★★ ¿Cuál sería el problema de narrar un cuento de una adolescente cuyo “amor de la vida” se muere y parece enviarle señales desde el más allá? El mismo problema de contar la historia de un arqueólogo en busca del Arca de la Alianza o de un caballero que juega con la Muerte al ajedrez en la Edad Media: ninguno. La única condición es contarlo bien y que el espectador pueda creerlo. Esta especie de Ghost para centennials tiene el problema de que su look, su narración y sus golpes bajos están realizados sin gracia, apelando solamente a lo lindos que son o pueden considerarse los protagonistas. El gran problema consiste pues en la estandarización a ultranza y en lo poco interesante que resulta todo no a partir del relato sino -peor- de su realización. El problema, aclaremos, va mucho más allá de la nacionalidad del film.
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