“Montevideo. La bella durmiente”, de Magdalena Martínez Vial y Alfredo Ghierra. Edición de autor, 160 págs. $ 580
“Sufridos y austeros, los montevideanos soportan la falta de glamour de una sociedad de consumo prohibitiva, como soportan también los rigores de vivir en la capital más austral de América, con inviernos cortos y crueles, azotados por el viento helado que sube desde el sur directamente de la Antártida, y porcentajes de humedad del 95% que calan los huesos”. Esto escribía hace algunas semanas la corresponsal en Uruguay del diario madrileño El País, Magdalena Martínez (1970). La periodista vive hace una década en la ciudad que define como “bella durmiente”, porque está convencida que como ciudad, tiene un gran potencial, pero que está desperdiciado.
Si se parodiara la canción “Balada para un loco”, se podría decir que “las callecitas de Montevideo tienen ese no sé qué...¿viste?” Y es justamente, ese “no sé qué” lo que la hace atractiva, pero con una suerte de retrogusto amargo, porque está descuidada, con zonas sucias, oscura, y muchas veces sin aprovechar el potencial de algunos lugares. La periodista, consciente de una rica historia y con el entusiasmo para revertir el discutido presente, elaboró un trabajo que se destaca desde varios aspectos.
El libro es un ensayo sobre Montevideo, pero a la vez guía para turistas, visitantes o simples paseanderos que pueden armar recorridos en función de la abundante información que la autora recogió en su investigación. El título del prólogo evidencia la intención con que el lector debe encarar la experiencia de transitar y conocer a la ciudad: hay que saber mirar. Por eso es una guía que se divide en cuatro grandes capítulos: la rambla “inasible”, la Ciudad Vieja, los palacios republicanos de la Av. 18 de Julio y “el lejano oeste”, del puerto al Prado.
Pero no solo hay referencias a paisajes y construcciones, sino que también la gente, que da vida a los lugares: “Los montevideanos se instalan en sillas playeras en amplias zonas de césped (en la rambla) disfrutando de un privilegio gratuito. Da envidia verlos, porque con su reposera de plástico, viendo el tiempo pasar, esas personas parecen dominar el arte de vivir sencillamente.”
Los dibujos que ilustran el libro son del artista enamorado de Montevideo, Alfredo Ghierra (1968) que visualiza la ciudad en una mezcla de grabados antiguos, con ciudad futurista, emparentada con Ciudad Gótica. Por los altos méritos de la autora y del ilustrador, este trabajo, además de leerse, permite pasearse.
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EL RECOMENDADO
Lo que no se apaga
“La llama”, de Leonard Cohen, Editorial Salamandra, 340 págs. $ 690.
Es difícil pensar cómo imagina un poeta el libro posterior a su muerte, salvo que lo proyecte. Esto es lo que sucede con el trabajo del cantante, poeta, dibujante, novelista y compositor canadiense, Leonard Cohen (1934-2016).
Se trata de un libro en el que se evidencia la pulsión por escribir, dibujar, de decir cosas en forma permanente, de un creador de culto para más de una generación.
El concepto de llama, fuego, calor, como sinónimos de vida, creación o fuerza, es un concepto permanente en la obra de Cohen. Por eso el título es justo. La llama sigue encendida, trascendió al autor.
Cohen un buscador incansable de la belleza en las cosas simples.
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Ida Vitale, reina de la poesía
A los 95 años recibió del Rey de España, el Premio Cervantes, el más importante de las letras hispanas. Vitale, cada día más vital y generosa, con un nombre, Ida, que en su origen germánico quiere decir fuente de la eterna juventud. Se premió una vida de trabajo y puso a Uruguay y a la poesía, en la portada de los medios del mundo.
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NOVEDADES
COMO EL URUGUAY A VECES HAY, de Tomás Linn, Planeta, 366 págs. $ 660.
Si existiera el injusto y sin sentido ranking de periodistas fundamentales de la transición de comienzos de los ‘80, entre los primeros lugares figuraría Tomás Linn (Montevideo, 1950). Su trayectoria, comenzó en El Diario y sigue hasta hoy, en medios locales e internacionales. Su tarea docente ha sido clave para formar a periodistas que lo consideran un maestro.
Autor de varios libros, entre los que se destaca “Los nabos de siempre”, frase acuñada en el lenguaje de los uruguayos para calificar a los ciudadanos honrados, que pagan sus cuentas, pero que no reciben por eso los servicios correspondientes.
Con la misma lucidez de aquel ensayo de 2004, llega este “retrato de un país que se cree demasiado peculiar”. Linn coloca un espejo en el que los uruguayos no quieren verse. ¿Hasta dónde solidarios, educados o cultos? La política, la economía, la cultura en el “unicato” (nueva palabra del glosario vernáculo). Los uruguayos necesitamos urgente, ser autocríticos.
por Jaime Clara
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