El Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, MUNTREF, cumplió 20 años. Lo celebra mostrando en dos partes una selección de su Colección. En la sede Caseros del Museo, “Mirar, ver, imaginar” presenta microrrelatos: ciudad, actores de la historia, universos imaginarios. En Muntref Centro de Arte Contemporáneo, “Presente continuo” aparece como una síntesis de los límites existenciales. Despliega entre otras obras, el proyecto sonoro “Misterios” de Christian Boltanski, Vistas y sonidos sugieren interrogantes. El artista francés emplazó dispositivos sonoros en Bahía Bustamante (Chubut) -playa frecuentada por ballenas y donde se hallaron restos de una ballena minke- en la esperanza de establecer un diálogo con esos mamíferos.
Preexistencias
A 20 de la muerte de Víctor Grippo (Argentina, 1936-2002), la muestra “Preexistencias” (Centro de Arte Contemporáneo) celebra su trabajo y alumbra matices poco difundidos del artista. Proyectado en una pared de Muntref Museo de la Inmigración, en la galería que separa a los dos museos, un video de Grippo -“conservo el hecho de ser hijo de inmigrantes”- conecta su exhibición con “Del mediterráneo oriental al Plata: cristianos, judíos y musulmanes”; ambas exposiciones tienen el foco puesto en las “preexistencias”.
Reconocido, entre otras cosas, por sus poéticos trabajos efímeros de aparente simplicidad -alimentos en transformación y materiales de la vida cotidiana-, el artista primero se interesa en la alquimia. Estudia química y luego se forma como pintor y grabador, pero se consagra a la escultura, como en “Anónimos”, 1998-2001, piezas de yeso en pedestales con cúpulas transparentes.
Surgida de una propuesta de Paulina Vera, hija del artista, y con curaduría de Diana Wechsler y Florencia Battiti, “Preexistencias” reproduce parte del taller del artista y revela -a través de escritos, fotos, tempranas pinturas y otros documentos- aristas de su pensamiento que vincula sutiles expresiones artísticas con procesos políticos, históricos y culturales.
Liberados de sus funciones, porotos, papas, mesas, utensilios, herramientas, se transmutan en otra cosa. La papa es uno de sus elementos orgánicos preferidos y fue utilizada una y otra vez como metáfora, fuente de energía y reflexión; aquí “Naturalizar el hombre, humanizar la naturaleza. Energía vegetal”, 1991/2022. Con el correr de los días, el visitante hallará modificaciones incluso en la instalación “Vida, muerte, resurrección”, 1980/2022: los porotos germinan y rompen las figuras geométricas de plomo que los contienen. Carencias y exclusión en “La comida del artista” (Puerta amplia, mesa estrecha), 1991, con siete platos con comida incomible y sólo cinco taburetes.
En el jardín, la obra “Construcción de un horno popular para hacer pan”, 1972, reproduce el horno de barro exhibido sólo un día en Plaza Roberto Arlt; fue censurado y destruido entonces. Evocaba “el ritual comunitario de la alimentación”, reflexionaba en torno a las condiciones sociales y espirituales del ser humano.
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