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ECONOMíA | 16-10-2020 09:25

Coloquio de IDEA: desconfiado cortejo entre Fernández y los empresarios

Por primera vez en 21 años, un presidente peronista fue al evento. El Presidente busca recuperar la confianza de unos hombres de negocios que se habían ilusionado con Macri.

Alberto Fernández se reunió el pasado 3 de junio en la Quinta de Olivos con poderosos empresarios y les prometió: “No estamos acá para hacer locuras”. Intentaba despejar temores de que el Estado se iba a quedar con acciones de las compañías que recibían la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), como sugería la diputada kirchnerista Fernanda Vallejos. Los hombres de negocios se retiraron de ese encuentro entusiasmados. Algunos de ellos llamaron a sus amigos para contagiarlos. Pero cinco días después Fernández anunció la estatización de Vicentin, cuyos manejos financieros fueron denunciados no solo por el Banco Nación sino también ahora por los acreedores internacionales de esa aceitera. Entonces aquellos empresarios perdieron la ilusión y comenzó un círculo vicioso de desconfianza. Más allá de los motivos que impulsaban la expropiación, luego abortada, los dueños del capital, que antes habían apostado en vano por Mauricio Macri, observaron que aquel no era el camino para solucionar la crisis de Vicentin y se quedaron con la contradicción del jefe de Estado entre la promesa y los hechos.

Esa pérdida de credibilidad es la que Fernández busca revertir desde que hace pocas semanas se agravó la tensión cambiaria. Y en ese contexto decidió aceptar la invitación para abrir el 56º coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) este 14 de octubre en versión virtual. Es la primera vez que un presidente peronista va al coloquio desde 1999, cuando estuvo Carlos Menem. Ni Eduardo Duhalde ni Néstor y Cristina Kirchner fueron entre 2002 y 2015. Por eso la presencia de Fernández fue destacada como un gesto importante por parte de los empresarios organizadores del evento. 

El Presidente comenzó su discurso con una crítica a aquel gobierno de Macri que esos hombres de negocios habían defendido. Recordó el endeudamiento en los mercados, el préstamo récord que le pidió al FMI, la fuga de capitales que consintió, el cierre de empresas, la precarización laboral y la caída del consumo. “La verdad es que arrancó poco alineado con el espíritu del coloquio: empezó por ampliar la grieta”, comentó uno de los empresarios de IDEA. “El primer tramo fue un poco decepcionante y después repuntó y terminó un poquito mejor”, comentó a partir de los chats que cruzó con otros colegas. 

Más allá de asegurar de que no habrá la devaluación que determinados sectores de la economía reclaman o ansían, o de negar un corralito, Fernández adscribió varias veces al “capitalismo” como medio para el “desarrollo social” siempre y cuando mantenga un “componente solidario”. Ante una IDEA que había criticado la reforma judicial, el Presidente sostuvo que no buscaba la impunidad de “nadie”. Frente a las manifestaciones opositoras en la casa de la vicepresidenta o en la Quinta de Olivos, opinó que “ese país que pone en una vereda a los empresarios y en otra a los trabajadores no funciona más” y pidió estar todos en una misma acera.

Fernández destacó todos los sectores con potencial económico, defendió el DNU de las telecomunicaciones, prometió que su reglamentación no desalentará las inversiones y deslizó que el marco anterior había favorecido a algunos pocos, en implícita alusión al Grupo Clarín. “Cuando a ustedes les digan que este gobierno es antiempresario, piensen en los ATP. Cuando a ustedes les digan que a este gobierno no le importar crecer, piensen cómo sostuvimos la paz social. Cuando a ustedes les digan que este gobierno no piensa en las relaciones internacionales, piensen en nuestras relaciones con Europa y la presencia en foros internacionales”, enumeró el Presidente en alusión a apoyo al informe de la ONU sobre los derechos humanos en Venezuela. La autora de ese reporte, Michelle Bachelet, fue una de las expositoras en el coloquio.

