“Podemos quejarnos de la arrogancia, la ignorancia o la estupidez de otra persona, sin siquiera considerar los enormes defectos que nuestro carácter puede albergar. Este punto ciego se vuelve evidente en cada una de nuestras relaciones de amistad. Sin tener nunca la intención de hacer daño, nuestras acciones irreflexivas lastiman a las personas que amamos. Me refiero a una crueldad casual más que deliberada, aunque las consecuencias de estos errores son igualmente perjudiciales”, expresó David Robson.
El autor del libro "The Laws of Connection", un reconocido ensayo sobre la conexión social, se refirió a las llamadas “relaciones ambivalentes” en un reportaje realizado por la BBC. El término se vincula sobre las personas que se sienten a la vez cálidas como frías, que pueden causar incluso generar más daño al bienestar personal que las figuras puramente rencorosas. El especialista recomendó poner atención a una serie de indicios que identifican esos “amigos tóxicos”.
En estudios que investigan amistades “impredecibles”, científicos pidieron a los participantes que se imaginen acudiendo a un amigo en busca de consejo, comprensión o un favor. En una escala del 1 al 6, los investigadores pidieron que respondan y clasifiquen a las siguientes preguntas: ¿Qué tan útil es tu conexión?, y ¿Qué tan perturbadora es tu conexión? Como resultado, la duda inherente sobre ello era una fuente grave de estrés. En otro estudio, el simple hecho de saber que los “amigos ambivalentes” estaban sentados en la habitación de al lado fue suficiente para elevar la presión arterial de los participantes.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es saber compartir el aprecio. “Cada uno de nosotros está atrapado en su propia mente, pero sobre estimamos qué tan bien los demás pueden leer nuestro estado emocional, un fenómeno que a veces se conoce como ilusión de transparencia”, explicó Robson y agregó: “Por supuesto, es posible que nuestro lenguaje corporal transmita nuestra calidez y aprecio a los demás, pero no podemos confiar en ello, lo que significa que a menudo haríamos mucho mejor si expresamos esos sentimientos con palabras”.
Una respuesta empática puede validar los sentimientos, lo que alivia parte del estrés. Las ofertas de apoyo emocional más eficaces a menudo incluirán aliento o consejos que les ayuden a ver sus problemas desde una nueva perspectiva. En cambio, un amigo tóxico puede ser muy desdeñoso o crítico acerca de los sentimientos, lo que resulta en una sensación de rechazo que sólo aumenta la carga emocional de la persona. “Esta tendencia, que se parece a la de un buitre que se alimenta de las emociones de los demás sin ayudarles a cambiar su situación, constituye otra forma de toxicidad en las amistades”, reconoció el especialista.
Finalmente, un aspecto es subrayado por Robson. El escritor destacó: “La empatía es igualmente importante al compartir emociones positivas. La compasión, que deriva del latín “dolor compartido”, es bien aceptada como fundamento de la amistad, pero la importancia de la felicidad compartida es mucho menos conocida. Un amigo comprensivo debe responder de manera activa y constructiva: pidiendo más información, discutiendo las implicaciones y expresando su propia alegría u orgullo”.
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