de esta forma. El segundo demanda más tiempo. El litio que está debajo de los salares se obtiene a través de la evaporación del agua de las salmueras. Esto se logra en enormes piletas que tienen 30 centímetros de profundidad y 200 metros de ancho por 800 de largo.

Las reservas mundiales de litio aumentaron 21% (a 82,8 millones de toneladas) de 2017 a 2018. Hay abastecimiento por 376 años. Detrás de Australia, con casi 60% de la producción, están Chile y la Argentina, con 24% y 11%, respectivamente.

Jujuy cuenta con cinco salares. Dos de ellos, el de Olaroz y el de Cauchari, tienen en producción. Los otros tres, Jama, Guayatayoc y Salinas Grandes, aún están en estado de exploración. Esta es una de las provincias que más avanzó en los últimos años en el desarrollo de la minería no convencional. Creó una empresa estatal con “el objetivo de que la provincia tenga participación en todo el negocio minero para no quedarse sólo con el 3% de las regalías establecidas por ley”, explica Oehler. “JEMSE tiene 35.000 hectáreas que están ubicadas en zonas con alta probabilidad de litio y están en oferta para que capitales privados hagan estudios de exploración”, agrega.

Miguel Soler, secretario de Minería de Jujuy, cuenta que Sales de Jujuy (empresa en la que JEMSE está involucrada junto con la japonesa Toyota y la canadiense Orocobre) tiene una capacidad de producción de 17.500 toneladas y tiene pensado ampliarla a 42.500. Exar, ubicada en Cauchari y propiedad de la canadiense Lithium Americas y la china Gangfeng Lithium, puede producir 25.000. Entre las dos, suman inversiones por US$ 700 millones y 500 trabajadores directos. En la etapa de construcción, previa a la exploración, el número de empleos aumentó a mil.

En Salta hay 19 salares y en cada uno, tal cual afirma su secretario de Minería, Daniel Blasco, “hay por lo menos una empresa realizando algún tipo de trabajo”. Salta es un claro ejemplo de los largos procesos que demanda el litio, que rondan los seis o siete años desde que se realiza el estudio de factibilidad. “La mayoría de los casos aún están en etapa primaria, pero en el salar El Rincón se montó una planta demostrativa con nueva tecnología en la que se están terminando los pasos necesarios para extraer”, comenta.

Consultado sobre las posibilidades de industrializar el litio en la provincia, es decir, que se fabriquen productos como baterías, Blasco opina: “No es el momento oportuno. Se necesitan muchas condiciones, no solo que haya litio. Primero tenemos que alentar la producción primaria y, una vez que esta se consolide, ahí hay que alentar la diversificación”.

La mina Fénix es el único proyecto que está en estado de producción en Catamarca. La concesionaria del salar es Livent, de la norteamericana FMC Lithium, que históricamente producía cerca de 15.000 toneladas anuales. Luego de que terminara los trabajos de ampliación el año pasado, alcanzó las 21.500. El nuevo objetivo, según comentan en la Secretaría de Minería provincial, es ampliar la capacidad a 40.000. Para lograrlo, Livent invertirá US$ 300 millones.

Los demás proyectos catamarqueños, Tres Quebradas y Sal de Vida ,se encuentran en estudio de factibilidad y serán explotados por las firmas Liex y Galaxy, respectivamente. Cuando comiencen a producir en 2025, Catamarca habrá alcanzado una capacidad superior a las 100.000 toneladas. Para ello deberán invertir alrededor de 500 millones en cada uno.

Alerta ambiental. Pía Marchegiani, directora de Política Ambiental de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), comenta que le “preocupa la falta de controles por parte del estado jujeño”.

“Las empresas dicen que no afectan al medioambiente porque sólo bombean la salmuera, pero si se extrae más líquido del que entra al sistema hídrico se salinizan las reservas de agua dulce. Si el acuífero se seca, el entorno se termina perjudicando”, agrega Marchegiani.

por Ezequiel Perticari, Cristian Riccomagno

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