Friday 26 de April, 2024

DANZA | 06-01-2020 11:57

El lago de los cisnes: volando alto

La versión de Mario Galizzi es la tradicional y reconocible coreografía de Marius Petipa y Lev Ivanov, con algunas diferencias notorias, en aras de acortar tiempos.

Un buen clásico a fin de año es infalible para convocar público, de allí las diez funciones de “El lago de los cisnes” que cierran la temporada del Ballet Estable del Teatro Colón. La versión de Mario Galizzi es la tradicional y reconocible coreografía de Marius Petipa y Lev Ivanov, con algunas diferencias notorias, en aras de acortar tiempos: no está el célebre vals ni el personaje de Benno –amigo del príncipe– en el primer acto; en el tercero, las princesas no tienen variaciones individuales; y el primer acto va unido al segundo y el tercero al cuarto.

En la primera función, fue excelente la labor de los solistas. En el caso de Juan Pablo Ledo, además de su solvencia técnica y como partenaire, fue notable su desempeño actoral como el Príncipe Sigfrido. Es un artista que ha madurado, algo esencial para asumir legítimamente los protagónicos de los clásicos.

Por su parte Federico Fernández fue una revelación en un papel alejado precisamente de los príncipes que tan bien le quedan. Mucho tiene para bailar el hechicero Von Rothbart en este “Lago”, y Fernández sacó el mejor provecho de la confluencia de técnica y drama. Una muy buena elección de este intérprete completo.

El doble rol de Odette / Odile implica un fuerte desafío para cualquier bailarina: impone un cambio de máscara desde la actuación, unido a una gran exigencia y dominio del estilo académico. Macarena Giménez evidenció un profundo estudio de ambos roles, que dio como resultado una excelente asimilación del carácter dulce y doliente de Odette, contrapuesto a la malignidad de Odile. Brazos alados, pas de bourrés flotantes, poesía en torso y rostro, fueron elementos presentes en la danza de la bailarina, que inicia con acierto su camino en este ballet.

En otros papeles destacamos la actuación de Natalia Saraceno, imponente como la Reina Madre; y Emilia Peredo Aguirre, Stephanie Kessel, Magdalena Cortés y Natalia Pelayo, precisas en el pas de quatre del segundo acto. El bufón de Yosmer Mejía no tuvo toda la soltura y simpatía que se espera del personaje.

Queda la esperanza de ver alguna vez al cuerpo de ballet evolucionar hasta llegar a la altura de los grandes elencos del mundo. Mientras tanto, seguirán las imprecisiones en la colocación de brazos y cabezas, en la alineación de las filas, y en otros detalles no menores en un ballet como este.

Celebramos el debut como director de ballet de Ezequiel Silberstein, quien supo conducir con acierto y solvencia a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. 

Calificación: ★★★★

El lago de los cisnes. Coreografía: Mario Galizzi. Música: P.I.Chaicovski. Primeros bailarines, solistas y cuerpo de baile del Ballet Estable del Teatro Colón. Dir.: Paloma Herrera. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Dir.: Ezequiel Silberstein. Teatro Colón.

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Patricia Casañas

Patricia Casañas

Periodista crítica de danza.

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