Friday 26 de April, 2024

DANZA | 03-05-2023 14:33

El lago de los cisnes

Coreografía: Mario Galizzi, basada en los originales de Maruis Petipa y Lev Ivanov.Música: Piotr I. Chaikovski. Bailarines invitados: Marianela Nuñez (Royal Ballet, Londres) y Kimin Kim (Ballet del Teatro Mariinski de San Petersburgo). Ballet Estable del Teatro Colón. Director: Mario Galizzi. Orquesta Estable del Teatro Colón. Director: Carlos Calleja. En el Teatro Colón, el sábado 22 de abril.

★★★★★ Hacía mucho tiempo que no se vivía una fiesta de la danza como la de esta novena función de “El lago de los cisnes” en el Teatro Colón. Varios ingredientes se conjugaron para lograr una función espléndida desde el punto de vista artístico. En primer lugar, el regreso de la argentina Marianela Nuñez –hoy estrella del Royal Ballet de Londres- debutando en el Colón uno de sus papeles emblemáticos, era un acontecimiento esperadísimo. La presentación del coreano Kimin Kim, desconocido hasta hoy para muchos que seguramente ya adhirieron a su club de fans, sumó otro punto a la velada. Y la estupenda actuación del Ballet Estable, con sus excelentes solistas y su afiatado cuerpo de baile, terminó de redondear una noche que nadie quería terminar.

No es exagerado decir que Marianela ya tiene bien ganado un lugar en el estrellato de la danza. Hablar de la perfección de su técnica es una redundancia: están a la vista sus equilibrios pasmosos, su ‘legato’, sus brazos interminables, su dominio de la velocidad que le permite girar en ‘cámara lenta’ haciendo alarde de su línea sin fisuras. En cada interpretación, la bailarina pone todo ese bagaje al servicio de sus personajes, y sin duda el de Odette-Odile es uno de sus más logrados. Al dolor y delicadeza del cisne blanco, Nuñez opuso seducción y malignidad en Odile, compartidas en sugerentes miradas a los espectadores. Estamos frente a una artista con todas las letras, actriz consumada, cuyo brillante desempeño fue premiado con ovaciones que obligaron a varios ‘curtain calls’.

La actuación de Kimin Kim reveló a un intérprete de primer nivel. De principesco físico, compuso a un Sigfrido expresivo, enamorado, apasionado, perplejo ante el engaño, desesperado en el desenlace. Sus saltos, de sorprendente altura, trasuntan perfección, como también sus giros y pequeños ‘batidos’, y su excelente labor como ‘partenaire’ de Marianela.

Es evidente el concienzudo trabajo llevado a cabo por Mario Galizzi y su equipo de maestros que llevó al cuerpo de baile femenino a una actuación sobresaliente. Se vio una uniformidad pocas veces lograda de brazos, torsos, cabezas, filas y pasos en los cisnes; así como un desempeño comprometido y enfático en las danzas de carácter del tercer acto. Descolló Jiva Velázquez como el Bufón, un papel hecho a la medida de su virtuosismo y simpatía, y Luciana Barrirero, Natalia Pelayo, Stephanie Kessel y Luisina Rodríguez brindaron un meticuloso ‘pas de quatre’ en el segundo acto.

Celebramos el regreso de Carlos Calleja al Teatro Colón, un experto del que nunca debió prescindirse, al frente de la Orquesta Estable. La difícil partitura de Chaikovski tuvo en las manos de Freddy Varela Montero un buen traductor en los solos de violín, y del mismo modo a María Agustina Guidolín, trompetista en la Danza napolitana.

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Patricia Casañas

Patricia Casañas

Periodista crítica de danza.

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