TRES ESTRELLAS Y MEDIA
Esta película es una rareza: en el afán de exprimir lo más posible las propiedades intelectuales (o los nombres y marcas archirecontrasúperreconocidos), aparece una película que narra sólo uno de los capítulos de la novela Drácula, de Bram Stoker: el viaje en barco que lleva al vampiro de Europa continental a Londres.
En la novela, es una serie de anotaciones en un diario. Aquí es todo, y en realidad es la vieja historia del monstruo en un lugar cerrado y sin salida (Alien es lo mismo, pero en lugar de ser en el mar, es en el espacio). ¿Funciona? Sí, aunque uno sabe -si conoce el mito y ¿quién no lo conoce, dado que Drácula es uno de los cinco personajes más presentes en la historia del cine?- que todo va a terminar mal (bueno, hay alguna originalidad incluso en eso).
Pero lo ominoso, el ambiente decimonónico, la luz y el uso del espacio hacen que el film sea efectivo sin caer nunca en el gore desatado. Y además, por fin, un vampiro realmente temible, después de tanto caballero romántico y encantador.
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