“Revelan un nuevo blanco terapéutico para el tratamiento de cánceres de sangre. El estudio, llevado adelante por el investigador del CONICET Gabriel Rabinovich y científicos de la Universidad de Oxford (en el Reino Unido), probó, tanto en modelos in vitro como in vivo, la efectividad de un anticuerpo desarrollado por investigadores del Consejo para revertir el avance de la mielofibrosis, una enfermedad onco-hematológica”, así tituló la Comisión Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas la importantísima novedad que dio a conocer. Y es que no es para menos: la investigación demostró que el anticuerpo monoclonal anti-Gal-1 desarrollado en el Laboratorio de Glicomedicina del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME, CONICET-Fundación IBYME), dirigido por Rabinovich, logró frenar el avance de la neoplasia y revertir el cuadro patológico. Y el hallazgo fue publicado en una publicación científica de primer nivel: la revista Science Translational Medicine, del grupo Science.
¿Cómo surgió este trabajo conjunto entre argentinos y miembros de Oxford? La mielofibrosis es un cáncer de la sangre, una enfermedad por la cual los pacientes empiezan a tener mutaciones en su genes a lo largo de la vida. Al superar los 60 años esa médula ósea (de la cual salen los glóbulos rojos, los glóbulos blancos, las las plaquetas, es decir las células que circulan en la sangre) se fibrosa, lo que implica que haya células que empiezan a ocupar el lugar donde tendrían que estar las células de la sangre creciendo y diferenciándose. Empiezan a molestar, a cicatrizar esa médula, que se torna una médula dura que impide que se produzcan los componentes sanguíneos. Resultado: anemias, alteraciones en glóbulos rojos, en planetas, en glóbulos blancos.
“Dos científicos de la Universidad de Oxford, Beth Psaila y Adam Mead, que trabajan hace muchísimos años en la búsqueda de nuevas drogas porque la enfermedad tiene una cantidad muy limitada de tratamientos disponibles, me contactaron”, describe Gabriel Rabinovich. Y completa: “Ellos compararon la médula ósea de un paciente con esta fibrosis con una médula ósea normal y en esa comparación que hicieron tanto en modelos animales como en médulas óseas de organoides humanos de pacientes pudieron ver que había cuatro células que jugaban un rol importante y que habían sido descriptas. Cuando empezaron a explorar qué genes y qué proteínas tenía una médula ósea con mielofibrosis hallaron a la Galectina-1 (Gal-1), con la que hemos trabajado toda la vida, desde el año 1993. Y por eso se pusieron en contacto con nosotros”.
Los expecialistas británicos pidieron al equipo de Rabinovich herramientas para poder bloquear a la Gal-1 y apelaron a su experiencia para poder trabajar juntos y terminar ese estudio. “Es un gran orgullo. Les enviamos el anticuerpo que nosotros tenemos previsto llevar a la clínica y en Oxford pudieron validarlo. Es muy importante para nosotros que hayan podido comprobar que el anticuerpo funciona muy bien e incluso mejor que otras terapias que se conocen”.
En Oxford no solo comprobaron que con el anticuerpo desarrollado por el equipo argentino era posible bloquear el desarrollo de la fibrosis medular, normalizando la producción de las células sanguíneas, sino que además notaron que el tamaño del bazo y del hígado de esos pacientes (que en general están muy agrandados), se normaliza. Además pudieron verificar que anti Gal-1 es un indicador del pronóstico sobre la evolución de la enfermedad. En resumen, es un nuevo blanco terapéutico contra ese tipo de cáncer.
Startup con ciencia argentina
La colaboración entre ambos equipos de investigadores fue siempre de manera virtual, aún no se conocieron en persona, pero continuará. “Ellos quieren apoyar el desarrollo de nuestra anticuerpo, así que bueno, se abrió una un abanico enorme de colaboraciones, Como son médicos, quieren ir rápido a los pacientes, es como un pie en el acelerador, nos empuja y nos estimula muchísimo”, resume Rabinovich, y hace especial mención a todo el equipo de trabajo argentino y en particular a Juan Manuel Pérez Sáez, uno de los responsables del desarrollo del anticuerpo monoclonal anti Gal-1.
