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ECONOMíA | 07-01-2018 00:52

Dujovne estrena casa en Punta y gana influencia en el Gobierno

Nueva propiedad del ministro en José Ignacio, valuada en más de US$1 millón. Ascenso de la mano de Peña.

Distendido y relajado, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, disfruta de sus vacaciones junto a su familia en la nueva y llamativa casa que construyó en José Ignacio, la exclusiva zona vecina a Punta del Este. En los últimos meses, el economista logró ganarse la confianza de la trilogía que decide el destino económico de la Argentina, la misma que es calificada por el presidente Mauricio Macri como sus “ojos e inteligencia”, conformada por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y sus segundos, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana (quienes, según fuentes del Gobierno, “escuchan muy poco”). Esa confianza lo llevó a interrumpir su descanso y volar a Buenos Aires luego de Navidad para ser él quien, el jueves 28 de diciembre, anunciara en conferencia de prensa la postergación del objetivo de tener una inflación de un dígito en el 2020.

Dujovne volvió a Uruguay el sábado 30 en un vuelo de Aerolíneas Argentinas que compartió con Peña y el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo. Desde entonces, el economista que llegó al gabinete como el más resistido y terminó siendo uno de los pocos escuchados del riñón del Presidente se pasea tranquilamente y disfruta en familia de la ciudad balnearia más VIP y costosa del Uruguay.

Hogar, dulce hogar. Dujovne, como cada año, llegó a Punta del Este para pasar las fiestas en familia, pero este año tenía una motivación especial. En José Ignacio lo esperaba su nueva casa de dos plantas, hecha íntegramente de madera y con los rincones curvos, construida durante el invierno pasado por el arquitecto argentino Martín Gómez, creador de las mejores casas de Punta del Este. ¿El valor? Más de un millón de dólares.

La imponente construcción está ubicada en un lugar más que estratégico: a sólo tres cuadras de La Huella, el parador más top. Sus paredes de madera recién lustrada, levantadas sobre una base de hormigón, hacen que se destaque por sobre el resto de las construcciones clásicas que la rodean. No hay persona que no levante la mirada y haga algún comentario positivo al pasar por el frente del nuevo hogar de la familia Dujovne.

NOTICIAS lo interceptó el 1° de enero en la puerta de su casa, pero –como el resto de los funcionarios argentinos– se negó a hacer declaraciones. “Disculpen, pero estoy de vacaciones ahora y no voy a dar notas”, se excusó el ministro. Horas más tarde, bajó a la playa con su hijo y algunos amigos y se quedaron hasta la puesta del sol.

Ya no se esconde de la prensa como lo hacía el verano pasado. Cualquiera puede cruzárselo en la playa jugando a la paleta con su hijo, leyendo o, incluso, saliendo a correr con su mujer. Se mueve con tranquilidad porque su rostro no es tan conocido entre los argentinos que vacacionan el Uruguay. Por ahora.

Escalando. Dujovne llegó a su cargo como un ministro pequeño, ya que Macri nunca quiso tener un superministro a cargo de la economía. Había puesto a Alfonso Prat-Gay a cargo de Hacienda y Finanzas y, tras la salida del ex JP Morgan, dividió la cartera en Hacienda, que le quedó a Dujovne, y Finanzas, que la puso en manos de su amigo Luis Caputo.

A diferencia de Prat-Gay, que pretendió agrandarse y terminó saliendo del gabinete, Dujovne se dedicó a construir de a poco su espacio. Y si bien aún es uno más de los veinte ministros, también es más que varios de ellos.

En lugar de seguir con sus bravuconadas en Twitter o su alto perfil en los medios, como ministro apostó a un perfil relativamente bajo. Incluso lo fue bajando más, ya que al principio intentó ser el comunicador de la economía y terminó anunciando cifras falsas de creación de empleo. Tras ese fallido, se llamó a silencio y con el tiempo los datos le empezaron a dar la razón. Además, ayudado por el blanqueo de capitales que diseñó Prat-Gay y por el rebote económico, sobrecumplirá las metas fiscales del 2017.

En septiembre, al presentar el Presupuesto 2018, marcó diferencias con el presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, lo que originó un enfrentamiento entre ambos. En ese momento, Dujovne ya hablaba de una inflación del 16 por ciento, frente a la meta del 8 al 12 que planteaba el BCRA. Pero en ese cruce, el titular de Hacienda no se cortó solo: siempre funciona al servicio de la trilogía Peña-Lopetegui-Quintana. A principios de diciembre Dujovne dijo públicamente que los salarios debían aumentar el 16 por ciento y Sturzenegger le respondió, también en público, que le parecía una pauta salarial alta (6 puntos por encima de su 10% de promedio). Sin embargo, a los pocos días Dujovne anunció en conferencia, con el desautorizado titular del BCRA al lado, que la nueva meta era del 15%. Eso, en realidad, no era una victoria solamente suya sino también de un ausente en esa conferencia: el vicejefe de Gabinete Quintana.

En el primer año de gobierno de Macri, los economistas de más peso en el elenco oficial eran Sturzenegger y Prat-Gay. Según fuentes del Gobierno, este último “se fue por hacerse el más poderoso y no trabajar en equipo”. Así, el titular del BCRA quedó como el más influyente hasta fines del 2017, cuando perdió peso. Y no fue Dujovne quien lo derrotó. Quizás el “ministró pequeño” gane un poco de poder, pero el verdadero victorioso es el trío de Peña, Lopetegui y Quintana. Habrá que ver hasta dónde dejarán crecer al economista que, por ahora, descansa con su familia en la costa uruguaya.

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Pablo Berisso

Pablo Berisso

Redactor especial.

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