La muerte de Mahsa Zhina Amini, de 22 años, en septiembre; detenida por la “policía moral” de Irán por tener mal colocado el velo; desató una ola de furia dentro y fuera de las fronteras de ese país. Una de las preguntas que se plantearon en ese momento las organizaciones internacionales feministas y de defensa de los derechos humanos, fue qué acciones concretas necesitaban estas mujeres de parte de la comunidad internacional, que resultaran efectivas y contundentes para protegerlas, pero que nadie les estaba brindando.
Un libro que acaba de publicarse en Buenos Aires apunta directamente a esa cuestión, afirmando que el progresismo e incluso, el feminismo, ante el riesgo de ser considerados intolerantes o racistas, han sido indiferentes al drama que viven muchísimas mujeres y niños en algunos países musulmanes.
El texto se llama “Sin velo. Cómo el progresismo legitima al Islam radical” y su autora es Yasmine Mohammed, una educadora canadiense dedicada a apoyar a mujeres y personas LGBT que deben rehacer sus vidas fuera del entorno musulmán en el que crecieron.
Yasmine, hija de padres egipcios, vivió casi toda su vida en Canadá, en un hogar opresivo, recibiendo castigos corporales y abusos sexuales y con la prohibición expresa de trabar relación con personas que no profesaran su religión. A los 20 años fue obligada a casarse con un hombre mayor, que según se reveló luego, era miembro de Al Qaeda y enlace de Osama bin Laden en suelo canadiense. Después de su matrimonio, Yasmine ya no pudo salir sola a la calle, debía usar “nicab”, es decir, un velo que ocultaba su cabeza y su cara; y las ventanas de su departamento estaban forradas con papel para que nadie la viera. Decidió escapar cuando se dio cuenta de que su hija podía ser víctima de una mutilación genital. El camino de su liberación fue arduo y doloroso. “Nunca había oído o sabido de algún musulmán que hubiera abandonado el islam. No es una opción. Es casi como elegir no ser más negro”, explica Mohammed en “Sin velo”.
Hoy Yasmine dirige la fundación “Free Hearts, Free Minds”, que brinda asesoramiento a personas que abandonan el islam; colabora con la Fundación Ayaan Hirsi Ali, de la escritora de origen somalí (que milita en contra de la mutilación genital) y ofrece conferencias sobre el tema en todo el mundo.
Desde Canadá, Mohammed respondió vía mail, las preguntas de NOTICIAS.
NOTICIAS: ¿Siente que el feminismo mundial tiene una deuda con las mujeres que viven sometidas en algunos estados islámicos?
Yasmine Mohammed: Es interesante separar a las mujeres musulmanas en una categoría distinta de las feministas de “todo el mundo”. Las feministas en los países de mayoría musulmana no son diferentes de las de cualquier otra parte del planeta: todas somos mujeres humanas. Las mujeres deben apoyar a las mujeres, independientemente de dónde estemos en el mundo. Las mujeres sin poder nunca pueden esperar progreso si no cuentan con el apoyo de las que tienen poder. No hay una dicotomía entre mujeres musulmanas y no musulmanas. Se trata de “todas” las mujeres. Todas tenemos una deuda entre nosotras. Todas merecemos la libertad, la igualdad y nuestra autonomía personal y corporal.
NOTICIAS: ¿En su libro habla de la “culpa blanca”? ¿Es ese sentimiento en los “blancos” el principal obstáculo para que las personas sometidas por el islam puedan liberarse?
Mohammed: La “culpa blanca” es la razón por la cual la gente no entiende o no quiere ayudar a las feministas en el mundo de mayoría musulmana. Y esas mujeres no precisan ayuda, exclusivamente, necesitan que la gente en Occidente deje de apoyar a sus opresores. No queremos que nos ayuden, queremos que se ayuden a sí mismos manteniéndose firmes en sus valores, en lugar de regurgitar tópicos islamistas como "el hiyab es una opción feminista que empodera". Saben que no lo es. Saben que, en un contexto cristiano, la cultura de la “pureza” es tóxica. Pero cuando proviene del contexto islámico, les resulta exótica, cultural y hermosa. Tienen la creencia de que la civilización occidental y blanca tiene el monopolio de ideas como la libertad, la democracia y el feminismo. Y piensan que no está bien apoyar estas ideas a nivel mundial, que eso es malo. ¿Cómo puede ser malo? Todos merecen estos derechos humanos básicos, no solo las personas en Occidente. Y la verdad es que la gente en Persia y en el mundo árabe ha estado pensando, escribiendo y hablando sobre estas ideas mucho antes de que existiera la civilización occidental. Estas son ideas universales y humanas. Alentarlas universalmente no es alentar “ideas occidentales”, es alentar los derechos humanos básicos para todos.
