El gobierno dispuso avanzar en una reducción parcial y transitoria de los Derechos de Exportación sobre los principales cultivos. En un contexto de baja de los precios internacionales, condiciones climáticas adversas y atraso en el tipo de cambio se demostró sensibilidad para reaccionar frente a los problemas del agro. Lo preocupante es que la medida es apenas un paliativo para los productores, pero demanda un gran esfuerzo para la Nación a fin de preservar el equilibrio fiscal.
La estrategia de reducción parcial y transitoria de los Derechos de Exportación va en sintonía con la idea del gobierno de ir reduciendo gradualmente los impuestos distorsivos a medida que baje el gasto público y crezca el PBI. Las dificultades que genera este intento de reducir apenas una porción de los Derechos de Exportación –sólo uno de los principales impuestos distorsivos– motiva serias dudas en torno a la posibilidad de avanzar hacia una baja más generalizada de todos los impuestos distorsivos.
Un punto de partida básico para dimensionar los desafíos de eliminar los impuestos distorsivos es cuantificar su recaudación. Considerando sólo los impuestos distorsivos más importantes, según datos del Ministerio de Economía referidos al 2024, se observa que:
- Los Derechos de Exportación aportaron el equivalente al 1,0% del PBI.
- El impuesto al Cheque recaudó 1,6% del PBI.
- Ingresos Brutos y Sellos se estima que generaron 4,4% del PBI.
Estos datos muestran que la reducción parcial de los Derechos de Exportación es un paso necesario pero ínfimo frente al desafío de eliminar todos los impuestos distorsivos. Si esta pequeña baja de los Derechos de Exportación resulta muy desafiante para el sector público nacional, mucho más resultará eliminarlos completamente y eliminar también el impuesto al Cheque. Más difícil aún será hacer que, con un enfoque gradualista, las provincias también vayan eliminando Ingresos Brutos y Sellos.
El caso de la baja de los Derechos de Exportación ejemplifica que una estrategia de reforma integral es más conducente. La reducción de los Derechos de Exportación automáticamente lleva a que los productores agropecuarios paguen más Ganancias, IVA, Ingresos Brutos y Sellos. Proceso que se intensificará a medida que aumente la producción gracias a los mejores incentivos para invertir. El resultado es una situación paradójica: mientras que el 100% de la pérdida de recaudación por la baja en los Derechos de Exportación es soportado por la Nación, la mayor parte del aumento de la recaudación en los otros impuestos que genera esta baja lo reciben las provincias. Las provincias reciben el aumento en la recaudación de impuestos coparticipables (Ganancias e IVA) y de los impuestos provinciales (Ingresos Brutos y Sellos). Esta contradicción, propia del gradualismo, hace que la baja de impuestos vaya a un ritmo muy lento.
Una estrategia más integral permitiría avanzar mucho más rápido en la eliminación de impuestos. En el caso concreto de la reducción de los Derechos de Exportación, se debería acordar con las provincias que los aumentos de recaudación que se generen en el sector agropecuario sean 100% destinados a financiar la baja de impuestos. Una alternativa podría ser crear una asignación específica –por una magnitud aproximada al aumento de la recaudación que genere la baja de los Derechos de Exportación– en favor de la Nación. De esta manera, la Nación podría avanzar mucho más rápido en la eliminación de todos los impuestos distorsivos nacionales. En paralelo, los gobiernos provinciales deberían comprometerse a usar los aumentos de recaudación que genere la baja en los Derechos de Exportación para reducir sus propios impuestos distorsivos (Ingreso Brutos y Sellos).
Es muy positivo que varios gobernadores apoyaran enfáticamente la idea de bajar impuestos. Se trata de una oportunidad inédita para impulsar un Acuerdo de Coordinación Fiscal entre la Nación y las Provincias, siendo suficiente una mayoría –no necesariamente todas– las provincias para avanzar en el ordenamiento integral del sistema tributario argentino.
*Jorge Colina es economista y presidente de IDESA
por Jorge Colina
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