(TRES ESTRELLAS y 1/2)
La historia de Simone Veil implica un rico recorrido por lo que han sido las décadas desde la Segunda Guerra Mundial, lo que implica, también, una enorme cantidad de cambios culturales y políticos impensados siglos antes. Veil, sobreviviente de Auschwitz, fue una enorme figura política a quien se recuerda sobre todo por haber conseguido el aborto legal en Francia.
La película, que recorre su vida privada y pública, le hace honor sobre todo por la precisa interpretación de Elsa
Zylberstein, perfecta en el rol de una mujer que carga con marcas dolorosas pero no hace del resentimiento un motor, sino que se mueve dentro de la idea de comprender y establecer aquello que es justo. Lo que no implica que no tenga contradicciones: en ese sentido, la película logra que el personaje no sea un pedazo de mármol consagrado sino el retrato de un ser humano con firme voluntad capaz de construirse una vida a partir del servicio hacia otros.
Es cierto, el filme también cae en algunos lugares comunes del género, pero nunca aburre y su punto queda bien mostrado.
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