La cuarentena tiene algunas cosas buenas. Una de ellas es la posibilidad de acceder a material inédito y valioso proveniente de la historia de legendarias compañías como el American Ballet Theatre y su colega, el New York City Ballet.
Comencemos por el NYCB, que ofrece ‘delicatessen’ on line de su repertorio actual y del legado de George Balanchine, su fundador. Se pueden ver una velada con “Liturgias” y Carousel”, dos excelentes coreografías de Christopher Wheeldon, un contemporáneo que no les teme a las zapatillas de punta; “Donizetti variations”, una deliciosa coreografía de Balanchine en el más puro estilo neoclásico, y un programa dedicado a los coreógrafos del siglo XXI Justin Peck, Alexei Ratmansky, Mauro Bigonzetti, Pam Tanowitz, Gianna Reisen y Kyle Abraham.
“Alone But Together” es el nuevo slogan del ABT, la compañía fundada por Lucía Chase y Rick Pleasant en 1940, que tuvo en sus heterogéneas filas a artistas como Alicia Alonso y Anton Dolin. Sus ochenta años coinciden con los cuarenta del estreno de “La bayadera” y los veinte del ingreso al elenco del argentino Herman Cornejo. Buenísimas excusas todas para compartir entrevistas, clases, lecturas y nuevos ballets que los bailarines grabaron desde sus propias casas y luego fueron compaginados. “Together Tonight” es un encuentro virtual que comienza con el recuerdo de las primeras funciones del ABT, con coreografías de Nijinska, Fokin, De Mille, seis estrenos mundiales y cinco americanos. Junto a las figuras actuales, se dan cita muchas de las grandes estrellas que transitaron sus temporadas: Susan Jaffe, Cynthia Harvey, Julio Bocca, Alessandra Ferri, entre otros. Hay ausencias notorias: Mijail Barishnikov (dirigió la compañía entre 1980 y 1989), Paloma Herrera y Ángel Corella, por ejemplo.
La web del ABT se convierte en una verdadera caja de sorpresas: cómo se hizo el vestuario de “La bayadera”, una excelente clase inspirada en ese ballet por Susan Jaffe, Cynthia Harvey contando su debut en el estreno, y la célebre Natalia Makarova contando cómo la montó para la compañía, en 1980. Y un cierre imperdible: podemos ver a la propia Makarova en el protagónico junto a Anthony Dowell como Solor. Un lujo que echa un soplo de aire fresco al confinamiento.
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