Hiscox es una compañía de seguros de origen británico fundada en 1901, que ofrece pólizas para propiedades de alto valor, autos clásicos, obras de arte, pura sangre, secuestro y rescate, y accidentes aeroespaciales. A principios de mes dio a conocer su Informe del Arte Contemporáneo 2025 o HAT 100 que se basa en los resultados del mercado público de subastas de arte durante 2024. Estos no necesariamente tienen su correlato con la relevancia institucional de los artistas, la cual se establece a través de bienales, premios y exposiciones en museos. En otras palabras, HAT 100 es un análisis sobre lo que el arte contemporáneo vende a la vista del público, tomando como punto de partida el año 2000.
Del informe surge que en 2024 cayó 27% el valor total de las ventas respecto al año anterior. Y que las cinco obras más valiosas vendidas en 2024 alcanzaron los 181 millones de dólares, un 19% menos que los 228 millones de 2023.

La obra contemporánea más cara del año fue “Ria, Naked Portrait” de Lucian Freud, que se adjudicó por 13 millones de dólares en una subasta celebrada en Londres. Le sigue “I Want to See the Bright Lights Tonight” de Yoshitomo Nara (2017), vendida en Hong Kong por 10,3 millones, y “Troupeau d'Éléphants dans les Arbres Table” (2001) de François-Xavier Lalanne, subastada en Nueva York por 10 millones. Jeff Koons ocupa la cuarta posición con “Balloon Monkey (Blue)” (2013), vendida por 8,2 millones en Londres. El quinto puesto es para Kerry James Marshall con “Vignette #6” (2005), vendida en Nueva York por 6,5 millones de dólares. Todas en sedes de Christie's y Sotheby's.
La presencia geográfica en el total del ranking está dominada por los artistas norteamericanos con 43%, siguen los europeos con 36%, Asia y Australia con 14%, África 4%, Latinoamérica 2% y Oriente Medio y Norte de África 1%). Christie's y Sotheby's también lideran las ventas en los últimos 5 años (2019-2024).

En este período Banksy batió un record en 2021, vendió por 65,1 millones que, sumados a los 8,8 millones de 2024, hacen un total de 73,9 millones; algo que confirma la ironía de sus compañeros de estilo (el graffiti): no hay causa que sea injusta que no convierta en una maqueta valiosa. Menos meteórico, pero con una solidez de obra apabullante, el otro destacado resulta David Hockney (88 años) que, en esos 5 años, vendío 65 millones y en 2024, 8,5 millones; con un total de 73,5, casi empatando a Banksy.
Artistas destacados
Aquí van algunos de los que sobresalen en el informe.
François-Xavier Lalanne (1927-2008) y Claude Lalanne (1924-2019) fueron un reconocido dúo artístico francés, reconocido por sus esculturas surrealistas y su arte funcional. Casados en 1967, la pareja colaboró frecuentemente, manteniendo sus estilos artísticos individuales. François-Xavier se especializó en la creación de esculturas a gran escala, a menudo muebles con formas de animales, como su icónico “Rhinocrétaire” y esculturas de ovejas. Claude era conocida por sus intrincadas obras inspiradas en la naturaleza, incluyendo motivos de flora y fauna fundidos en bronce o cobre, que integraban formas orgánicas con sensibilidad poética. Juntos se convirtieron en pioneros en el mundo del arte, difuminando las fronteras entre las bellas artes y el diseño. En 2023, François-Xavier y Claude Lalanne generaron 62,6 millones en subastas de obras producidas después del año 2000, lo que situó a François-Xavier en el segundo puesto del ranking y a Claude en el décimo. En 2024, sus ventas se vieron impulsadas por la subasta dedicada a François-Xavier Lalanne de Christie's en Nueva York, que incluyó la venta de 70 esculturas de la colección personal de Dorothée, hija de Lalanne.

Artista destacada menor de 45 años: Lucy Bull (n. 1990, Nueva York) es una artista residente en Los Ángeles conocida por sus pinturas dinámicas y abstractas que evocan experiencias sensoriales. Graduada de la Escuela del Instituto de Arte de Chicago, su obra presenta vibrantes capas de color y texturas intrincadas. La artista, que debutó en el mercado de subastas en 2022, está representada por la Galería David Kordansky en Los Ángeles y recientemente ha sido objeto de una exposición individual en el Instituto de Arte Contemporáneo de Miami. El año pasado, las obras de Lucy Bull recaudaron 8,1 millones en subastas, un aumento del 38%, lo que la situó en el puesto 18 del HAT 100, desde el puesto 35 en 2023.
Artista contemporáneo destacado: George Condo (n. 1957) es un artista contemporáneo estadounidense reconocido por su fusión de técnicas de pintura clásica con figuras surrealistas, un estilo que él llama "realismo artificial", que surgió en la escena artística neoyorquina de la década de 1980, junto con Jean-Michel Basquiat y Keith Haring. En 2024, sus obras posteriores al año 2000 recaudaron 27,8 millones en subastas, una caída del 6% respecto al año anterior, pero suficiente para ascender al tercer puesto del HAT 100 (desde el quinto puesto en 2023).