NOTICIAS: ¿Qué opina del llamado “feminismo islámico”?
Mohammed: Creo que es un oxímoron. El islam es una religión misógina. Todas las religiones son dañinas para las mujeres. Las principales religiones del mundo fueron creadas por hombres para apoyar a los hombres y controlar a las mujeres. Apoyo totalmente a las feministas musulmanas, al igual que apoyo a todas las feministas que luchan por su igualdad. Pero no se equivoquen, las feministas musulmanas se enfrentan al islam, que es la antítesis del feminismo. El islam es el obstáculo. Cuando las feministas en Egipto quisieron criminalizar el abuso doméstico, se enfrentaron al Corán 4:34 que instruye a los hombres para golpear a sus esposas arrogantes o desobedientes. Cuando las mujeres en Pakistán o Irán quisieron aumentar la edad del matrimonio, se enfrentaron a los “mulláhs” (intérpretes de la religión y la ley islámicas) que afirmaron que su profeta se casó con una niña de seis años y, dado que es el mejor ejemplo de toda la humanidad, en todos los tiempos, no se puede cambiar su ejemplo. Apoyo totalmente a las feministas musulmanas que luchan contra los edictos misóginos en su religión, pero la religión en sí misma no es feminista ni mucho menos.
NOTICIAS: ¿Cree que existe alguna posibilidad de transformación dento del islamismo que considere las libertades individuales?
Mohammed: El islam está totalmente en contra de las libertades individuales, esto se puede ver claramente en los países que se rigen por la ley islámica: Irán, Afganistán y Arabia Saudita. Sin embargo, si a los musulmanes individuales se les da libertad, bajo un gobierno secular, apoyarán seguramente las libertades individuales. Si los musulmanes no estuvieran controlados por gobiernos tiránicos, si se les permitiera ser pensadores críticos en lugar de que se les predicara la religión en la escuela, los medios de comunicación, las políticas públicas, etc., entonces podrían progresar de la misma manera que los cristianos y los judíos, que han superado los edictos arcaicos de sus libros sagrados.
NOTICIAS: ¿Ha recibido amenazas por su labor de concientización?
Mohammed: Diariamente. No solo me odian porque hablo en contra de los daños que el islam causa a nivel mundial. Me odian porque soy una mujer que se atreve a valerse por sí misma y a abrir la boca. Fui educada para creer que mi principal objetivo en la vida era obedecer. Obedecer a Alá. Obedecer a mi esposo. Estaba cubierta de pies a cabeza de negro y mis ojos no eran visibles. Me deshumanizaron. Me borraron. Fui golpeada y violada hasta la sumisión. Soy peligrosa porque le muestro a otras mujeres que no importa la oscuridad en que vivan, pueden vencer, perseverar. No solo pueden sobrevivir, sino también prosperar. Por supuesto que quieren que me calle. Desearían poder dispararme como lo hacen con las valientes feministas en las calles de Irán. O poder encarcelarme como encarcelan a las feministas en Arabia Saudita. Pero tengo el privilegio de estar en Occidente, adonde me protege la libertad de expresión. Continuaré hablando por todos los millones de mujeres sin voz. Tengo un canal de YouTube llamado “Forgotten Feminists” ("Feministas olvidadas") donde hablo con muchas otras mujeres que también han sobrevivido y prosperado. Cada vez que compartimos nuestras historias, motivamos a otras a encontrar su libertad. Por supuesto que los religiosos no quieren que haga mi trabajo. Tal vez puedan rezarle a Alá para que me detenga.
Comentarios