Son días complicados para Martín Guzmán. A las peleas y desplantes internos en el Gobierno por las tarifas y los ajustes pedidos para que el Presupuesto 2021 se aleje un poco más de la realidad, se le sumó ayer el fallecimiento de su ídolo máximo: Carlos Timoteo Griguol, maestro de futbolistas y entrenadores, que el economista, como reconocido hincha del Lobo platense, no dudó en señalarlo como su espejo deportivo.
A la inflación proyectada del 29% para todo el año, se la ve cada mes más lejana: las estimaciones de los consultores hablan de entre 3,5% y 4% para abril. C&T Asesores Económicos la estimó en 3,7%, con lo que, a partir de mayo, el IPC debería no más de 1,5% mensual para alcanzar la previsión.
Con la llegada de la senda ola de Covid, la aceleración de los contagios y la extensión de las cuarentenas como respuesta en el universo del “AMBA”, se reflotó el gasto por la emergencia que se había erradicado del Presupuesto porque, argumentaba el ministro, no se podía poner una probabilidad a algo tan incierto. El evento llegó y ahora sí, se reflota la idea del IFE de segunda generación, los Repro y demás auxilios sectoriales que el Gobierno prepara para amortiguar el golpe de la inactividad provocada por los cierres, controles y el ¡Quedate en casa! Como política de Estado.
Cuando todo parecían malas noticias, dos buenas alumbraron el horizonte de Economía, pero el espejismo duró poco. En primer lugar, la cosecha de esta campaña si bien fue afectada por sequías, terminará generando un ingreso extra de entre US$ 8.000 y US$ 10.000 millones por exportaciones y casi US$ 2.000 millones por percepción de más retenciones. Pero pronto apareció la disputa por la Hidrovía (el sistema de mantenimiento del canal del río Paraná por el que se embarcan el grueso de la cosecha argentina) ante el vencimiento del contrato de concesión y las presiones para estatizarlo o para acercar a empresas “expertas en mercados regulados” para gestionarla. El riesgo es que la pelea termine por dejar abandonadas las tareas de dragado permanente con la consecuente o un aumento sustancial del peaje que encarecería aún más el sistema exportador.
La otra buena nueva fue la confirmación de un ingreso extra de unos US$ 4.200 millones de parte del Fondo Monetario Internacional como una forma de ayudar a los países a paliar los efectos de la pandemia. Así, se liberan fondos en la moneda del organismo, Derechos Especiales de Giro (DEG) pero se anuncia que no podrá ser utilizado en cancelación de deudas sino en el destino para el que se otorgó. Sin embargo, Economía veía con buenos ojos sí utilizar parte de ese dinero para cancelar una cuota con el Club de París, acuerdo firmado en 2014 por el entonces titular del Palacio de Hacienda Axel Kicillof, que incluía intereses de hasta el 9% anual. El 28 de este mes hay que pagar una cuota por casi U$ 2.400 millones y allí se aplicaría parte del “regalo” del FMI, para evitar también la ejecución de las cláusulas gatillo, casi redactadas pensando en la frondosa historia defaulteadora de la épica nacional.
Sin embargo, una movida en Senadores llevó a forzar una declaración que, si bien no tiene consecuencias jurídicas inmediatas, explicitan de alguna manera la negativa del eje kirchnerismo duro de tensar aún más la negociación con los organismos internacionales, liderados por el FMI. Justamente con su directora Kristalina Georgieva, casi una amiga de la casa, se encontraría el ministro Guzmán en Roma para un seminario sobre el endeudamiento global y reforzar así, su posición negociadora de cara a la interna oficial.
Lo que pide el bloque de senadores supuestamente oficialista es que el presente del Fondo se aplique en su integridad a fortalecer las medidas de emergencia, casualmente en un año electoral en el que el efecto pandemia podría jugar muy fuerte. Si Economía encuentra cerrado el camino de pagar con los DEG, lo que podría ocurrir, básicamente son dos cosas: o que afecte las reservas para cumplir en tiempo y forma o que intente patear para adelante el pago, cosa que viene haciendo, por ejemplo, la Provincia de Buenos Aires con su deuda externa en un limbo jurídico-financiero desde febrero del año pasado.
Si el Gobierno decide afectar las reservas, habrá que contabilizar bien las que son netas y disponibles. Al 30 de abril, la totalidad de las reservas eran de US$ 40.360 millones, pero incluyen, por ejemplo, los encajes por los depósitos en cajas de ahorro en dólares y otras obligaciones que las llevan a un nivel que los analistas estiman que están entre US$ 3.000 y US$ 4.000 millones.
Parte de las compras que el Banco Central realizó durante todo este año fue para utilizarlas en operaciones de mercado de bonos para estabilizar el dólar libre, que hoy cotiza incluso a un valor más bajo que hace seis meses. Si las reservas de libre disponibilidad bajan, tendrá menos instrumentos para domesticar al termómetro económico por excelencia, el dólar blue.
Quizás por estas horas, Martín Guzmán recuerde a su querido Timoteo en su hora más difícil: cuando le tocó perder en su cancha y en la última fecha para así despedirse del que iba a ser el primer campeonato de la historia del Gimnasia. Esas encrucijadas son las que terminan dejando una marca indeleble. Son partidos chivos no aptos para temerosos. Nadie asegura el éxito, hay que jugar primero.
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