CUATRO ESTRELLAS
Con el punto de partida de este film se puede hacer cualquier cosa: un escritor joven se traslada a una playa para terminar una novela con urgencia; aparece una chica y pone en crisis al escritor y a su tranquilidad.
Pero además hay incendios forestales (el “cielo rojo” al que alude el título), lo que pone -como es habitual en la obra de Christian Petzold- toda relación humana ante una situación límite.
Lo brillante de esta película consiste en usar los lugares comunes (la aparición de un tercero, los celos, la irrupción del editor, etcétera) para darlos vuelta y contar otra cosa, esta vez con bastante más humor y luz que en otros films del director (Ondina o la brillante Fénix, sin ir más lejos).
A partir de una fábula aparentemente conocida, Petzold logra retratos humanos complejos sin caer en lo discursivo. De eso se trata, finalmente, la gran potencia del cine: en reflejar y construir con imágenes y gestos una realidad interior y compleja.
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