La dinámica se desmadró en diciembre producto del salto cambiario, la liberación de precios regulados y la eliminación de programas de acuerdo de precios. De esta forma, el IPC Nacional se precipitó y quedó en el 25,5% mensual. Para tomar magnitud, este es el segundo registro más alto desde la hiperinflación de 1990. El acumulado en 2023 quedó en el 211,4% interanual. Esto es más que el doble del valor registrado el año anterior (94,8% interanual). Por su parte, consultoras y bancos pronostican que en los próximos tres meses se perpetuará el fogonazo inflacionario. Al sinceramiento del oficial, se le añadirá el ajuste de tarifas de servicios públicos y, si es consistente, un crawling peg al 2% mensual.
Si bien el registro de diciembre casi duplica el de noviembre (+12,8% mensual), el número del último mes del año se ubicó por debajo del 27% mensual que proyectaban en el REM del BCRA. En diciembre, se manifestó el impacto de la devaluación del 13/12, cuando el dólar oficial trepó 118% hasta los $800, se liberaron los precios de los combustibles y los artículos de la canasta de alimentos tuvieron el efecto de la caída de los programas de “precios justos” y de los fideicomisos de aceite y trigo, entre otros. La devaluación se tradujo en una divergencia entre el aumento de los bienes transables, que se acrecentaron un 29,5%, y los servicios, que escalaron un 14,1% respecto al mes anterior. El acumulado en los últimos 12 meses del IPC general experimento en bienes un acumulado del 228,7% y servicios con un 165,5%.
La inflación núcleo, en diciembre, fue de 28,3% mensual. Esto es 2,8 puntos porcentuales por encima del índice general (25,5%). En el acumulado del año, la inflación núcleo fue de 229,4%. Los rubros que más subieron en diciembre fueron “Bienes y servicios varios” (32,7%), “Salud” (32,6%) y Transporte (31,7%). Asimismo, “Educación” (6,2%) y “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles” (13,8%) mostraron las menores variaciones.
La inflación, en el segmento alimentos, para diciembre, fue de 29,7% (4,2 puntos por encima de la inflación general) y esto se explica por la disparada en el precio de la carne (que pondera entre 7% y 13% dependiendo la región geográfica en el IPC-general). El rubro carnes y derivados (GBA) registró un alza de 36,9% mensual en diciembre. En el acumulado de los últimos 12 meses, los alimentos corrieron al 251,3%.
El índice de regulados tuvo ajustes por debajo del índice general. A partir de febrero y marzo, tomarán impulso respecto de los precios estacionales y la inflación núcleo. En el acumulado de 2023, los regulados escalaron un 164,9% interanual y los estacionales un 179%.
En resumen, las proyecciones para enero 2024 dan una inflación en orden del 25%, según el relevamiento de expectativas del BCRA. Las proyecciones vienen ajustando al alza. Y para febrero y marzo, se esperan 18,2% y 15% mensual, respectivamente. De materializarse este escenario, tendríamos 113% de inflación solo en 4 meses y casi 70% en el primer trimestre 2024.
Con claridad, el anclaje de las expectativas radica en el ajuste fiscal y la recesión como eje disciplinando a los precios por el juego de oferta y demanda. Estamos hablando de “anclas reales” y no nominales, lo que conlleva a un mayor plazo para consolidar el proceso de desinflación. Resulta posible que con la cosecha gruesa se pueda avanzar en un programa de estabilización.
*Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA.
por Federico Pablo Vacalebre
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