***** Hay una falsa idea de que esta película es sobre el psicoanálisis. En realidad es un film de aventuras donde una psicóloga (la Bergman) enamorada de un tipo que puede o no ser un asesino y que tiene violentos accesos cuando ve rayas negras sobre fondo blanco (Peck) tienen que escapar por los EE.UU. Toda una fantasía que une el romanticismo y el suspenso tremendo con un humor genial y oscurísimo. Más la gran, única colaboración de Hitchcock (maestro en mostrar pesadillas) con Salvador Dalí (genio de lo onírico) en una secuencia “de sueño” que, de paso y jugando al Freud de bolsillo, es la manera de comprender la clave del crimen. Divertidísima de principio a fin y con un final que es pura invención cinematográfica (la mano; la cámara; la vista). Hitchcock no defrauda jamás, incluso si vio sus películas mil veces.
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