Artistas con mayor movimiento: Maurizio Cattelan (n. 1960), artista conceptual italiano reconocido por sus esculturas satíricas y provocadoras que desafían el poder, la autoridad y la cultura contemporánea. Obtuvo reconocimiento internacional en Nueva York con La Nona Ora (La novena hora), una estatua de cera del Papa Juan Pablo II impactada por un meteorito, exhibida originalmente en 1999 en la Kunsthalle de Basilea. En 2024, las obras de Cattelan posteriores al año 2000 generaron 5,3 millones en subastas, lo que lo catapultó al puesto 29, desde el 978 en 2023. Esto se debió principalmente a la venta de su obra “Comedian” (la famosa banana pegada en la pared), que alcanzó un precio de remate de 5,2 millones en Sotheby's de Nueva York en noviembre de 2024.

Lucian Freud (1922-2011), pintor británico reconocido por sus intensos retratos y desnudos de gran carga psicológica. Artista figurativo de renombre, utilizó una densa pasta y un meticuloso detalle para capturar la crudeza física de sus modelos. En 2024, las ventas en subastas de obras de Freud realizadas después del año 2000 aumentaron un 185%, lo que lo impulsó al octavo puesto (43 en 2023) gracias a la exitosa venta de una de sus pinturas. Su obra “Ria, Naked Portrait”, vendida por 13,1 millones, retrata a Ria Kirby, gestora de arte que el artista de 83 años conoció en el Victoria and Albert Museum de Londres en 2006.
Agnes Martin (1912-2004), pintora estadounidense-canadiense conocida por sus abstracciones minimalistas basadas en cuadrículas que evocan tranquilidad e introspección. Fue influenciada por el budismo zen y el expresionismo abstracto. Exhibe en importantes instituciones como el MoMA, la Tate Modern y el Guggenheim. Si bien las obras creadas por Martin después del año 2000 son relativamente escasas en subastas, en 2024 cuatro de ellas se vendieron por un total de 8,3 millones, la segunda cifra más alta desde 2022. Como resultado, Agnes ascendió al puesto 17 en la lista HAT 100, desde el puesto 286 en 2023.
Un dato ningún artista argentino integra el ranking de las obras más caras del mundo.
Estado de ventas y paradojas del nuevo arte contemporáneo
Resulta importante el concepto “pintura húmeda” (o “fresca”), con el que el informe engloba a las obras de arte vendidas en subasta dentro de los dos años posteriores a su creación. Y a esto se suma otro detalle: realizadas por artistas menores de 45 años. Así, las ventas totales de este rubro cayeron 64% (hasta 14,1 millones de dólares), frente a los 38,8 millones de 2023.
En cantidad, las obras de arte de pintura húmeda se redujeron una cuarta parte, a 698 lotes, frente a los 924 del año anterior. Con las ventas en su nivel más bajo en siete años, la fiebre especulativa que de 2022 y 2023 ha llegado a su fin. Y también, casi uno de cada cinco lotes de pintura fresca que se subastaron no se vendió, la proporción más alta en siete años. En cuanto al valor de ventas, menos de cuatro de cada diez lotes de pintura fresca (38%) se vendieron por encima de la estimación media, en comparación con el 49% en 2023 y el 63% en 2022.
Además, aumentó la proporción de artistas menores de 45 años que fue del 40% (41% en 2023), significativamente superior al 30% de 2019, antes de la pandemia. Esto se debió a una fuerte caída en las ventas de obras de arte superiores a un millón de dólares. El mercado de artistas jóvenes y emergentes atrae a la mayoría de los especuladores y, dado que el potencial de obtener altos rendimientos rápidamente se ha desvanecido por ahora, la atención se ha centrado en las obras de artistas contemporáneos consagrados y artistas de posguerra.
Sin embargo, el número de lotes vendidos por menos de 50 000 dólares aumentó a 4684, 20 % más que en 2023. El valor total de venta de estas obras de arte menos costosas aumentó un 5 %, hasta los 59 millones de dólares, lo que muestra un cambio en el mercado, de especuladores a coleccionistas.
Así tenemos a los artistas menores de 45 años clasificados por valor de venta (2024) –en millones de dólares: Lucy Bull, 8,074; Jadé Fadojutimi, 7,058; Nicolas Party, 5,649; Matthew Wong, 5,108 y Avery Singer, 3,560. Y a los artistas clasificados por lotes de pintura fresca vendidos (2024): Jadé Fadojutimi, 7; Joel Mesler, 6; Stephen Wong Chun Hei, 5; Sholto Blissett, 5 y Thierry Noir, 5.
El informe también destaca que los coleccionistas más jóvenes acuden al mercado para comprar obras de artistas de su generación, gesto que provoca una inyección de aire fresco muy necesaria en el mercado del arte. Según la Encuesta de Coleccionismo Global de Art Basel y UBS de 2024, las personas con un alto patrimonio neto gastaron el 55 % de su dinero en arte en adquirir obras de artistas nuevos y emergentes.
Según Robert Read, Jefe de Arte y Clientes Privados de Hiscox UK: “Por ahora, el mercado del arte nuevo está dominado por coleccionistas, no por especuladores, por lo que las ventas de obras por menos de 50.000 dólares están en niveles récord. A nadie le gusta contemplar una pared vacía. Es natural querer poseer cosas bonitas, y por una cantidad relativamente pequeña de dinero, los nuevos coleccionistas de entre 30 y 40 años pueden comprar algo de un artista emergente de su generación, cuya obra podrán coleccionar durante años.”
Pero, más allá del reconocimiento etario, llama la atención la profusión de obras en venta, especie de saturación que hace evidente la competencia. Más allá de lo atractivo que resulta para el medio, el sector de arte nuevo también sufre un traspaso de artistas desde otras áreas. El efecto de la digitalización y el avance de la inteligencia artificial empujan a fotógrafos, dibujantes, incluso escultores, hacia el ámbito de la pintura húmeda. No es un cambio de rumbo, sino la búsqueda de un medio de expresión que permita la construcción y supervivencia de propia obra.
Esta migración también remite a un proceso de urgencia, de inmediatez, que empapa a las nuevas generaciones donde lo digital es contenido y este, la mayoría de las veces, no es arte, o lo imita sin poca perduración como tal. Por caso: los NFT. Imágenes digitales que se asociaron con códigos de identidad similares a los de las monedas virtuales, privilegiando lo único por sobre su contenido o representación.

