El mexicano David Martínez, socio minoritario de los dueños de Grupo Clarín en Telecom, ha presentado al gobierno de Alberto Fernández la propuesta de reestructuración de deuda más benévola con la Argentina y está intentando de convencer a los demás bonistas que se avengan a ella. El tiempo dirá si lo logra. De por sí el diálogo entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y los acreedores continuará abierto, aunque mañana la Argentina caiga en default selectivo, no generalizado, de tres bonos en particular.
"Nosotros tenemos inversiones reales en la Argentina y venimos trabajando y ayudando con los muchos contactos que tenemos en Wall Street para acercar posiciones", cuentan en el entorno del hermético Martínez, que a través de su fondo Fintech tiene bonos argentinos además de acciones en Telecom (la mayoría es de Cablevisión Holding, de las familias Noble Herrera, Magnetto, Arano y Pagliaro) y la energética Genneia, donde es socio de Jorge Brito, del banco Macro. Martínez es dueño en su país de la constructora Ika y la fábrica de vidrio Vitro y en España, del banco Sabadell. Sus inversiones en Venezuela le han traído amenazas de sanciones del gobierno de Donald Trump.
Martínez ha cultivado una buena relación con el kirchnerismo en el gobierno de Cristina Kirchner, cuando llegó a controlar Telecom. Después vendió la mayoría a los accionistas de Clarín en la era Macri. Incluso se había presentado en los tribunales de Nueva York para defender al gobierno K frente a los fondos buitre. Hoy, La Nación publicó que Martínez organizó anteayer una videoconferencia de inversores con Alberto Fernández y Máximo Kirchner, pero en la Casa Rosada lo desmienten: "La negociación corre por exclusiva cuenta de Guzmán".
Fuentes familiarizadas con la negociación en Wall Street cuentan que en realidad el empresario mexicano no intercede ante otros bonistas sino que está buscando un acuerdo porque tiene entre 5 y 10 por ciento de la deuda argentina. Sostienen que ha presentado una propuesta "más constructiva" que otros fondos internacionales. "Pero no busca evitar el default de mañana sino que, al contrario, lo aprovechará para recoger bonos del piso y después entrar en la reestructuración", explican. Según la misma fuente, Fintech rebajó su exigencia de pago al Gobierno de 57 a 53 dólares por cada 100 adeudados, aunque Guzmán solo aceptaría un pacto por 50 o 51. Ya de por sí representaría ceder mucho por parte del ministro, que había abierto el canje a fines de abril ofreciendo 32.
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