Antes de que hablara Fernández, se pronunció el presidente del encuentro de IDEA y gerente general de IBM, Roberto Alexander: “Todos sabemos que se puede estar incluso peor”. El jefe de Estado lo contradijo: “Lo único bueno entre tanta tragedia es que tocamos el fondo del pozo. A nosotros solo nos queda mejorar. Tenemos la oportunidad de levantarnos otra vez, respetando los derechos de los que menos tienen y ayudando a los que invierten y producen”. 

Alexander hizo referencia a una preocupación de los empresarios: que sus hijos emigren. Pidió un país con una “Justicia independiente, competitividad e integración social” y coincidió en la necesidad de buscar consensos con el Gobierno, los sindicatos y el “tercer sector”. Admitió que la sociedad desconfía de los hombres de negocios y que ellos también deberán ceder a la hora de los acuerdos que pregonan. En el inicio del coloquio destacaron su campaña de distribución de alimentos Seamos Uno, que condujo Gastón Remy, aunque se evitaron menciones explícitas al aporte extraordinario que impulsa el oficialismo a los argentinos más ricos. El dilema entre crecer o repartir continúa vigente, pero ni la teoría del derrame ha funcionado ni la torta argentina es tan grande como lo demuestra su PBI per cápita (Argentina está 69º en el mundo).

“Del discurso del Presidente en IDEA rescato su federalismo y que impulse la construcción”, opinó el empresario papelero José Urtubey, uno de los asistentes al coloquio virtual. “De todos modos, hay que tener en cuenta que el principal desafío es el equilibrio de las variables macroeconómicas, sobre todo la política cambiaria”, se refirió Urtubey un tema al que abordaría en el cierre del evento, el 16 de octubre, el ministro de Economía, Martín Guzmán.

“El clima de negocios es espantoso”, advirtió otro empresario del sector servicios que prefirió el anonimato. “No recuerdo un clima con tanta decepción, de bajar los brazos, de abandono, de tirar la toalla. Y los más frustrados son los mejores, los de inversiones genuinas, porque el que hace negocios con el Gobierno siempre busca oportunidades en río revuelto”, añadió con pesimismo. Sin embargo, sorprendió al confiar en que es Fernández quien puede “tomar las riendas de cambios profundos y creativos ahora que la sangre llegó al río”.

Otro colega del sector primario comentaba que él sigue invirtiendo en negocios que no implican contratos con el Estado porque ve oportunidades de largo plazo en la Argentina. También comentaba su deseo de vivir en el país, sin cambiar de residencia fiscal, como hizo medio millar de compatriotas en lo que va del año, la mitad de ellos con destino a Uruguay. “No creo que nadie quiera que Alberto no termine su mandato –se refirió a especulaciones cada vez más resonantes–. Puede que exista algún sector interesado en la devaluación, pero otros no. Estamos bien con el tipo de cambio actual. Lo que necesitamos es terminar con la brecha cambiaria”.

“Hay sectores a los que les es más favorable la devaluación y a otros no, pero esa es una variable y acá necesitamos cuatro o cinco políticas que hagan más previsible el país para crecer y exportar”, pidió el gerente general de la azucarera Ledesma, Javier Goñi, uno de los integrantes del comité organizador del coloquio junto a Rosario Altgelt (jefa de Latam, que este año dejó los vuelos domésticos, con el consiguiente impacto en el empleo), Mariano Bosch (CEO de Adecoagro), Paula Altavilla (directora de Whirlpool), Eduardo Bastitta (CEO de Plaza Logística), Silvia Bulla (presidenta de Dupont), Roberto Murchison (líder de IDEA), Damián Scokin (CEO de Despegar) y Remy, entre otros. “Debe haber señales claras de hacia dónde vamos. Vicentin fue una señal complicada”, prosiguió Goñi. “Hace años que no generamos empleos de calidad”, advirtió. Y en eso la responsabilidad es compartida.

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Alejandro Rebossio

Alejandro Rebossio

Editor de Economía y columnista económico de Radio Perfil.

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