La campaña del Frente de Todos está llena de preguntas sin respuesta. Qué hacer con Sergio Massa es la más urgente.
El deseo de recuperar a Massa para la causa K estaba muy claro mientras el líder del Frente Renovador molestaba con sus volanteos por la “ancha avenida del medio”. La Cámpora negoció furiosamente hacia adentro del peronismo bonaerense para darle un lugar apetecible al tigrense. Incluso forzó hasta casi la ruptura su acuerdo previo con el intendente de Tigre Julio Zamora, apoyando el reclamo massista de que Zamora se baje de la reelección para dejarle su candidatura a Malena Galmarini de Massa, que le viene disputando poder en el distrito desde hace años.
A último momento, el apoyo de Alberto Fernández al intendente peronista evitó la diáspora de Zamora hacia Cambiemos, al estilo Pichetto. El tironeo de Massa por lugares en Tigre (donde en la última elección quedó tercero), deterioró aún más su imagen en el municipio que lo vio nacer.
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Pero en otros distritos del Conurbano tampoco lo quieren de visita, ni siquiera acompañando las giras de Kicillof. Dicen que a su paso, Massa deja siempre muchos heridos políticos, y además su salto intempestivo al kirchnerismo camporista que tanto denostó parece que se refleja como mala imagen en los sondeos de opinión pública que manejan en el búnker de campaña K. Por ese motivo, al tigrense lo mandarían a patrullar el interior de la Provincia, bien lejos, ahí donde el voto anti K sigue firme.
Esta semana, los comandantes albertistas de campaña Juan Courel y Santiago Cafiero reunieron a los responsables de prensa de los candidatos del Frente de Todos, para empezar a ordenar una campaña desarticulada por la improvisación. Apuntaron al objetivo electoral de un 10% del electorado todavía indeciso, de clase media y desencantados tanto por la recesión macrista como por la corrupción kirchnerista: a esos tiene que tocarles el corazón Alberto Fernández, inmolándose diariamente ante todos los periodistas que pueda, para hacer llegar su mensaje de autocrítica y redención K.
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Esa tarea insalubre que Cristina elude, ya está mellando las reservas de energía del candidato presidencial. Alberto necesita voces alternativas que tomen la posta y le den un respiro en la desgastante tarea de seducción del voto esquivo.
Sergio Massa, por su nivel de conocimiento en el público y su reciente militancia de tercera vía, sería el candidato ideal para hacer de rueda de auxilio mediática del fatigado Alberto. Pero por algún motivo, los gurúes de la fórmula K no le confían la tarea. Temen que su imagen resulte más urticante que la de la mismísima Cristina y sus camporistas, ante los ojos de votantes desconfiados. ¡Qué paradoja! Tanto lo deseaban a Massa cuando estaba afuera, y ahora que lo tiene adentro, no saben cómo esconderlo.
*Editor ejecutivo de NOTICIAS.
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por Silvio Santamarina*
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