Cuando fue identificada, la enfermedad Covid-19 estuvo caracterizada inicialmente por síntomas como fiebre, dolor de garganta, tos y disnea. Es decir que, básicamente, se trató de manifestaciones del sistema respiratorio. Sin embargo, los especialistas de diversas partes del mundo comprobaron que había además otras manifestaciones: dolor de cabeza, dolor abdominal, diarrea, pérdida de sabor y olfato se agregaron al espectro clínico, durante el curso de la pandemia de COVID-19.
Los informes sobre los hallazgos neurológicos aumentaron velozmente y así fue como la cefalea subió en el ránking de importancia: los estudios observacionales entre las personas contagiadas con el coronavirus SARS-CoV-2 mostraron que la incidencia del dolor de cabeza va del 11% al 34% de los pacientes hospitalizados con Covid-19.
Ya un estudio del 30 de marzo en la revista especializada Headache hacía referencia a un tipo de cefalea específica: el de los profesionales de la salud que utilizan equipos protectivos para no contagiarse el virus. Sobre 158 personas estudiadas en Singapur, los investigadores hallaron que “la mayoría de los trabajadores del área de la salud desarrollaron o bien cefaleas asociadas con los Equipos de Protección Personal o EPP, o bien una exacerbación de sus cefaleas preexistentes”.
Recientemente, otro estudio muestra que la pandemia nos está provoca cuatro tipo diferentes de dolores de cabeza: la propia de la enfermedad Covid-19; un agravamiento del dolor de cabeza primario que ya padecía la persona; el producido por el uso constante de los EPP; y uno con origen en la tensión emocional.
“La cefalea que predomina con el coronavirus es de gran intensidad, que empeora con la actividad física y los movimientos de la cabeza, y puede afectar a toda la parte superior o a un lado. Puede despertar al paciente por la noche y habitualmente le molestarán los ruidos y, en ocasiones, las luces”, señala Jesús Porta Etessam, jefe de Neurología del Hospital Clínico San Carlos y profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Esta universidad participó de la nueva investigación, publicada como la anterior en la revista Headache, en asociación con investigadores de los Hospitales Clínico San Carlos de Madrid y Clínico de Valladolid (los tres, de España).
Los expertos delimitaron clínicamente los tipos de dolores de cabeza gracias a encuestas realizadas a más de un centenar de profesionales sanitarios, principalmente de Madrid, y la mayoría (73,2 %) sin antecedentes de dolores de cabeza.
Hasta el 15 % de los pacientes presentan dolores de cabeza, muchos sin presencia de fiebre. “Cada uno tiene una explicación fisiopatológica diferente y, por lo tanto, el manejo debe ser diferencial”, destaca Porta Etessam.
Tipos de dolor y tratamientos
El investigador explica que, en el caso de la cefalea propia de la Covid-19, se procede al bloqueo anestésico y a los esteroides (corticoides), si bien “no hay evidencias al ser un cuadro realmente reciente”. Si la persona sufre de un agravamiento de la cefalea primaria, se aplican los tratamientos habituales dependiendo si es una migraña o una cefalea en brotes.
Los episodios de cefaleas que se dan como ataques frecuentes, conocidos como períodos en brotes, “pueden durar de semanas a meses, y suelen estar seguidos de períodos de remisión cuando los dolores de cabeza cesan. Durante la remisión, no se presentan dolores de cabeza durante meses y a veces incluso años”, explican desde la Clínica Mayo. Una cefalea en brotes comúnmente te despierta en medio de la noche con un dolor intenso en un ojo o alrededor de un ojo en uno de los lados de la cabeza.
La migraña, por su parte, “puede causar un dolor pulsátil intenso o una sensación de latido en la cabeza, generalmente de un solo lado. A menudo suele estar acompañada de náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y al sonido”. Hay personas que además tienen, antes del dolor intenso, un aviso que viene en forma de aura, o luces intensas que se perciben también de un solo lado: luego llega el pico doloroso.
La incorporación de nuevos elementos para protegerse de la infección también puede ocasionar estos dolores de cabeza. Modificar la manera de llevar los barbijos, o tapabocas/nariz/mentón y las pantallas protectoras bastaría para que el dolor pase.
Y, por último, para tratar la cefalea provocada por el estrés de la situación, o lo que más comúnmente conocemos como dolores de cabeza tensionales, causada por la contracción muscular en la cabeza, cuello u hombros, “la respuesta está, por ahora, en los neuromoduladores”, admite Jesús Porta Etessam.
“La mayoría ceden entre las primeras 24 horas y una semana, pero un pequeño porcentaje no responderá a los tratamientos habituales -admite el especialista-. Tenemos ya varios pacientes que han desarrollado una cefalea crónica.”
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