Los 400 contribuyentes que habían blanqueado menos de lo que tenían en el extranjero en la amnistía fiscal de 2016/2017 y que ahora fueron descubiertos por la AFIP totalizaban como mínimo unos US$ 400 millones ocultos, según explican en ese organismo.
Sucede que cada uno de ellos disponía de cuentas bancarias no declaradas en el exterior con al menos US$ 1 millón. El hallazgo de dinero negro les supone la anulación de su blanqueo, con lo que deberán pagar entre impuestos, intereses y multas el equivalente a un monto mayor a la suma del patrimonio sincerado y el oculto y afrontarán un juicio que puede llevarlos a compartir cárcel con otros arrestados por evasión como Alberto Samid y Cristóbal López
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Los nombres de los 400 permanecen ocultos por el secreto fiscal. El tiempo dirá si se filtran identidades como las de algunos de los que adhirieron al blanqueo, ya sea el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, o el hermano del Presidente, Gianfranco Macri.
El blanqueo de 2016/2017 fue exitoso en parte porque estaba la amenaza de que países desarrollados y paraísos fiscales iban a comenzar a intercambiar de forma automática información sobre cuentas y propiedades. Más de 100 naciones, entre ellas la Argentina, lo habían acordado en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en 2014. Y es así que en 2018 la Administración Federal de Ingresos Públicos recibió información de 212.000 cuentas.
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Entre esas 212.000 cuentas hay argentinos que no habían adherido al blanqueo y que ahora perderán todo el patrimonio hallado, e incluso más, y deberán afrontar la justicia penal. La AFIP aún no ha precisado el número de los descubiertos en esta situación. En cambio, informó sobre los que sólo habían blanqueado una parte y dejaron otra en la ilegalidad: unos 400.
Los al menos US$ 400 millones en juego suponen una suma elevada para sus dueños, pero no en relación a los 117.000 millones blanqueados en 2016/2017 ni a los 500.000 millones que los argentinos mantienen fuera del sistema, ya sea en el exterior o en cajas de seguridad o bajo colchones de la Argentina, según cálculos de expertos. Es decir, los 400 millones son el 0,0003% de lo sincerado y el 0,00008% de lo que se mantiene fuera del sistema.
“Si te detectan que no habías blanqueado todo, se te cae el blanqueo y podés, como mínimo, perder todo el patrimonio blanqueado y el oculto y además debés enfrentar la ley penal tributaria”, analiza el tributarista César Litvin, que en 2016/2017 sólo aceptaba clientes dispuestos a sincerar todo, precisamente por el riesgo de la puesta en vigencia del acuerdo de intercambio automático de información. Después de que el diario La Nación publicara el pasado sábado la primicia del hallazgo de los 400 casos, varios clientes le escribieron a Litvin por Whatsapp para agradecerle.
“Estos 400 están peor que los que no blanquearon nada”, opinó Litvin. “Porque ahora deberán hacer un trámite para recuperar el 10% o 15% que pagaron para entrar al blanqueo y porque el que no entró ahora sólo debe tributar por lo que le descubrieron”, explicó el tributarista.
También llegó información de los registros de propiedades en los que se demostró que algunos blanqueadores había subvaluado sus inmuebles en el exterior. “A ellos no se les cae el blanqueo sino que deben pagar la diferencia entre el valor declarado y el real”, interpreta Litvin.
¿Por qué esos 400 y muchos más sólo blanquearon una parte de su patrimonio en 2016/2017? “Porque no querían pagar el 10% o 15% del impuesto, unos 100.000 dólares si era una cuenta de un millón”, recuerda Litvin. “Y por el miedo a un regreso del populismo, que venga un gobierno que imponga más impuestos u obligue a repatriar el patrimonio en el exterior y a un tipo de cambio oficial distinto del real”, continúa el contador. El año pasado, el PJ impulsó una reforma para gravar más a los activos en el extranjero, pero finalmente se aumentó la alícuota de Bienes Personales estén donde estén. Ahora, en la campaña, el precandidato presidencial Sergio Massa reclamó “castigar” más a la riqueza depositada tras las fronteras. En los países desarrollados también crece la demanda por gravar más a los ricos en un mundo cada vez más desigual.
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Mientras tanto, en la Argentina, Litvin, otros tributaristas y cámaras empresariales como CAME reclaman al Congreso que vote una moratoria, no un blanqueo, ante la crisis económica que conlleva el retraso en el pago de gravámenes. La moratoria no perdona los impuestos adeudados, pero sí las multas y reduce los intereses. El blanqueo, en cambio, sólo exige el pago de una parte de los tributos evadidos. Aún se desconoce la respuesta de la AFIP.
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