Es decir, ante tanta obra nueva, los canales de validación tradicionales se ven saturados, o superados, incluyendo a la crítica como tal. Así vale citar la nota publicada a principios de este mes por el crítico británico Eddy Frankel en Art Review: ¿El dolor, el trauma y la política han silenciado la crítica de arte? En ella resalta que a raíz de “un enfoque identitario del arte y la creación de exposiciones se ha otorgado a la historia del artista más poder, peso e importancia que a cualquier otro aspecto de la obra en sí.”
“Cada vez más, se alaba el valor político de las obras por encima de su valor estético, principalmente porque quienes se sitúan a la izquierda del espectro político ven el arte como una forma de alinearse con un conjunto de ideales: no se puede ser racista si se cree que un artista figurativo negro es el mejor pintor de su generación…”
“Pero no se trata solo de política: se trata de dolor; se trata de galeristas, comisarios y artistas que se aprovechan de la tragedia. La industria editorial no está mejor, donde un vistazo rápido a los bestsellers actuales podría sugerir que la única manera de conseguir que te publiquen es traicionar la marginación de tu herencia, tu familia o de ti mismo.”
“Esto crea lo que yo llamo la tiranía del contexto. Hemos introducido una especie de moralismo figurativo, donde estar de acuerdo con la política de una obra de arte y empatizar con las circunstancias del artista es bueno, mientras que cuestionar o incluso simplemente ignorar este contexto personal es malo. No es una forma significativa de interactuar con el arte; es una forma egocéntrica, autocomplaciente y autodefensiva de usar el arte para decirle al mundo que no eres una mala persona.”
Y sintetiza el riesgo de este avance paralelo de la corrección política, de la que el mercado parece tomar conciencia dando a la espalda a la sobreoferta que expresan las estadísticas: “de todas las amenazas percibidas para la existencia de la crítica de arte, en la era de la IA basura, los magnates multimillonarios de los medios tecnológicos y la muerte de la impresión, esta es una de las más reales. Si no podemos expresar puntos de vista genuinos y subjetivos sobre la calidad de una obra de arte sin que nos tachen de intolerantes, les estamos diciendo a los artistas que vender su trauma es más valioso que la obra en sí.”
Este fenómeno -donde se mezclan tecnología, avidez de ganancias y falta de escrúpulos, más una ansiedad dominante por lo inmediato- conjetura el trabajo individual y la búsqueda de un estilo, incluso su propio tiempo de maduración experimental, entonces, ¿cómo el nuevo público puede evaluar una preferencia estética? Nuestra civilización de la imagen ingresa a un laberinto de espejos que, sin dudas, puede cegarla.


















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