★★★1/2 Es bastante difícil para quien ha leído todo lo que Tolkien escribió (y visto todo lo que se adaptó, hasta El retorno del rey animada y musical, existe, sí) tomar distancia respecto de los textos. Pero es mucho más difícil cumplir la tarea de hablar de algo parcial, de la cuarta parte de un todo. Sin embargo, hay que hacerlo: esta “precuela” de El Señor de los Anillos, basada sobre todo en los apéndices de ese libro (y cosas sueltas de El Silmarillion y los Cuentos Inconclusos) tiene una ambición enorme y, en lo visual, es impactante. Está todo lo que se supone que debe estar en “un Tolkien” más lo que se supone que debe ser de acuerdo con los nuevos reglamentos de la corrección política. Entretiene, pero es notable el esfuerzo por crear la versión elefantiásica y moralmente depurada de Game of Thrones, con lo cual el dragón (o el Balrog) literario finalmente se termina mordiendo su fantástica cola audiovisual.
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