El boom de la serie de Luis Miguel dio la alerta. Poner el ojo en la cerradura de personajes públicos carismáticos funciona como entretenimiento televisivo. “Monzón” en capítulos suma audiencia y buenas críticas; este mes llegará “Apache”, la historia de Carlos Tévez y nos tienen prometida la miniserie de Susana Giménez.
Son las denominadas “biopics”, o ficciones biográficas, cuyo guión y ganancias se negocian con los protagonistas reales porque, obviamente, su relato es el gran proveedor del negocio. Ellos censuran o modifican escenas, aprueban actores y, claro, cobran.
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Distinto es el caso en que los autores se inspiran en personas. A veces son más de una y se fusionan en un personaje. Thomas Harris, el creador de Hannibal Lecter, contó que tomó el perfil de su caníbal de un cirujano mexicano asesino, el Walter White de la serie "Breaking Bad" era un cocinero de metanfetamina de Alabama. Y todos adivinaron a Martha Stewart (la musa mediática de las amas de casa norteamericanas que terminó presa por evasión impositiva) cuando un personaje que repetía su historia entró a la cárcel de “Orange is the new black”.
La cuestión es que a los personajes malos nadie les reclama el copyright. Nadie menos Hugo Moyano, que esta semana salió a exigirle a El Trece el dinero que dice que le corresponde por la ficción el “Tigre Verón”. El de la tevé es un sindicalista que es jefe de una sociedad delictiva. Lo que equivale a que el líder de los camioneros grite: “páguenme, que ese corrupto soy yo”.
El abogado de Moyano, Daniel Llermanos, dijo que demandará a Adrián Suar y al propio actor Julio Chávez porque el personaje presenta demasiadas similitudes con la vida de su cliente.
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Es complicado, muy intangible. ¿A quién le pertenece un personaje? En música, el plagio se prueba por una cantidad de acordes repetidos, en un texto literario, por determinada cantidad de palabras copiadas. El Tigre y Moyano comparten el nombre de la secretaria. Y , según Llermanos, muchas cosas más que no explicita.
Con la demanda que dice haber iniciado en el fuero civil, y que derivará en una audiencia de mediación tras la feria judicial, Moyano espera saber qué réditos económicos ofrece el programa para exigir una participación importante en las ganancias. El enojo por que se lo presente como a un mafioso, imagen que –según argumentó- hiere a la familia y podría generar bullying a sus nietos, es negociable. Llermanos avisó que están abiertos a escuchar una compensación. Cualquier semejanza con la ficción es pura coincidencia.
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*Editora Ejecutiva de NOTICIAS.
por Alejandra Daiha*
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