El trabajo de Gabriel Rabinovich sobre las Galectinas tiene décadas detrás, lo que ha valido publicaciones en revistas científicas de primer nivel (los estudios han sido avalados por más de 320 artículos científicos en revistas líderes mundiales) y han dado lugar a patentes de invención. Los científicos argentinos hallaron que en un gran número de cánceres las células tumorales producen cerca de diez veces los niveles normales de Gal-1 y que usan esta proteína para desarrollarse, hacer metástasis y evitar que el organismo las elimine. Gal-1 favorece todos los mecanismos que tienen que ver con el crecimiento tumoral: les permite escapar del sistema inmune, crear vasos sanguíneos nuevos y migrar para formar metástasis. De allí el desarrollo del anticuerpo anti Gal-1.
En agosto del 2023 las décadas de trabajo dieron como fruto el lanzamiento de GALTEC, una empresa argentina de base tecnológica creada por Gabriel Rabinovich junto a colegas del CONICET y profesionales de distintas disciplinas. El objetivo de GALTEC es el desarrollo de estrategias terapéuticas para el tratamiento de cáncer, enfermedades inflamatorias y autoinmunes.
Actualmente la empresa no cuenta casi con subsidios nacionales, pero sí con inversores, como White Lyon. En el caso del laboratorio, hay fundaciones sin fines de lucro que aportan, como la Fundación, la Fundación Rene Baron, la Fundación Williams y hasta aportes de familias, como las de Ferioli, Ostry, Caravallo y Alfonzo.
Investigar hoy, en la Argentina
Noticias: En este contexto tan complejo tanto para la investigación científica como para la educación pública, ¿cómo ha sido el trabajo en GALTEC en este año desde su creación?
Gabriel Rabinovich: En esta parte estoy muy contento, ha sido una ilusión muy grande para nosotros y fue mucho esfuerzo de muchos años. Galtec es una empresa biotecnológica que tiene como fin traducir descubrimientos de tantos años en productos farmacéuticos y llegar a la población que los procise. Y eso implica un trabajo doble, porque no es lo mismo que hacer ciencia porque demanda un esfuerzo muy grande, nuevos aprendizajes con nuevos lenguajes para poder comunicarse con inversores privados y conseguir el dinero necesario para los desarrollos. Es imprescindible tratar de ser más dúctil y versátil para poder mantener por un lado el laboratorio, y por el otro lado seguir adelante para poder llegar a los pacientes.
Noticias: ¿Y en qué etapa están?
Rabinovich: Estamos poniendo mucho énfasis en el desarrollo de los productos, porque ya tenemos listas las dos plataformas que llevamos investigando y trabajando, la de autoinmunidad y la de cáncer. Hemos avanzado mucho en un año como para tener las dos plataformas listas de manera paralela para manufactura con la idea de comenzar ensayos clínicos ya en un año y medio, o dos.
Noticias: ¿Cómo ves la recepción de los trabajos de investigación cuando en el exterior saben que son desarrollos argentinos?
Rabinovich: Es muy muy buena. La verdad es que cada vez que vamos digamos a al exterior tanto por la investigación para dar conferencias o para colaborar en otros ensayos la gente confía mucho en nuestra ciencia. Publicamos mucho, en las mejores revistas que podemos, hemos validado y hemos confirmado resultados y produjimos ciencia reproducible. Muchas veces desde el exterior preguntan cómo es posible lograr todo esto en un ambiente a veces tan difícil económicamente; y a eso lo valoran mucho, advierten el esfuerzo que nosotros tenemos que hacer, muchísimo mayor a veces. No solo por el dinero que tienen para investigar sino porque además les llega un reactivo en 24 horas mientras que nosotros tenemos que esperar seis meses. Es muy complejo en la Argentina, y con toda la situación económica y política del país y la reacción que hay hacia el sistema científico y la educación pública. Pero yo creo que lo que nos lleva a seguir adelante es la pasión, el amor profundo a lo que hacemos. Y el compromiso para poner énfasis en que el objetivo es darle más oportunidades a los pacientes con cáncer y con enfermedades autoinmunes.
Y concluye: “Para mí es importante remarcar la importancia de la universidad pública, porque todo esto hubiese sido imposible sin ese apoyo. Yo soy fruto de la universidad pública, todo este trabajo comenzó en la Universidad Nacional de Córdoba, luego siguió en la Universidad de Buenos Aires, fue apoyado por el CONICET y hubiera sido imposible llegar a este momento sin el apoyo de las de la Agencia de Promoción Científica del ex Ministerio de Ciencia técnica. Es muy importante cuidar todo eso, porque si no no va a haber ciencia básica que puedan nutrir ningún desarrollo tecnológico y vamos a transformarnos en un país que no puede generar su propio conocimiento. Y no olvidemos que, justamente, gobernar es dar oportunidades”.
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